Ayudar al pobre es ayudarse a uno mismo
Espa?a se arriesga a perder peso internacional por los recortes en cooperaci¨®n Pa¨ªses como China ya se posicionan Los expertos piden dinero para los m¨¢s necesitados sin desatender a los ¡®amigos¡¯
Por imperativo moral. Por inter¨¦s. Por estrategia. Ayudar a los pa¨ªses necesitados combina con frecuencia la responsabilidad ¨¦tica con intereses m¨¢s espurios como la pol¨ªtica (o el ego¨ªsmo): el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, ha defendido con ardor mantener la ayuda oficial al desarrollo alegando que, si se da la espalda a determinados pa¨ªses, estos devolver¨¢n el desd¨¦n en forma de inmigrantes o terroristas. Un mensaje muy gr¨¢fico sobre la conveniencia ¡ªo la necesidad¡ª de cooperar.
En un momento de recortes en la ayuda oficial al desarrollo (AOD, la que prestan los Estados), la pol¨ªtica de cooperaci¨®n espa?ola afronta su primera prueba de fuego en ocho venturosos a?os, en los que ha llegado a ser uno de los principales donantes de la Uni¨®n Europea y el s¨¦ptimo del mundo. Gracias a esta contribuci¨®n, Espa?a se ha sentado en el G-20, ha aspirado a presidir la FAO (agencia de la ONU para la alimentaci¨®n y la agricultura) y ha figurado entre los principales donantes del Fondo Mundial contra el Sida de la ONU.
Pero en ¨¦poca de crisis, ?conviene primar la calidad? ?Modificar objetivos o perseverar en los lazos hist¨®ricos, como Francia e Inglaterra con sus excolonias o Espa?a con Am¨¦rica Latina? La pol¨¦mica desatada por las declaraciones de Bill Gates -que dedica 33.000 millones de d¨®lares a la ayuda al desarrollo- sobre la inconveniencia de ayudar a pa¨ªses de renta media como Per¨² ha sembrado la duda sobre la oportunidad de algunas pol¨ªticas. Porque la cooperaci¨®n es tambi¨¦n una de las patas de la pol¨ªtica exterior de un pa¨ªs.
Definido por la crisis el contexto, cabe preguntarse si la ayuda debe ser vista m¨¢s como inversi¨®n que como gasto. ¡°Para una potencia media como Espa?a, la cooperaci¨®n es una palanca de influencia a la que no puede renunciar, porque en un mundo interdependiente resolver los problemas ajenos tambi¨¦n es resolver los propios. Cooperar es una actitud ¨¦tica que tambi¨¦n puede ser muy rentable: c¨®mo posicionar a las empresas espa?olas en el sector de las renovables en Am¨¦rica Latina y ?frica, por ejemplo. Pol¨ªticamente, estamos en el G-20 en gran medida por el esfuerzo de los ¨²ltimos ocho a?os¡±, opina Gonzalo Fanjul, especialista en cooperaci¨®n y coordinador del blog 3.500 millones en ELPA?S.com.
Los recortes implican tambi¨¦n una redefinici¨®n de objetivos, es decir, un eventual redise?o de la propia pol¨ªtica exterior. ¡°Si el Gobierno decide abandonar ?frica, ser¨ªa una inmoralidad, pero dentro de ?frica debe combinar sus intereses con la obligaci¨®n moral, con la responsabilidad. ?Por qu¨¦ ir a la Rep¨²blica Centroafricana si los intereses estrat¨¦gicos est¨¢n en Senegal, por la emigraci¨®n?¡±, plantea.
¡°Estamos en la ONU, el G-20... por haber sido buen donante¡±, dice un consultor
Ayudar solo o mayoritariamente a pa¨ªses amigos es otra de las cr¨ªticas que se hacen a la cooperaci¨®n al desarrollo, para algunos la m¨¢s superflua de las pol¨ªticas p¨²blicas en ¨¦poca de crisis. Francia e Inglaterra mantienen con sus excolonias una relaci¨®n de dependencia ¡ªcalificada por muchos de neocolonialismo¡ª que llega al extremo de la reciente rega?ina de Londres a Nueva Delhi por la compra de aviones de combate Rafale (franceses), pese a haber incrementado su ayuda al gigante asi¨¢tico. India, una de las potencias emergentes, con un crecimiento en torno al 9% y la mayor clase media del mundo, podr¨ªa ser, a efectos de la cooperaci¨®n, lo que Per¨² a Espa?a, por volver a la pol¨¦mica de Gates: pa¨ªses de renta media, en teor¨ªa autosuficientes. ¡°Pero en India hay unos niveles bestiales de desigualdad, un 40% de los ni?os sufren malnutrici¨®n. En el caso de Reino Unido e India hay un inter¨¦s econ¨®mico evidente¡±, explica Fanjul. ¡°Como punto de partida, los pa¨ªses que deben ser objetivo de la cooperaci¨®n son aquellos con los niveles m¨¢s bajos de desarrollo humano, pero eso no significa abandonar a otros intermedios¡±.
