¡°Tengo tantos documentos que a veces me da miedo¡±
La directora de la revista 'The New Times¡¯ ha ganado una batalla a los servicios de seguridad rusos
La veterana periodista rusa Yevguenia Albats tiene razones para alegrarse: The New Times, el semanario que dirige, ha cumplido ya cinco a?os y se ha convertido en una publicaci¨®n de referencia para la observaci¨®n de las zonas opacas de la pol¨ªtica rusa. Adem¨¢s, Albats, autora de un conocido libro sobre los servicios de seguridad sovi¨¦ticos (Mina de efecto retardado: Retrato pol¨ªtico del KGB), acaba de ganarles una batalla a los servicios de seguridad rusos (FSB), que en diciembre de 2007 vetaron la entrada en el pa¨ªs a una redactora de la revista, de ciudadan¨ªa moldava. Desde The New Times, la redactora, Natalia Morar, hab¨ªa denunciado turbios flujos financieros del Kremlin hacia los partidos pol¨ªticos y el extranjero.
El restaurante Scandinavia est¨¢ casi vac¨ªo cuando nos sentamos a la mesa en un desapacible d¨ªa, supuestamente primaveral. Una sopa de tomate nos hace entrar en calor. Yevguenia viene de escribir sobre la peripecia de Morar, cuyo retorno a Rusia ha sido posible gracias al presidente Dmitri Medv¨¦dev, a quien Albats le plante¨® el problema en febrero, en una reuni¨®n con periodistas convocada por el jefe del Estado en Sochi, en el mar Negro.
Agentes del FSB vetaron la entrada en el pa¨ªs de una redactora que denunci¨® turbios flujos financieros del Kremlin
Pese a ser una de las profesionales m¨¢s experimentadas de Rusia, Yevguenia asegura que no suele ser invitada a las reuniones confidenciales de los representantes de los medios de comunicaci¨®n con los dirigentes del Kremlin. "Siempre consider¨¦ que si los pol¨ªticos me daban informaci¨®n, ten¨ªa la obligaci¨®n de divulgarla, porque esta es la esencia del trabajo period¨ªstico", dice.
Albats estuvo ausente de una reciente cita con Medv¨¦dev dedicada a la corrupci¨®n. Y eso que The New Times acababa de publicar informaciones sobre los supuestos negocios de Vlad¨ªmir Putin. "Parece mentira que nadie le preguntara a Medv¨¦dev sobre esos negocios", exclama Albats. Ella s¨ª hubiera preguntado "c¨®mo se explican los documentos y transcripciones, seg¨²n las cuales, siendo presidente y despu¨¦s primer ministro, Putin, usando el nombre de Mija¨ªl Iv¨¢novich como seud¨®nimo, controlaba desde Lichtenstein, un sistema de para¨ªsos fiscales, adonde se transfer¨ªa un 35% de las donaciones efectuadas por los oligarcas".
The New Times retoma el nombre en versi¨®n inglesa de otro semanario arruinado en 2006 (Novoe Vremia) y es financiado por Irena Lesn¨¦vskaya, una empresaria con vocaci¨®n reformista. La revista tiene 50.000 ejemplares de tirada y carece de publicidad. "Personas con miles de millones de d¨®lares se ofrecen a darnos dinero en mano, lo que rechazo por ser ilegal, pero no quieren entrevistas ni publicidad, porque temen que el Kremlin les castigue", dice.
La camarera retira por fin el plato en el que Albas se ha demorado. Siguen dos raciones de salm¨®n a la plancha que ponen una suave nota de color en el entorno severo formado por las paredes y el mantel de color blanco y dos copas de agua mineral. Ya sea porque el ambiente sugiere ¨¦tica protestante y austeridad o por las calor¨ªas a quemar, rechazamos como una amenaza la oferta de postre.
Albats es una gran defensora de Aleks¨¦i Navalni, el abogado y bloggero famoso por combatir la corrupci¨®n en Rusia, a quien considera un "compa?ero de lucha". Como doctora y profesora que fue en la Universidad de Yale, Yevguenia recomend¨® al bloguero para que ¨¦ste permaneciera seis meses en aquella universidad norteamericana. "Navalni es el ¨²nico al que temen en el Kremlin por ser carism¨¢tico e inteligente. Por eso no lo muestran en televisi¨®n", dice. Yevguenia.
Entre los colaboradores de The New Times se cuenta el oligarca Mijail Jodorkovski, a quien se le pagan unos 9.500 rublos por art¨ªculo (unos 243 euros). "Se le env¨ªan por giro postal" a la prisi¨®n de Karelia donde cumple condena, explica Albats, y bromea: "Debo de ser la ¨²nica que le paga en lugar de cobrar de ¨¦l".
?Qui¨¦n lo hubiera dicho en los noventa, cuando gente que trabajaba para Jodorkovski me advert¨ªa y me amenazaba por mis investigaciones sobre Menatep (el banco donde el magnate acumul¨® capital)!", exclama. "Yukos (la petrolera dirigida por Jodorkovski) lleg¨® incluso a presentar una demanda por un articulo m¨ªo, pero tuvo que retirarla, porque yo ten¨ªa todos los documentos y pruebas. Tengo tantos documentos que a veces hasta me da miedo", exclama.
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