El hombre que imaginaba la ciencia
Un investigador pone en entredicho al CSIC tras presentar art¨ªculos con un cient¨ªfico fantasma Lemus dice que en el consejo hay mucha presi¨®n para publicar
Los compa?eros de Jes¨²s ?ngel Lemus Loarte dec¨ªan de ¨¦l que si se le ca¨ªa la mochila se extingu¨ªan tres especies. Tal era su afici¨®n por los animales, a menudo ex¨®ticos, con los que a veces comerciaba. Era en los tiempos de estudiante en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. All¨ª se licenci¨® alrededor de 2004, con m¨¢s de 30 a?os. A¨²n estaba lejos de ser el investigador situado en el epicentro del que puede ser el mayor fraude cient¨ªfico en Espa?a. El caso deja varias dudas ?C¨®mo lleg¨® Lemus a protagonizar el esc¨¢ndalo? Y, sobre todo, ?c¨®mo pudo hacerlo durante tanto tiempo?
Lemus, un tipo desgarbado y con notables problemas de vista, era muy conocido en la facultad. ¡°Era muy inteligente, pero le gustaban el campo y los animales m¨¢s que estudiar¡±, cuenta una antigua compa?era que le aprecia y que explica as¨ª que tardara tanto en licenciarse. En la facultad pas¨® a?os y a?os, colaborando con departamentos y dando ocasionalmente clases pr¨¢cticas. Tambi¨¦n colabor¨® con el Grupo de Rehabilitaci¨®n de la Fauna Aut¨®ctona y su H¨¢bitat (Grefa) e hizo pr¨¢cticas en alguna cl¨ªnica veterinaria.
Su historial no es sencillo de reconstruir. Entre otras cosas porque el que ¨¦l colg¨® en la web del Museo Nacional de Ciencias Naturales inclu¨ªa estudios inexistentes con nombres tan sugerentes como Distocia y ces¨¢rea paradorsal en un caim¨¢n de anteojos. ¡°Era listo y ten¨ªa mucha labia, pero nunca era claro. Siempre escond¨ªa algo¡±, explica otra persona que hace a?os tuvo mucho contacto con ¨¦l y que pide el anonimato.
En 2006 publica su primer art¨ªculo cient¨ªfico junto a Guillermo Blanco y Javier Grande, que aparece como investigador del Instituto de Investigaci¨®n en Recursos Cineg¨¦ticos (IREC), tambi¨¦n del CSIC. El problema es que Javier Grande es, hasta hoy, un fantasma. Nadie lo conoce. No consta en ninguna base de datos del CSIC, ni siquiera como investigador temporal. Ah¨ª comienza la serie de publicaciones cient¨ªficas de Lemus, junto a conocidos investigadores como Fernando Hiraldo o Jos¨¦ Antonio Don¨¢zar.
La Estaci¨®n Biol¨®gica? de Do?ana denuncio el caso al Comit¨¦ de ?tica
Trabaja en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) como becario predoctoral y en 2010 lee la tesis sobre Enfermedades emergentes y residuos de f¨¢rmacos en aves salvajes. Tras la gripe aviar, Lemus estaba en el campo correcto: virus y bacterias en aves eran un foco creciente de preocupaci¨®n para la salud p¨²blica. Hab¨ªa dinero e inter¨¦s.
En junio de ese a?o recibe una de las 259 becas de la Junta de Ampliaci¨®n de Estudios del CSIC: tres a?os con un sueldo de 28.902 euros brutos anuales, seg¨²n la convocatoria. Lemus se traslada a la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana (EBD), donde consigue la mejor puntuaci¨®n de las cuatro plazas. ¡°Yo he trabajado con ¨¦l en un proyecto en Argentina y Lemus trabajaba como el que m¨¢s¡±, declar¨® el director de la EBD, Fernando Hiraldo, cuando estall¨® el caso.
Lemus sigue publicando y crece su curr¨ªculo. Publica en PLoS One y hasta en Science, nada que ver con las revistas de segunda fila en las que imaginaba publicar a?os antes. ¡°Lemus era muy eficaz. Si les dabas muestras de aves para analizar pat¨®genos o antibi¨®ticos siempre estaban a tiempo y lo mejor es que siempre hab¨ªa un resultado publicable¡±, cuenta un cient¨ªfico del sector.
Tanto, que encontr¨® restos del virus del Nilo occidental en un 40% de las aves analizadas en Marruecos. Lo sorprendente es que el Instituto de Salud Carlos III, que coordinaba un estudio europeo sobre la enfermedad, nunca hab¨ªa conseguido encontrar m¨¢s que anticuerpos, seg¨²n explic¨® a este diario Antonio Tenorio, coordinador del centro de referencia. Tenorio pidi¨® las muestras para cotejar los resultados y para ello argument¨® que ¡°el tema no es de gran inter¨¦s para una publicaci¨®n cient¨ªfica, pero si lo es para la salud publica¡±. Tenorio se?alaba que los resultados ¡°o eran errores de secuenciaci¨®n o seria una cepa muy extra?a¡±.
El asunto puede provocar la retirada de una decena de estudios
Aunque gente del grupo de investigaci¨®n propuso ceder muestras, Lemus y Blanco se negaron. El primero argument¨® que en su d¨ªa hab¨ªa ido al Carlos III a pedir colaboraci¨®n y recibi¨® un trato ¡°muy poco amable¡±.
