Una ¡®madre coraje¡¯ desvela una red de rapto de chicas para prostituirlas
El empe?o de una mujer lleva a juicio a una mafia en Argentina y muestra una realidad oculta Trimarco investig¨® 10 a?os el secuestro de su hija y se infiltr¨® en los burdeles
Susana Trimarco era una funcionaria en Tucum¨¢n, casada y con dos hijos. Su vida cambi¨® hace casi 10 a?os cuando su hija Mar¨ªa de los ?ngeles Ver¨®n, de 23 a?os y con una ni?a de tres, fue secuestrada en plena calle. Trimarco se encontr¨® con la inoperancia policial a la hora de buscar a Marita, como llamaba a su hija. Se puso a investigar, y descubri¨® el mundo de las redes de trata con fines de explotaci¨®n sexual en Argentina. En su lucha, la madre lleg¨® a disfrazarse de prostituta para averiguar en los burdeles. As¨ª supo que Marita tuvo otro beb¨¦ de uno de sus captores.
Acompa?ada por una monja del colegio de su hija, Trimarco organiz¨® manifestaciones para exigir su reaparici¨®n. El asunto cobr¨® alcance nacional y los medios descubrieron una nueva realidad: las esclavas sexuales en Argentina. El Congreso reaccion¨® sancionando una ley contra la trata en 2007. Hubo un momento en que ampli¨® sus pesquisas a Europa. La embajada espa?ola apoy¨® la b¨²squeda de Trimarco cuando la mujer aport¨® informaciones que avalaban la tesis de que su hija estaba en Espa?a, a donde viaj¨® en su busca en 2009.
Trimarco investig¨® 10 a?os y lleg¨® a hacerse pasar por meretriz
Trimarco cre¨® una fundaci¨®n para rescatar a mujeres de este flagelo. Ya recuper¨® a cerca de dos centenares, pero a¨²n no a su hija. No est¨¢ sola: su marido muri¨®, pero tiene a su nieta, la hija de Marita, de 13 a?os. Esta madre coraje ha atra¨ªdo la atenci¨®n de muchos de sus compatriotas porque es la primera en declarar en el juicio que se est¨¢ celebrando en San Miguel de Tucum¨¢n contra 13 imputados, ocho varones y cinco mujeres, por el secuestro de su hija. ¡°No sabe el sufrimiento que es saber que la violaron, la apu?alaron y la obligaron a tener un hijo¡±, dijo al tribunal. Cree que deber¨ªa haber ¡°muchos m¨¢s¡± acusados, incluidos un expresidente e integrante de la barra brava del club de f¨²tbol local San Mart¨ªn, Rub¨¦n Ale. Se trata del primer juicio contra las redes de trata en Argentina.
Una de las acusadas, Daniela Milhein, admiti¨® ante el tribunal que Ale la inici¨® en la prostituci¨®n a los 16 a?os. Relat¨® aquellos comienzos: ¡°Un d¨ªa ah¨ª es que no termina el d¨ªa, porque se trabaja las 24 horas, as¨ª tengas el periodo o est¨¦s enferma¡±.
M¨¢s de 600 mujeres se encuentran desaparecidas en Argentina y se cree que una buena parte han sido captadas por redes para prostituirlas, seg¨²n Fabiana T¨²?ez, directora general de la asociaci¨®n civil La Casa del Encuentro, que se dedica a la prevenci¨®n de este delito. La mitad de ellas eran menores de edad cuando desaparecieron. Las redes captan a las mujeres mediante secuestros o enga?os. A muchas las env¨ªan a Espa?a, M¨¦xico y Suiza, seg¨²n fuentes policiales. Las buscan seg¨²n la demanda. Por ejemplo, j¨®venes de clase media, y por eso el a?o pasado hubo tres intentos frustrados de secuestros en la Universidad de Buenos Aires.
Las v¨ªctimas ven
complicidades en la polic¨ªa,
la pol¨ªtica y la judicatura
Si la joven desaparece de un d¨ªa para el otro, sin llevarse sus pertenencias, y manda un mensaje de texto a su familia de que est¨¢ bien, que no la busquen y que ha encontrado trabajo en otra ciudad, entonces se sospecha que fue v¨ªctima de una red de trata. La familia la llama al m¨®vil: primero aparece el contestador, pero despu¨¦s deja de funcionar. ¡°Cuando las secuestran, primero las tienen en ablande¡±. Se refiere T¨²?ez a unos 10 o 15 d¨ªas en los que amenazan de muerte a ellas y a su familia, las golpean, las drogan y las violan.
