?Qu¨¦ poco lo han pensado!
El autor critica las ¨²ltimas medidas adoptadas por el Gobierno que afectan a los profesores universitarios en su tarea investigadora y docente
He le¨ªdo el decreto de medidas urgentes de racionalizaci¨®n del gasto p¨²blico en el ¨¢mbito educativo. Sinceramente, lo primero que me ha venido a la mente es lo poco, que los autores, han pensado acerca de la situaci¨®n de la universidad, o su desconocimiento de las categor¨ªas, funciones y dedicaci¨®n de los profesores universitarios. Para ellos la soluci¨®n es muy simple: m¨¢s horas al profesorado y m¨¢s cara la matr¨ªcula.
Asumo y apoyo la necesidad de reconsiderar y optimizar nuestra actividad docente e investigadora a la universidad, as¨ª como los desempe?os de aquellos que apoyan esa labor como personal de administraci¨®n y servicio. Si entendemos la Universidad como un servicio p¨²blico es necesario buscar la mejor rentabilidad econ¨®mica y social, e intentar una mayor eficacia en nuestro trabajo. El principio de austeridad es asumido por la mayor¨ªa de los profesores. Es nuestro sino en la Universidad espa?ola.
Cuando trabajo con mis alumnos, acerca de la resoluci¨®n de problemas, les explico que antes de ponerse a realizar alg¨²n procedimiento para resolver el problema hay que pasar por dos fases previas: comprender y analizar la situaci¨®n planteada y elaborar diferentes estrategias de soluci¨®n. Son dos pasos convenientes si queremos abordar y solucionar el problema con racionalizaci¨®n y rigor. Les pongo m¨²ltiples ejemplos, algunos sacados de su propia experiencia, para mostrar que sin esos dos pasos corremos el riesgo de perdernos, en el camino. Es lo que creo que ha pasado con las medidas del decreto, que parecen redactadas, sin un an¨¢lisis serio y riguroso de la situaci¨®n del personal que trabaja en la universidad.
Una de las medidas aprobadas modifica el r¨¦gimen de dedicaci¨®n del profesorado. Me parece bien que exista una diferente consideraci¨®n en funci¨®n de criterios objetivos para se?alar la dedicaci¨®n docente e investigadora del profesorado. Pero, es evidente que esos criterios tendr¨ªan que corresponderse con las diferentes tareas que los profesores realizamos, teniendo en cuenta la contribuci¨®n de cada cual en su campo cient¨ªfico y otras aportaciones que realizamos a la universidad. A este respecto, podr¨ªamos se?alar diferentes aspectos que reflejan nuestro trabajo: direcci¨®n y participaci¨®n en proyectos de investigaci¨®n competitivos; participaci¨®n en ¨®rganos de la administraci¨®n para la gesti¨®n de la investigaci¨®n como puedan ser la ANEP, la ANECA o diversas comisiones que consideran aspectos concretos; participaci¨®n en instituciones internacionales relacionadas con la investigaci¨®n en tu ¨¢mbito cient¨ªfico; direcciones de tesis doctorales, etc¨¦tera. Diferentes tareas que asumimos y realizamos y de cuyo resultados se beneficia la universidad.
Pero de todas las posibilidades, los autores del decreto se han fijado en las evaluaciones de la investigaci¨®n. Es decir, los llamados sexenios. Es dif¨ªcil encontrar en la universidad espa?ola algo m¨¢s discrecional y discriminatorio que los sexenios. A modo de ejemplo, en el campo de las Ciencias Sociales y Jur¨ªdicas se aplican diferentes baremos seg¨²n el ¨¢rea a la que pertenezcas. En unas, adquirir un sexenio es casi rutinario, y en otras ¨¢reas de esta misma comisi¨®n el baremos es muy exigente.
No hay unos criterios equilibrados para todas las ¨¢reas, por lo que son muchos los profesores que se siente perjudicados por un sistema que no garantiza la igualdad de oportunidades. Adem¨¢s, el decreto se olvida que en la universidad existen otras categor¨ªas de personal docente e investigador en r¨¦gimen de dedicaci¨®n a tiempo completo, como los contratados y ayudantes doctores, que realizan una importante labor docente e investigaci¨®n.
Por otra parte, en el decreto no se considera, en ning¨²n momento, que la direcci¨®n y/o participaci¨®n en proyectos o contratos de investigaci¨®n pueda ser una referencia en la labor del profesorado universitario. En muchos casos, la cantidad econ¨®mica aportada con los proyectos de investigaci¨®n es superior al presupuesto que los departamentos tienen asignados en sus universidades. Es decir, la financiaci¨®n de tales proyectos es lo que permite que algunos departamentos universitarios puedan desarrollar su labor y tener unos medios adecuados al siglo XXI. Pues bien, el esfuerzo que los investigadores hacemos en este sentido no es reconocido en la universidad, en general, y tampoco lo ser¨¢ en el decreto. Es evidente que estos legisladores, y los anteriores, han olvidado que la investigaci¨®n es una fuente de financiaci¨®n de la universidad. Han olvidado que para mejorar el funcionamiento de la universidad hay que facilitar y potenciar las fuentes de financiaci¨®n como en este caso pueda ser apoyar la tarea de aquellos que? consiguen proyectos y contratos de investigaci¨®n. Y esto s¨®lo por hablar de lo que parece interesarle al actual Gobierno que es el aspecto monetario. Contrasta esta falta de referencia a la financiaci¨®n de la investigaci¨®n con la desproporcionada subida de tasas que se propone.
El problema de la dedicaci¨®n docente viene, adem¨¢s, condicionado por la actual estructura universitaria en relaci¨®n a las ¨¢reas de conocimiento, la adscripci¨®n a las titulaciones o el n¨²mero de alumnos por aulas, entre otras cuestiones. No hay que profundizar mucho para observar la situaci¨®n de desequilibrio entre ¨¢reas y titulaciones, en muchos casos afines, para comprender c¨®mo se han dise?ado muchos planes de estudio de los actuales grados y m¨¢steres universitarios. Sin abordar en profundidad estos problemas, va a ser muy dif¨ªcil evitar las situaciones discriminatorias en la universidad y optimizar los recursos de personal. Por lo pronto, las medidas tomadas penalizar¨¢n a los departamentos cargados de horas docentes cuyos profesores aumentaran sus horas de clase, mientras que los que tienen menos? dedicaci¨®n seguir¨¢n con sus mismas horas. Es decir, se castiga a los que cumplen. No s¨¦ cu¨¢nto dinero nos vamos a ahorrar con las medidas o cu¨¢ntos profesores se van a quedar sin renovar su contrato. Pero, el af¨¢n recaudatorio de los actuales gobernantes y sus prisas, han evitado una ocasi¨®n o un pretexto para racionalizar el funcionamiento de la universidad. Lo decretado no mejorar¨¢ el funcionamiento de la universidad.
Lorenzo J.? Blanco Nieto? es catedr¨¢tico de Did¨¢ctica de la Matem¨¢tica. Universidad de Extremadura
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