Las alarmas saltaron definitivamente en 2011, cuando unas muestras analizadas por Lemus mostraron que casi la mitad de las cotorras de Barcelona estaban infectadas con la bacteria de la psitacosis, una enfermedad trasmisible al hombre.
Hasta que sus compa?eros de Do?ana ya no pudieron disimular sus sospechas y le tendieron una trampa. Le mandaron muestras de plasma duplicadas. Las que proced¨ªan de zonas infectadas iban etiquetadas como limpias y viceversa. Lemus cay¨® en la emboscada. Adem¨¢s, otros investigadores enviaron muestras de las cotorras al laboratorio de referencia del Gobierno y los resultados no aparec¨ªan.
Juan Jos¨¦ Negro, subdirector de la EBD, y otros comenzaron a preguntar a Lemus por sus resultados. Acudieron a la empresa Ingenasa, de Madrid, en la que supuestamente le hac¨ªan an¨¢lisis. El resultado es que conoc¨ªan a Lemus pero no hab¨ªan analizado muestras para ¨¦l. ¡°En Ingenasa utilizamos muestras suyas hace tiempo para poner a prueba m¨¦todos diagn¨®sticos, pero no para publicar¡±, explica una fuente.
Contactaron con la Universidad de Utrecht (Holanda), donde ¡°su director asegur¨® desconocer la existencia del investigador apuntado por Lemus como trabajador del centro¡±, seg¨²n la denuncia que luego presentaron al comit¨¦ de ¨¦tica.
La tercera fuente de los an¨¢lisis ¡ªas¨ª figura en uno de los art¨ªculos de PLoS One¡ª es el tal Javier Grande, pero no aparece. Una persona que figura en uno de los estudios explica que, supuestamente, ¡°Grande era un tipo del IREC que analizaba las muestras. Yo tuve intercambios de correos con ¨¦l¡±.
As¨ª que el 23 de diciembre, la c¨²pula de la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana, su mentor, la persona que tutelaba su estancia y varios compa?eros denunciaron el caso al Comit¨¦ de ?tica del CSIC, que a¨²n sigue la investigaci¨®n.
El pasado mi¨¦rcoles, Lemus mantuvo una breve conversaci¨®n con este diario. ?l mantiene que todo es ¡°una cacer¨ªa¡± contra su persona. Lemus, que niega todo y amenaza con demandar a este diario, s¨ª admiti¨® que en el CSIC ¡°hay mucha presi¨®n por publicar¡±.
¡ª?Qui¨¦n es Javier Grande?
¡ª¡°?Y a m¨ª me lo pregunta? Preg¨²nteselo a Guillermo Blanco¡±, fue su ¨²nica respuesta.
Blanco fue su director de tesis, el investigador del CSIC que m¨¢s ha firmado con Lemus (y el desconocido Grande) y aparece como autor principal en un estudio que solo firman los tres. Este diario ha intentado sin ¨¦xito durante una semana, contactar con Blanco, que inicialmente s¨ª declar¨® que el caso solo afectaba a Lemus. Lemus apenas contesta al tel¨¦fono de sus compa?eros y tard¨® mucho en entrevistarse con el comit¨¦ de ¨¦tica.
Miguel Delibes, investigador de la EBD, sigue el caso con tristeza y reflexiona sobre c¨®mo puede llegar a ocurrir algo as¨ª: ¡°La ciencia ha dejado de ser lo que era. Antes todos los autores eran responsables de un art¨ªculo, pero ahora se publican art¨ªculos con 30 autores que no se conocen m¨¢s que por correo electr¨®nico¡±. Explica que hay enga?os muy dif¨ªciles de detectar. ¡°A m¨ª me mandan de Argentina unas im¨¢genes de sat¨¦lite, o del laboratorio unos alelos de nutrias. Yo s¨¦ analizar esos datos, pero si lo que me mandan est¨¢ mal no me doy cuenta¡±.
Delibes pertenece al Comit¨¦ de ?tica del CSIC pero desde hace un a?o no acude a las reuniones porque una revista retir¨® un art¨ªculo cient¨ªfico suyo por no citar la fuente de uno de los datos. ?l ha pedido amparo a dicho comit¨¦ de y conf¨ªa en terminar ganando el caso (aunque el art¨ªculo sigue retirado).
El caso ha sembrado la inquietud en muchos cient¨ªficos, que consideran que en plena ola de recortes lo ¨²ltimo que necesita la ciencia en Espa?a es retirar una serie de estudios cient¨ªficos.
La c¨²pula del CSIC tiene una buena idea de lo que ha ocurrido. El presidente del consejo, Emilio Lora-Tamayo, al poco de llegar al cargo encarg¨® un informe preliminar a tres personas de su confianza. En el texto ya se se?ala la existencia del investigador fantasma, entre otras cosas, seg¨²n fuentes del caso. El reto que tiene ahora es zanjar el asunto y, como ha prometido, llegar hasta el final. Fuentes del caso dan por descontado que f¨¢cilmente el caso puede acabar con una decena de estudios en revistas internacionales retirados y cambios en el consejo.
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