El Gobierno ha anunciado que destinar¨¢ 1.000 millones menos
Por ejemplo Per¨², que Gates (y con ¨¦l, el 32% de los espa?oles, seg¨²n una encuesta de UNICEF y la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates) propone aparcar. ¡°Es una afirmaci¨®n fr¨ªvola; si uno va hoy a Lima quedar¨¢ boquiabierto ante el cambio de los ¨²ltimos a?os, pero a costa del cintur¨®n de asentamientos que rodea la ciudad, casas sin agua potable ni condiciones de habitabilidad, ni escuelas¡±, opina Mar¨ªa Teresa de Febrer, responsable de Sensibilizaci¨®n de la ONG Prosalus y coautora de Gu¨ªa de incidencia para el derecho a la alimentaci¨®n, financiada por la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID) y que la FAO utilizar¨¢ como herramienta de trabajo. ¡°La cooperaci¨®n no es gratuita. El derecho a la alimentaci¨®n, el agua o la salud es un derecho reconocido internacionalmente por la ONU al que el Pacto Internacional de Derechos Econ¨®micos, Sociales y Culturales ha dado fuerza jur¨ªdica; es decir, hay una obligaci¨®n legal por parte de los Estados de cumplirlo. Si los Estados no llegan, la cooperaci¨®n internacional debe tomar cartas en el asunto. Porque los pobres no son pobres porque s¨ª, sino porque hay una dejaci¨®n de funciones de los Estados¡±.
?Y qu¨¦ pasa con Per¨², el Per¨² pretendidamente autosuficiente de Gates? ¡°No se puede obviar el papel del Estado peruano a la hora de borrar esa desigualdad. Per¨² ha podido llegar a un nivel de vida importante gracias en parte a la cooperaci¨®n. Es una afirmaci¨®n tan simplista como cuando se compara el derecho a la alimentaci¨®n en ?frica con el hambre en Espa?a: aqu¨ª hay cauces para acceder a ayudas, all¨ª no. La cuesti¨®n no debe ser elegir entre pa¨ªses desarrollados o en v¨ªas de desarrollo, sino adoptar una pol¨ªtica coherente y global¡±.
Dinero y pol¨ªtica
- En el Gobierno del Partido Popular, la anterior secretar¨ªa de Estado de Cooperaci¨®n se integra en la de Iberoam¨¦rica.
- El Consejo de Ministros aprob¨® en diciembre un recorte de 1.016 millones para el Ministerio de Exteriores y Cooperaci¨®n.
- La ayuda oficial al desarrollo (AOD) de Espa?a supuso en 2011 el 0,4% del PIB (unos 4.200 millones); las previsiones para 2012 la rebajan hasta el 0,25%.
- Espa?a reanudar¨¢ su contribuci¨®n al Foro Mundial contra el Sida de la ONU, la iniciativa global de vacunas y el programa global para la seguridad alimentaria, suspendida desde 2011.
- El 16% de los espa?oles cree que Am¨¦rica Latina debe recibir la mayor parte de la ayuda espa?ola, seg¨²n un sondeo de Unicef y la Fundaci¨®n Gates.
La coherencia de las pol¨ªticas de cooperaci¨®n internacionales depara hoy datos tan reveladores como la reciente creaci¨®n de un ministerio del ramo (sin cartera) en una Italia hundida en la crisis, o la enardecida defensa del presupuesto de su departamento, que incluye la ayuda exterior (51.500 millones de d¨®lares en total para 2013), que la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, hizo el martes ante el Senado de su pa¨ªs. Frente a estos pa¨ªses, o a los n¨®rdicos, que superan ¡ªalgunos por ley¡ª el 0,7% del PIB dedicado a la ayuda al desarrollo, el caso espa?ol es la nota discordante: la AOD sufrir¨¢ un recorte de mil millones de euros, seg¨²n el ministro Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo en comparecencia ante la Comisi¨®n de Exteriores del Congreso el pasado 23 de febrero. Ning¨²n portavoz del ministerio respondi¨® a la solicitud de EL PA?S de una entrevista.
