TED predica en verde, con sus inevitables contradicciones
El encuentro en California ideado por una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro brinda un espacio de consumo responsable a los participantes, previo pago de 5.600 euros por la entrada
Si el mundo del futuro es como una conferencia TED, las bebidas energ¨¦ticas no tendr¨¢n az¨²car ni colorantes, los snacks para tomar entre horas estar¨¢n hechos de frutos secos org¨¢nicos, las ensaladas se cultivar¨¢n en un huerto cercano y tendr¨¢n aut¨¦ntico sabor a lechuga, la carne ser¨¢ de vacas que pastan felices en un prado y el agua ser¨¢ de grifo y se rellenar¨¢ en botella de cristal. Bienvenidos al espacio de consumo responsable con el que TED agasaja a sus participantes.
Durante los cuatro d¨ªas que dura la c¨¦lebre TED Conference, que se celebra hasta este viernes en Long Beach (California), los 1.350 participantes y los m¨¢s de 70 conferenciantes que ocupan el Performing Arts Center de esta ciudad desayunan, comen y cenan en un espacio que adem¨¢s de ofrecerles exquisitos y san¨ªsimos men¨²s a lo largo del d¨ªa, tiene distribuidos por todo el edificio chiringuitos de autoabastecimiento, donde se puede picotear a voluntad sin sentirse culpable por meterse porquer¨ªa en el cuerpo. Todo lo que se ofrece es verde. Hasta el caf¨¦, un producto que en Estados Unidos peca a menudo de mala calidad y que aqu¨ª adem¨¢s de bueno es de una marca de comercio justo.
Pero trat¨¢ndose de un encuentro ideado por una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro y cuyo objetivo primordial es la propagaci¨®n de ideas que merecen darse a conocer, seg¨²n reza su logo, el mensaje resulta bastante coherente. O casi.
Ser¨ªa bonito que el futuro fuera como la vida aqu¨ª: durante la conferencia la empresa Genentech ofrece an¨¢lisis de ADN con resultados en 24 horas que adem¨¢s de darte algunos detalles sobre tu salud, transforma en m¨²sica tu secuencia gen¨¦tica con la ayuda de la empresa de dise?o Ideo. Claro que en el mundo real ese an¨¢lisis costar¨ªa como m¨ªnimo 300 d¨®lares pero aqu¨ª, por supuesto, todo es gratis, previo pago de los 7.500 d¨®lares (unos 5.600 euros) que cuesta asistir. ¡°Pero con ese dinero financiamos todo el engranaje de TED, desde las becas (TED Fellows) a las TED Talks que se cuelgan online, el premio TED y damos apoyo a las TEDx que se organizan en el resto del mundo¡±, afirma Bruno Giussani, periodista, actual responsable de la pata europea de TED y exdirector de estrategia digital del Foro de Davos.
Y lo cierto es que muchos de los que acuden como p¨²blico a estas conferencias no tienen demasiados problemas de dinero. Muchos acceden por invitaci¨®n oficial aunque eso no significa que no tengan que pagar. ¡°Y muchos adem¨¢s pagan doble voluntariamente para apoyarnos¡±, explica Giussani, quien sostiene que su ¨¦xito se basa, entre otras cosas, en haber encontrado ¡°un formato lo suficientemente largo para expresar ideas complejas -18 minutos- pero lo suficientemente corto para no llegar a aburrir¡±.
Pasearse entre los asistentes a TED puede cortar la respiraci¨®n. Toda la intelligentsia de Silicon Valley y alrededores est¨¢ en Long Beach estos d¨ªas. Desde Reid Hoffman, due?o de Linkedin y ferviente creyente del mundo de las redes sociales (ha invertido en casi todas), hasta visionarios como Nicholas Negroponte (creador del Media Lab del MIT), un vicepresidente reconvertido en oscarizado eco-h¨¦roe cuyo nombre no podemos escribir sin su expreso permiso o techies conocidos solo entre conversos pero tremendamente influyentes como Gary Kovacs, presidente de Mozilla, o Nick Hanauer, uno de los primeros inversores que tuvo Amazon y con cuyo apoyo econ¨®mico sue?an muchos j¨®venes emprendedores que acuden a TED a buscar precisamente un ¨¢ngel que invierta en sus proyectos.
Tambi¨¦n es f¨¢cil cruzarse con los responsables de los principales estudios de cine de la vecina Los ?ngeles y con directores adictos a las hamburguesas como Morgan Spurlock (dirigi¨® el documental Super Size Me) o actrices inesperadas como Cameron Diaz. Las conversaciones en las pausas o en las m¨²ltiples fiestas nocturnas (a esta comunidad le gusta divertirse) son intelectualmente intensas, alentadas entre otras cosas por las ideas que se escuchan cada d¨ªa sobre el escenario y que provocan fuertes debates. Pero quien escribe estas l¨ªneas tambi¨¦n ha discutido sobre la infelicidad de los ricos con esos mismos ricos mientras sorb¨ªa unas caipiri?as pagadas con placer por ellos mismos. Una contradicci¨®n m¨¢s.
En el patio que rodea el epicentro de estos encuentros tambi¨¦n se imagina un futuro limpio a trav¨¦s de una casa prefabricada que cuesta 170.000 d¨®lares (m¨¢s de 127.000 euros), que puede montarse en un d¨ªa y que est¨¢ hecha con materiales reciclados, naturales y pensados para maximizar la energ¨ªa. Hay un prado de falso c¨¦sped para hacer yoga y un garaje que emula los or¨ªgenes de empresas como Google o Microsoft en el que es posible dise?arse una camiseta con androide propio o ver el resultado de un concurso de anuncios ecol¨®gicos en el que participaron empresas no precisamente muy verdes como la aseguradora Prudential o L¡¯Oreal. Pero tambi¨¦n participaron otras como la ONG Rethink, autora de una campa?a de concienciaci¨®n sobre la necesidad de prevenir el c¨¢ncer de mama y que se ha convertido en una de las iniciativas m¨¢s aplaudidas del encuentro.
Eso s¨ª, el verdadero futuro, seg¨²n sostienen los ac¨®litos de este culto llamado TED, es del que se habla cada d¨ªa sobre el escenario y que, por cierto, tambi¨¦n suele cambiar el futuro de quienes lo vaticinan. Dar una charla en TED equivale a una especie de doctorado simb¨®lico para todo intelectual que se precie de la era 2.0.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.