La dualizaci¨®n sanitaria ya est¨¢ aqu¨ª
La senda iniciada en La Seu d¡¯Urgell lleva a los hospitales a tener una puerta para pacientes ¡°de pago¡± y otra para los ¡°del seguro¡±
La democracia regres¨® a Espa?a con la voluntad de que existiera, al menos en eso, una igualdad de oportunidades en el acceso y la calidad de los servicios sanitarios. Un objetivo que se consigui¨® en gran medida mejorando y extendiendo los centros y servicios p¨²blicos, desarrollando la atenci¨®n primaria e integrando decenas de hospitales privados ¡ªsin ¨¢nimo de lucro en su mayor¨ªa¡ª a las redes de los servicios de salud de las comunidades aut¨®nomas.
Estos centros, jur¨ªdicamente privados pero de utilizaci¨®n p¨²blica, como la XHUP catalana, disfrutan de una estabilidad y seguridad financiera a cambio de dedicar su actividad al servicio de la poblaci¨®n local asignada. Esto les permite mejorar sus instalaciones y servicios, pero tambi¨¦n les lleva a convertirse en centros sustitutorios del sector p¨²blico y actuar a modo de concesiones territoriales (monopolios locales) de los servicios regionales de salud.
Los recortes, con el consiguiente aumento de las listas de espera, introducen la tentaci¨®n de conseguir m¨¢s ingresos cobrando a quien pueda pagar para saltarse esas listas. En un centro p¨²blico de gesti¨®n directa esto ser¨ªa ilegal; en un centro privado de utilizaci¨®n p¨²blica puede ser legal siempre que no vulnere la letra del concierto. Pero, en todo caso, es ¨¦tica y socialmente inaceptable.
Tambi¨¦n es econ¨®micamente abusivo contra el sector p¨²blico, porque los costes fijos del hospital descansan en el contrato de servicio p¨²blico y sobre este apalancamiento es enormemente rentable trabajar a costes marginales mientras se factura a precios medios. El perverso resultado es que los pacientes p¨²blicos hacen una transferencia neta de su bienestar econ¨®mico y de salud a los que pueden pagar.
La senda iniciada en La Seu d¡¯Urgell lleva a los hospitales a tener una puerta para pacientes ¡°de pago¡± y otra para los ¡°del seguro¡±, como en la posguerra. ?Exageraci¨®n? Cuidado, que de este modelo venimos y no hace tanto tiempo: los hospitales de las Diputaciones Provinciales de los a?os cincuenta y sesenta ten¨ªan un est¨¢ndar bajo para los enfermos de la beneficencia y otro alto para los enchufados y pudientes. La elegante entrada que da al noroeste del hospital Cl¨ªnico de San Carlos de Madrid se nombra con frecuencia con el antiguo y castizo nombre de ¡°puerta de privados¡±, recordando su dicot¨®mica historia. Y al otro lado de la plaza, vemos c¨®mo la Cl¨ªnica de la Concepci¨®n ¡ªJano bifronte posmoderno que es a la vez fundaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro e inversi¨®n lucrativa de fondos de capital riesgo internacional¡ª conserva a pleno rendimiento su puerta, consultas y servicios de atenci¨®n privada.
?Queremos de verdad volver a este mundo del que tan laboriosamente hemos conseguido distanciarnos? El Sistema Nacional de la Salud se basa en la alianza entre clases medias y bajas y todo lo que debilite este contrato social es de una enorme irresponsabilidad y atenta contra el inter¨¦s general de la sociedad.
No debemos aceptar esta deriva; las pol¨ªticas que hoy erosionan el servicio p¨²blico de salud nos traer¨¢n una sociedad m¨¢s inequitativa, pero tambi¨¦n m¨¢s injusta, menos eficiente y menos saludable. Esta crisis econ¨®mica no debe llevarse por delante el servicio p¨²blico que m¨¢s cohesi¨®n social aporta a la sociedad espa?ola. No debemos aceptar una sanidad dualizada; no debemos consentir en que haya un sistema sanitario para pobres, que derivar¨ªa r¨¢pidamente en un pobre sistema sanitario.
Jos¨¦ Ram¨®n Repullo es jefe del Departamento de Planificaci¨®n y Econom¨ªa de la Salud, Escuela Nacional de Sanidad.
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