Garc¨ªa-Margallo ha adelantado que el Gobierno centrar¨¢ sus esfuerzos en los organismos multilaterales (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, UNICEF, Onusida y Onuh¨¢bitat), pero muchos expertos critican el recorte precisamente porque supone una p¨¦rdida de presencia en el mundo. ¡°Somos una potencia de tipo medio con presencia en la ONU, el G-20, el G-8, la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), la OCDE¡ En la reuni¨®n del G-8 en Italia nos invitaron a presidir una mesa sobre seguridad alimentaria precisamente porque ¨¦ramos el primer donante¡±, explica Fernando Mudarra, consultor de cooperaci¨®n internacional que ha trabajado durante 15 a?os para la AECID. ¡°A todos los pa¨ªses esa presencia les genera informaci¨®n para sus tejidos empresariales e institucionales, y nosotros la vamos a perder. Si bajamos el perfil de la cooperaci¨®n, estos ¨²ltimos a?os no habr¨¢n servido para nada. Tenemos suficiente capital de cooperaci¨®n y tenemos ya ganada la presencia en las instituciones [multilaterales], nos bastar¨ªa con mantenerlo¡±.
La posici¨®n que deje Espa?a en el mundo, apuntan los expertos, pronto ser¨¢ ocupada por otros (potencias emergentes; la propia China, que acaba de dotarse de un libro blanco de la cooperaci¨®n y a la vez est¨¢ entrando como elefante en cacharrer¨ªa en ?frica mediante la compra de tierras de cultivo¡). ¡°Italia no va a poner ni un euro, pero tiene un ministro de Cooperaci¨®n. Con los recortes, y la desaparici¨®n de la secretar¨ªa de Estado de Cooperaci¨®n, si Espa?a env¨ªa ahora a un subsecretario a los foros [internacionales], le recibir¨¢ un subsecretario¡¡±.
¡°Es fr¨ªvolo que Gates diga que olvidemos a Per¨²¡±, opina la ONG Prosalus
Mudarra ve otros dos perjuicios en los anunciados recortes. El primero, ¡°perder la oportunidad de participar en todo ese negocio que gira alrededor de la cooperaci¨®n: iniciativas de investigaci¨®n, think-tanks, informes; personal colocado en instituciones internacionales...¡±; tambi¨¦n, adem¨¢s de la cantidad, est¨¢ en cuesti¨®n la calidad: ¡°Es terrible no saber qu¨¦ hacer con el dinero que queda. No es solo una cuesti¨®n econ¨®mica, ser predecible y confiable es mucho m¨¢s importante que actuar a impulsos, tanto para la cooperaci¨®n como para la presencia internacional¡±.
¡°Lima ha cambiado a costa de un cintur¨®n con casas sin agua potable¡±
Espa?a ha tenido en los ¨²ltimos a?os un presupuesto de cooperaci¨®n en torno a los 4.000 millones de euros, ¡°un 0,43% del PIB¡±, dice Mudarra; con los recortes previstos, la ayuda bajar¨¢ a los 3.000 millones. "La contribuci¨®n espa?ola al fondo europeo de desarrollo (entre 800 y 1.000 millones) no va a poder recortarse, as¨ª que se deducir¨¢ de otras transferencias multilaterales¡±, contin¨²a el consultor. De cualquiera de las 130 contribuciones a organismos internacionales que Espa?a lleg¨® a sufragar en los a?os dorados de la cooperaci¨®n, como el Fondo del Agua, una ambiciosa iniciativa de agua y saneamiento para Am¨¦rica Latina, alrededor de 60 programas aprobados que est¨¢n echando a andar. ¡°C¨®mo vamos a dejar pasar la oportunidad de estar presentes, que se nos reconozca como autoridad en el tema¡ Me preocupan los bandazos: esto no es una cosa de ONG, es una cuesti¨®n institucional, por eso no es una pol¨ªtica sustituible¡±.
Para Ver¨®nica Hern¨¢ndez, portavoz de Interm¨®n Oxfam, los recortes en AOD suponen ¡°p¨¦rdida de legitimidad social para el Gobierno, en un asunto que concitaba tanto consenso social; incluso en un momento de crisis como este, hemos batido el r¨¦cord de ayudas de particulares para Hait¨ª y el Cuerno de ?frica¡±. M¨¢s all¨¢ del clamor social, Hern¨¢ndez coincide con el resto de expertos consultados en las consecuencias internacionales que puede tener para Espa?a un repliegue exterior: ¡°Los pa¨ªses que se disputan la primac¨ªa internacional luchan por liderar la cooperaci¨®n al desarrollo, es una apuesta estrat¨¦gica. Espa?a va a perder un sitio en la vanguardia. Hemos estado trabajando para presidir la FAO; Espa?a desea estar en el Consejo de Seguridad de la ONU en 2015, pero un pa¨ªs no puede pretender estar solo un poquito en la ONU, si quiere ser cre¨ªble debe hacer muy bien los deberes¡±.
