¡°Mi madre me ense?¨® a no depender de nadie¡±
Con polio desde los dos a?os, la saharaui protagoniza el filme ¡®Wilaya¡¯
Hay tantos y tan angustiosos porqu¨¦s en la vida de Memona Mohamed... ¡°?Por qu¨¦ nos han abandonado y olvidado?¡±. ¡°?Por qu¨¦ no podemos volver a nuestra tierra?¡±. ¡°?Por qu¨¦ tenemos que vivir de la ayuda humanitaria?¡±. ¡°?Por qu¨¦ yo no puedo ni pensar en que quiero ser m¨¦dico?¡±. ¡°?Por qu¨¦ no puedo viajar y conocer mundo?¡±. ¡°?Por qu¨¦ se me niega a m¨ª el futuro?¡±. Parece que no hay respuestas para esta joven saharaui nacida hace 26 a?os en el campo de refugiados de Tinduf, en el desierto de Dajla. Afectada de polio desde los dos por una vacuna en mal estado, su viaje a M¨¢laga para presentar Wilaya, el filme dirigido por Pedro P¨¦rez Rosado ¡ªque se estrena el 4 de mayo¡ª ha sido una feliz excepci¨®n.
Memona Mohamed apenas come. ¡°Es que, adem¨¢s, no s¨¦ qu¨¦ son todos esos platos que nos cuentan¡±, dice divertida. As¨ª que se decanta por una pizza de queso y tomate y una Coca-cola. Ha dejado a un lado sus dos muletas rojas y se recoloca de nuevo sobre la cabeza la mefla, ese bell¨ªsimo pa?uelo de tonos azules. ¡°Cuando estudiaba no me pon¨ªa la mefla, pero con ella me siento muy saharaui. Es un s¨ªmbolo. Nos protege¡±.
En la jaima del desierto vive con cinco hermanos y su madre. En Espa?a tiene otra familia, en San Cugat del Vall¨¦s, con la que convivi¨® desde 2000 hasta 2003, periodo en el que aprendi¨® catal¨¢n y castellano y se someti¨® a cuatro operaciones en las piernas. Llevaba 10 a?os sin venir a Espa?a y la semana pasada, cuando lleg¨® a M¨¢laga, no sal¨ªa de su asombro. Atr¨¢s ha dejado por unos d¨ªas el calor, la arena, ese polvo ardiente que tanto complica su asma y se ha encontrado con la comodidad de una cama, el aire acondicionado y el sosiego del azul del mar. No para de mirar y admirarlo todo y se asombra de que los j¨®venes de aqu¨ª vayan todos con sus cascos ¡°sin hablar ni mirar a su alrededor¡±.
A Memona Mohamed no le dejaron salir del campo de refugiados ¡ª¡°Tengo un pasaporte saharaui que no reconoce nadie¡±¡ª para recoger el premio a la mejor actriz que le concedieron en el pasado festival de Abu Dabi, pero ella no se desanima. ¡°Mi madre me ha ense?ado a valerme por m¨ª misma, a no tener que depender de mis hermanos ni de nadie y no la he decepcionado¡±, cuenta con voz potente salida de un cuerpo tan fr¨¢gil. Trabaja en un centro infantil de educaci¨®n especial, por el que no cobra ¡ª¡°nosotros, recuerda, vivimos de la ayuda humanitaria¡±¡ª al que acude caminando cada d¨ªa en un viaje que le cuesta una hora de ida y otra de vuelta.
Las penalidades parece que pasan como el aire por el ¨¢nimo de esta joven de profundos ojos negros, educada en no perder la esperanza. ¡°Ya vendr¨¢ la calma despu¨¦s de la tormenta. Han pasado 35 a?os desde que nos arrebataron la tierra pero a¨²n vivimos, seguimos con nuestras tradiciones y tenemos ganas de vivir. El pueblo saharaui tiene un coraz¨®n ¨²nico, a pesar de que estemos separados en distintos pa¨ªses. El pueblo saharaui no desaparecer¨¢ nunca¡±.
Se revuelve en la silla sin llegar a quejarse. La espalda le atiza de nuevo. Y aparece el siguiente sue?o de Memona Mohamed: entrar en un hospital para ser operada de la espalda, ante la posibilidad de quedarse en una silla de ruedas. Este sue?o parece que s¨ª se cumplir¨¢. Ha aparecido un donante an¨®nimo que le pagar¨¢ la operaci¨®n en Espa?a.
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