El gallego Torres Queiruga, nuevo hereje del catolicismo espa?ol

El catolicismo espa?ol tiene desde hoy, viernes de Dolores, un nuevo hereje. Se trata de Andr¨¦s Torres Queiruga, nacido en1940 en la parroquia de Agui?o, Ribeira (A Coru?a). Es profesor de Teolog¨ªa en el Instituto Teol¨®gico Compostelano y de Filosof¨ªa de la Religi¨®n en la Universidad de Santiago de Compostela, pero los obispos espa?oles, mediante una llamada Notificaci¨®n, lo acusan de siete errores referidos al ¡°realismo de la resurrecci¨®n de Jesucristo, en cuanto acontecimiento hist¨®rico (milagroso) y trascendente", al ¡°car¨¢cter indeducible de la Revelaci¨®n¡± y a ¡°la unicidad y universalidad de la mediaci¨®n salv¨ªfica de Cristo y de la Iglesia¡±.

El t¨¦rmino notificaci¨®n, en la jerga vaticana, significa que la autoridad doctrinal hace p¨²blica una resoluci¨®n contra alguien. En este caso, la v¨ªctima es un te¨®logo de renombre social, especialmente en Galicia, donde Torres Quiroga es miembro de la Real Academia Gallega y del Consejo de Cultura Gallego. Autor de una veintena de libros de prestigio, es tambi¨¦n Premio Nacional a la Mejor Traducci¨®n por La Biblia. Dice la Comisi¨®n Episcopal para la Doctrina de la Fe, que es como se llama ahora el siniestro Santo Oficio de la Inquisici¨®n, que con esta condena los obispos ¡°quieren salvaguardar aspectos esenciales de la doctrina de la Iglesia para evitar la confusi¨®n en el Pueblo de Dios y contribuir al fortalecimiento de su vida cristiana¡±. La Notificaci¨®n no habla de herej¨ªa, ni condena obra alguna del te¨®logo gallego, pero es un mensaje de condena doctrinal en toda regla.

"No solo es una condena injusta, sino sobre todo teol¨®gicamente infundada", dice el afectado

As¨ª lo ha percibido en afectado, que se muestra ¡°triste, desconcertado y escandalizado por un procedimiento eclesialmente irregular¡±. Lo declar¨® nada m¨¢s conocerse que los obispos hac¨ªan p¨²blica su decisi¨®n en la p¨¢gina web de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE). En declaraciones a Religi¨®n Digital, Torres Queiruga a?ade: "No solo es una condena injusta, sino sobre todo teol¨®gicamente infundada y desviada. La rectitud de una obra como la m¨ªa no ser¨ªa cuestionada en ninguna otra naci¨®n europea con una seria tradici¨®n teol¨®gica. Todo mi trabajo teol¨®gico ha estado siempre presidido por un cuidado exquisito en preservar la fe de la Iglesia, tratando de repensarla con esp¨ªritu constructivo, para que resulte fundada, comprensible y vivible para los hombres y mujeres de hoy".

La jerarqu¨ªa del catolicismo espa?ol ha tomado al pie de la letra la reciente instrucci¨®n del Vaticano que deposita en los obispos la m¨¢xima autoridad. Espa?a, anta?o ¡°luz de Trento¡± (en palabras del exagerado Marcelino Men¨¦ndez Pelayo), es la primera en apagar la investigaci¨®n teol¨®gica libre siguiendo la nueva consigna romana. La Notificaci¨®n (eufemismo de la palabra condena) ha sido maquinada en Madrid por la Comisi¨®n Episcopal para la Doctrina de la Fe que preside el obispo de Almer¨ªa, Adolfo Gonz¨¢lez-Montes, sin juicio previo y sin dar oportunidad de defenderse al procesado. Elevada la resoluci¨®n a la Comisi¨®n Permanente de la Conferencia Episcopal, ¨¦sta la ratific¨® el 29 de febrero pasado.

La nota de condena empieza apelando a un qu¨¦ dir¨¢n, sin rostro. Dice: ¡°En repetidas ocasiones han llegado a la Conferencia Episcopal consultas sobre la conformidad de los escritos del profesor reverendo don Andr¨¦s Torres Queiruga con la ense?anza de la Iglesia cat¨®lica¡±.

La Notificaci¨®n, de apenas 20 folios, sostiene que el te¨®logo gallego ¡°quiere romper con una concepci¨®n de la Revelaci¨®n como dictado y la entiende como un descubrimiento de Dios ya presente y, en ese sentido, no m¨¢s misteriosa que otro conocimiento: ?Dios no necesita ¡°llegar¡±, porque ya est¨¢ siempre. Por eso la revelaci¨®n efectiva es siempre una experiencia ya realizada, algo con lo que el sujeto religioso se encuentra en el mismo acto de tomar conciencia de ella. [...] Tomada en esta estructura originaria y bajo este aspecto, la revelaci¨®n no resulta ni m¨¢s misteriosa ni menos simple que un acto cognoscitivo cualquiera.

Convencido de la ortodoxia de sus escritos, Torres Quiroga reta a sus inquisidores a que si en alg¨²n escrito ven que se puede lesionar la fe, lo demuestren ¡°con razones que corrijan o refuten¡± las que ofrece en condenado. Tambi¨¦n dice que est¨¢ viviendo esta censura como ¡°una descalificaci¨®n personal¡± que objetivamente le expone ¡°a una calumnia p¨²blica en materia muy grave". En su opini¨®n, la condena causar¨¢ ¡°una innecesaria perturbaci¨®n en los fieles y es un duro golpe para la credibilidad p¨²blica de la fe, que muchos juzgar¨¢n, una vez m¨¢s, lastrada por un peso autoritario y una negaci¨®n de la libertad intelectual¡±.