En busca del ¡®gen de la obesidad¡¯
Cient¨ªficos espa?oles estudian si el sobrepeso y el c¨¢ncer tienen origen com¨²n
![Los investigadores Rub¨¦n Nogueiras (izquierda) y Miguel L¨®pez.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/POHGJ75SEOL5HTZKXIMX4EA27Q.jpg?auth=6c656c7f68dedae78fe3abdbce588e78ab590f006b2f4dad8f7d3d846ce0cb81&width=414)
En los pa¨ªses desarrollados cada vez hay m¨¢s obesidad. La obesidad es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar c¨¢ncer. Estos hechos, combinados, est¨¢n haciendo que no engordar empiece a ser considerado tan importante para prevenir el c¨¢ncer como no fumar, y tambi¨¦n han convertido en un reto acuciante el esclarecer la relaci¨®n entre obesidad y c¨¢ncer. En este contexto emerge una idea revolucionaria, a medida que los investigadores profundizan en las causas de ambas enfermedades: ?Y si la obesidad y el c¨¢ncer tuvieran un origen com¨²n?
Se engorda en el cerebro. Y en concreto en el hipot¨¢lamo, la regi¨®n cerebral donde se regulan las ganas de comer ¡ªv¨ªa las sensaciones de saciedad y hambre¡ª, y el gasto metab¨®lico. Son las entradas y salidas de energ¨ªa en el organismo: la obesidad llega cuando sistem¨¢ticamente las calor¨ªas que entran con la ingesta superan a las que quema el metabolismo. El proceso est¨¢ fin¨ªsimamente regulado sobre todo por ciertas poblaciones de neuronas en el hipot¨¢lamo, que integran la informaci¨®n enviada en forma de hormonas por ¨®rganos perif¨¦ricos como el intestino, el p¨¢ncreas y la propia grasa corporal.
El estudio de todas estas se?ales qu¨ªmicas es un ¨¢rea en auge que en los ¨²ltimos 15 a?os no ha dejado de producir novedades. Una de ellas es precisamente el hallazgo de que la capa de grasa corporal, el tejido adiposo, hace mucho m¨¢s que simplemente a?adir volumen o, como mucho, aislar: ahora se sabe que los michelines son un importante emisor de se?ales qu¨ªmicas al resto del organismo.
Pero por ahora ninguno de los avances logrados ha dado con una cura de la obesidad, un tratamiento farmacol¨®gico que regule la ingesta y el gasto cal¨®rico de forma que el organismo no engorde.
En Santiago buscan el papel del gen P53 en el control metab¨®lico
En ¨²ltima instancia ese es el objetivo ¨²ltimo de los grupos de Rub¨¦n Nogueiras y Miguel L¨®pez, en la Universidad de Santiago de Compostela. Ambos son Cajales ¡ªcon un contrato que no garantiza permanencia¡ª, ambos se doctoraron en Santiago bajo la direcci¨®n de Carlos Di¨¦guez y ambos han obtenido este a?o sendas ayudas del Consejo Europeo de Investigaci¨®n (ERC, en sus siglas en ingl¨¦s), las prestigiosas y competitivas Starting Grant para llevar adelante sus proyectos durante cinco a?os ¡ªm¨¢s tiempo incluso que lo que duran sus contratos¡ª.
El proyecto de Nogueiras se titula ¡°P53 como nuevo mediador del balance energ¨¦tico en el cerebro¡±. Y lo primero que llama la atenci¨®n es que P53 es un gen que lleva d¨¦cadas copando titulares por su papel crucial en el c¨¢ncer, en concreto como protector ante su desarrollo. Pero en los ¨²ltimos a?os se ha descubierto que P53 interviene, adem¨¢s, en el envejecimiento, en diabetes, en enfermedades neurodegenerativas y en otros muchos procesos, entre ellos el metabolismo. Lo que conduce a la obesidad.
Nadie ha dado con un f¨¢rmaco que regule la ingesta y el gasto cal¨®rico
¡°Est¨¢ claro que hay una relaci¨®n entre el c¨¢ncer y la obesidad¡±, explica Nogueiras. ¡°Las personas obesas tienen bastante m¨¢s probabilidad de tener c¨¢ncer, y se sabe muy poco sobre por qu¨¦ ocurre esto. Creemos que P53 puede ayudar a entenderlo¡±.
Lo innovador de su proyecto es que trata de averiguar el papel de P53 en el centro de control de la obesidad en el hipot¨¢lamo. No es un tiro a ciegas. Hace unos a?os se descubri¨® que en las c¨¦lulas del tejido adiposo de los ratones obesos, en concreto en la llamada grasa blanca, P53 no se expresa de forma normal. ¡°Adem¨¢s", explica Nogueiras, ¡°cuando se elimina P53 solo de las c¨¦lulas de grasa blanca la sensibilidad a la insulina cambia¡±. La insulina es una de las hormonas mensajeras que los ¨®rganos perif¨¦ricos ¡ªen este caso el p¨¢ncreas¡ª env¨ªa al cerebro para regular la ingesta; una respuesta an¨®mala de las c¨¦lulas a la insulina se relaciona con diabetes y obesidad.