Las mujeres son vendidas a los prost¨ªbulos locales o a una de las tres principales redes de trata del mundo, las de M¨¦xico, Europa del Este o China, por entre 12.000 y 26.000 euros. Despu¨¦s comienzan a ser prostituidas: cada pase, como se denomina al coito, puede costar entre 5 y 175 euros. Tambi¨¦n son usadas para vender droga a sus clientes. Las enga?adas que se resisten a prostituirse son sometidas al ablande o son asesinadas, lo que resulta ejemplar para las dem¨¢s. ¡°Las chicas pueden entrar o salir del prost¨ªbulo, pero no pueden dejar de ir porque tienen deudas con sus due?os¡±, cuenta N¨²?ez. ¡°No las dejan nunca solas y a veces la polic¨ªa forma parte de la red¡±, advierte la experta. Una mujer se hab¨ªa fugado con otras cuatro con la ayuda de un cliente camionero, pero unos polic¨ªas las devolvieron al encierro.
¡°Las familias de las v¨ªctimas hacen sus propias investigaciones y ven la complicidad de las fuerzas de seguridad, la justicia, la pol¨ªtica y los clientes¡±, se?ala T¨²?ez. Cuando Trimarco buscaba a su hija y encontraba alg¨²n dato sobre un prost¨ªbulo en el que pod¨ªa estar su hija, la polic¨ªa riojana lo allanaba siempre horas despu¨¦s de que Ver¨®n fuera trasladada a otro club nocturno, seg¨²n testimonios de mujeres liberadas.
Las esclavas sexuales son alcoholizadas y drogadas para aguantar la tarea. As¨ª es que las que logran fugarse o son liberadas muchas veces deben luchar contra la drogadicci¨®n y en general tardan cinco a?os en recuperarse y rehacer sus vidas. El Ministerio de Justicia argentino afirma que en 2011 unas 1.597 mujeres fueron liberadas tanto de las redes de trata como del proxenetismo (son los casos en que deben tributar a un chulo, pero se supone que son libres), frente a las 569 de 2010. Un 90% de las prostitutas de Argentina son v¨ªctimas de uno u otro delito, seg¨²n T¨²?ez.
La ley de trata no ha acabado con los prost¨ªbulos ni con las redes de tr¨¢fico de mujeres. ¡°Caen los encargados, pero no los due?os, que suelen tener varios, porque, si no, no les cierran los n¨²meros¡±, cuenta T¨²?ez.
Una pista perdida rumbo a Espa?a
Unas mujeres ca¨ªan en la red mediante el secuestro, y otras por enga?os. Los reclutadores pasean por los barrios bajos y les ofrecen a las j¨®venes un empleo como asistenta, ni?era, cuidadora de ancianos, comerciante o copera en un prost¨ªbulo. Tambi¨¦n timan a j¨®venes de Paraguay y Rep¨²blica Dominicana para traerlas a Argentina, ya sea para quedarse aqu¨ª o como escala previa a otro destino. A j¨®venes argentinas de clase media les mienten ofreci¨¦ndoles una carrera de modelo.
¡°El caso de Marita Ver¨®n mostr¨® que mujeres de clase media o media alta tambi¨¦n pod¨ªan caer enga?adas¡±, cuenta T¨²nez, que a?ade que en zonas pobres de Argentina algunas familias venden a sus hijas de 12 o 14 a?os para que supuestamente trabajen en otra provincia, pero desconocen que las van a prostituir.
Primero las llevan a otra ciudad, las alojan en un hostal y unos d¨ªas despu¨¦s las venden. Ellas entonces quieren escapar, pero sus captores aseguran que les deben los gastos del viaje, el alojamiento, la comida y la vestimenta. Siempre les adeudan algo m¨¢s. Adem¨¢s les aplican multas por mal comportamiento.
¡°Nunca pag¨¢s porque te multan todo el tiempo, dicen que hablaste con una do?a, que le faltaste el respeto a un cliente, que miraste mal al don. Te multan y te pegan¡±, testimoni¨® en la investigaci¨®n previa al juicio sobre Marita Ver¨®n otra esclava sexual, Blanca Vides, que planeaba fugarse con ella del burdel en el que eran explotadas en la provincia argentina de La Rioja. Vides logr¨® huir en noviembre de 2003, pero justo a Ver¨®n se la llevaron con rumbo a Espa?a, seg¨²n le cont¨® la cocinera del prost¨ªbulo. La justicia no sabe si efectivamente cruz¨® el Atl¨¢ntico.
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