Un analista observa: ¡°Hay solidaridad, pero a la calle se sale por el paro¡±
La cooperaci¨®n internacional es una pol¨ªtica de Estado desde el pacto suscrito en 2007 ¡°que suscita unanimidad de las fuerzas pol¨ªticas¡±, recuerda la portavoz de Interm¨®n. Frente a otros pa¨ªses del entorno, ¡°Espa?a, que ya recort¨® la ayuda en 2010, va contra corriente en pol¨ªtica interior (compromiso social) y en el exterior, donde la pol¨ªtica de cooperaci¨®n contribuye a forjar la marca Espa?a¡±, remacha Hern¨¢ndez. Tanto ha calado el mensaje que propuestas como la tasa Tobin, defendida sin descanso por ONG durante los ¨²ltimos a?os, ha traspasado los l¨ªmites de la sociedad civil para ser aupada a los centros de decisi¨®n econ¨®micos, noqueados por la crisis.
El sector cree que la ayuda privada debe ser complemento de la oficial
La cooperaci¨®n es la pol¨ªtica p¨²blica que m¨¢s se ha recortado por la crisis, ¡°en torno a un 40% entre la Administraci¨®n central y las auton¨®micas y locales desde mayo de 2010¡±, apunta Hern¨¢ndez. Dedicar pues el 0,7% del PIB al desarrollo queda en el limbo del tijeretazo. ¡°Iremos a otra fecha, pero pediremos un plan, suscrito por todos los partidos¡±.
¡°Hemos vendido que llegar¨ªamos al 0,7%, pero ahora faltamos a la palabra dada. Y fuera el que pierde es el Estado, no el Gobierno¡±, sostiene Jos¨¦ ?ngel Sotillo, profesor de Relaciones Internacionales y director del m¨¢ster en Cooperaci¨®n Internacional de la Universidad Complutense de Madrid. La visi¨®n a medio y largo plazo caracter¨ªstica de la cooperaci¨®n ¡ªlos frutos de la ayuda al desarrollo, p¨²blica y de ONG, tardan en madurar¡ª puede ser sustituida por un programa a 3 o 4 a?os vista ¡°que no ha medido bien en qu¨¦ se recorta ni el impacto, pues eso equivale a tener muertos en muchos lugares, al deterioro de enfermedades end¨¦micas, a que el sida vuelva a hacer m¨¢s y peores estragos¡±. El inter¨¦s geoestrat¨¦gico est¨¢ fuera de dudas para Sotillo. ¡°En el mundo hay amenazas a la seguridad, y herramientas militares, diplom¨¢ticas o de ayuda al desarrollo para hacerles frente. David Cameron es muy claro al respecto¡±, recuerda. Claro que no todo puede atribuirse a los recortes. Sotillo alude a la denominada ¡°fatiga de los donantes¡±, ¡°al hecho de no haber sido capaces de explicar los logros¡ Tambi¨¦n ha habido oscilaciones en la cooperaci¨®n, y ha desaparecido la demanda de parte de la ciudadan¨ªa para exigirle al Gobierno que mantenga ese compromiso; sigue existiendo el sentimiento de solidaridad, pero ahora la gente sale a la calle a protestar por el paro o la reforma del mercado laboral, no por el 0,7%¡±.
El en¨¦simo elemento para el debate es el papel de la filantrop¨ªa, que tutea, como Gates, a los Gobiernos, pero que, por sus propias caracter¨ªsticas, es contingente; ¨ªtem m¨¢s, ?no es tambi¨¦n la filantrop¨ªa una manera nada encubierta de privatizar la ayuda que los Estados deben prestar? ¡°La ayuda privada, como la de Gates, un d¨ªa se puede acabar. Esto no es un asunto caritativo, hay que verlo como un derecho, el derecho al desarrollo. La ayuda privada debe ser un complemento a la oficial. Los Estados son los aut¨¦nticos responsables, tienen una obligaci¨®n; lo contrario ser¨ªa asistencialismo¡±.
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