La pregunta ahora es qu¨¦ pasa con P53 en las poblaciones de neuronas que regulan la ingesta y el gasto metab¨®lico. Es un terreno que nadie ha explorado a¨²n, de ah¨ª la importancia que ha concedido el ERC al trabajo de Nogueiras. El grupo de este investigador necesitar¨¢ al menos un a?o para crear ratones que no expresen P53 justo en determinadas poblaciones de neuronas, y otro tanto o m¨¢s para ver y analizar qu¨¦ pasa y obtener los primeros resultados.
Grasa en las neuronas
Cuando Miguel L¨®pez, de 38 a?os, estudi¨® biolog¨ªa molecular las neuronas solo com¨ªan glucosa. O al menos eso se dec¨ªa en los libros de texto. Uno de los hallazgos importantes de los ¨²ltimos tiempos es que las neuronas tambi¨¦n necesitan grasa ¡ªen el t¨¦rmino t¨¦cnico, l¨ªpidos¡ª. Las neuronas usan los l¨ªpidos para fabricar mol¨¦culas con que se comunican entre s¨ª.
El proyecto de L¨®pez financiado por el Consejo Europeo de Investigaci¨®n (ERC) investiga una idea atrevida: la posibilidad de que la obesidad tenga que ver con que las neuronas del centro de control de la obesidad en el cerebro se hayan envenenado con l¨ªpidos t¨®xicos.
Como los dem¨¢s hallazgos recientes en este terreno, esta hip¨®tesis elimina el sentimiento de culpa que a menudo ataca a los obesos, acusados socialmente de no saber contenerse.
La obesidad no es resultado del pecado de la gula, sino ¡°una enfermedad compleja producto de la interacci¨®n entre genes y ambiente¡±, explica L¨®pez. Si se confirmara la teor¨ªa de la toxicidad de los l¨ªpidos, la obesidad ¡ªo al menos alguna de sus formas¡ª aparecer¨ªa en personas que producen en exceso estas grasas, para ellos venenosas. Se sabe hace tiempo que determinados l¨ªpidos, cuando se metabolizan, generan mol¨¦culas t¨®xicas en distintos ¨®rganos del cuerpo. Pero la idea nunca se ha estudiado en el cerebro.
L¨®pez actuar¨¢ sobre distintos grupos de neuronas en el hipot¨¢lamo ¡ªson poblaciones de apenas unos cientos de neuronas, una prueba de que la regulaci¨®n de lo que come y gasta el organismo es un proceso realmente fino¡ª. En ¨²ltima instancia, esperan obtener datos para desarrollar en el futuro f¨¢rmacos contra la obesidad.
Para entonces ya tendr¨¢ los suyos Manuel Serrano, del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO), que tambi¨¦n obtuvo en 2009 una ayuda del ERC ¡ªen su caso para investigadores senior¡ª para estudiar la relaci¨®n entre el c¨¢ncer y el envejecimiento. Junto con Mar¨ªa Blasco, tambi¨¦n en el CNIO, Serrano ha demostrado en ratones que el v¨ªnculo entre ambos procesos no es inverso: alterando determinados genes, entre ellos P53, los animales pueden vivir mucho m¨¢s tiempo y adem¨¢s sin c¨¢ncer.
Es un cambio de paradigma, porque hasta hace poco se asum¨ªa que la aparici¨®n de tumores era un impuesto obligado si el organismo vive m¨¢s tiempo. Ahora la interpretaci¨®n es otra: ¡°Creemos que lo que hacen genes protectores, como P53, es evitar no solo el c¨¢ncer, sino el da?o celular en su conjunto [alteraciones normales en el funcionamiento de la c¨¦lula que aparecen y se van acumulando a lo largo de su vida]¡±, explica Serrano. ¡°Y al hacerlo protegen al organismo del envejecimiento, del c¨¢ncer, de la resistencia a la insulina, la diabetes, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares...¡±.
Si esa visi¨®n se confirma la obesidad y el c¨¢ncer podr¨ªan ser tratados como facetas distintas de un mismo s¨ªndrome en el que tambi¨¦n cabr¨ªa ¡ªquiz¨¢s lo englobar¨ªa todo¡ª el envejecimiento. Y puede que en un futuro baste con tocar unos pocos genes clave para curar ese s¨ªndrome y lograr as¨ª una vejez m¨¢s tard¨ªa y m¨¢s sana.
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