?T¨² innova!, no importa d¨®nde
Tras estudiar en Espa?a, Max Oliva (M¨¦xico) y Marcelo Devincenzi (Argentina) han desarrollado dos proyectos que comparten una mirada innovadora
Pueden dos vidas paralelas compartir un punto com¨²n? Desde la geometr¨ªa de la existencia es imposible. Las paralelas nunca se cortan. Pero a veces, pocas, el matem¨¢tico griego Euclides yerra. Y dos personas procedentes de pa¨ªses, ambientes sociales e intereses profesionales muy diferentes encuentran esa intersecci¨®n que invalida las teor¨ªas del genio griego.
¡°Yo nac¨ª en M¨¦xico, en la ciudad de Quer¨¦taro. ?Sabe que seg¨²n una encuesta del Instituto Cervantes es la palabra en espa?ol m¨¢s bella que existe? En lengua precolombina significa ¡®la isla de las salamandras azules¡±.
Estas son las tres primeras frases con las que Max Oliva (Quer¨¦taro, 1976) inicia la conversaci¨®n. Desde ese momento sabemos que estamos frente a alguien diferente. Tiene solo 35 a?os y este ingeniero mec¨¢nico de hablar pausado ya lidera uno de los proyectos que est¨¢ transformado la idea de emprender en Madrid.
El sol se filtra por las tres grandes claraboyas de lo que antes fuera un garaje en pleno barrio de las Letras. Es mediod¨ªa. El antiguo aparcamiento tiene una amplia entrada que seg¨²n se recorre va dejando a ambos lados varias salas de reuniones. De frente, la zona central del garaje se ha dividido en dos alturas y en ellas se reparten ocho mesas en las que ondean los port¨¢tiles. En la inferior hay un peque?o espacio, en una esquina, habilitado como cafeter¨ªa.
Max oliva (M¨¦xico) y Marcelo Devincenzi (Argentina) han desarrollado dos proyectos, tras estudiar en Espa?a, en campos muy distintos, pero que comparten una mirada innovadora
Esta es la propuesta de Max Oliva.Lo ha llamado Hub Madrid. Un nombre quiz¨¢ demasiado industrial para una actividad del conocimiento.
Da igual. En apenas dos a?os de vida se ha asentando como un espacio de trabajo que re¨²ne a emprendedores e innovadores que quieran cambiar la realidad que vivimos. As¨ª de ambicioso. Los n¨²meros cartograf¨ªan la envergadura de la iniciativa.Tiene 300 miembros y a d¨ªa de hoy m¨¢s de 40.000 personas han participado (entre ellos, Nicholas Negroponte, fundador de One-Laptop-Per- Child o Eric Schmint, expresidente de Google) en sus reuniones, talleres y eventos. Todo dirigido por un equipo de 30 personas. ?La inversi¨®n para ponerlo en marcha? Unos 450.000 euros.
Pero este es casi el final de la historia, nos faltan por narrar 35 a?os.Viajero impenitente (ha recorrido m¨¢s de 40 pa¨ªses), este emprendedor es un representante de esa m¨¢xima del periodista Jes¨²s Quintero: ¡°Quien no viaja, muere poco a poco¡±. De padre economista y madre contable, Max Oliva recuerda c¨®mo lleg¨® con 15 a?os a estudiar bachillerato al Tecnol¨®gico de Monterrey (M¨¦xico), un centro que destaca por su programa de ciencias. ¡°A los 18 a?os termin¨¦ la educaci¨®n secundaria, pero no sab¨ªa qu¨¦ hacer¡±, narra. As¨ª que decidi¨® viajar un a?o por Europa, mochila en la espalda y tarjeta Eurorrail en el bolsillo.
De vuelta a M¨¦xico opt¨® por la ingenier¨ªa industrial. Los dos primeros a?os los cursa en Monterrey y despu¨¦s decide regresar a Espa?a a la Universidad Pontificia de Comillas ICAIICADE.
Eran los tiempos del apogeo de las becas Erasmus y accede a una.
En 1998 regresa a Monterrey, donde en dos a?os concluye la carrera. En ese tiempo entra en el mundo de las organizaciones no gubernamentales. Pero alguien le cambia la vida. ¡°Conocer a Desmond Tutu [icono de la lucha contra el apartheid] fue un verdadero impacto¡±, afirma Oliva. Coincide con el l¨ªder africano en la iniciativa State of the World Forum y desde entonces ¡°su compromiso y su energ¨ªa¡± son una referencia para ¨¦l. A partir de ah¨ª participa en organizaciones como Pioneers of Change, que le llevar¨¢n a desarrollar su esp¨ªritu emprendedor y con el tiempo (2010) a crear Hub Madrid.
Durante un tiempo trabaja en Veracruz (M¨¦xico) en una empresa de tubos de acero. En 2001 aprueba el examen de admisi¨®n en el IE Business School de Madrid para cursar un m¨¢ster en gesti¨®n. Despu¨¦s, un empresario de origen mexicano afincado en Espa?a le ofrece trabajo como responsable de una nueva planta que quiere abrir en Daganzo (Madrid). Pero mientras gestiona los permisos laborales se cruza en su camino la direcci¨®n del ¨¢rea de Social Impact Management (SIM) en el Instituto de Empresa, de la que termina siendo su responsable. Nunca llegar¨¢ a trabajar en Daganzo.
¡°Crec¨ª en la ciudad de Buenos Aires, en Ramos Mej¨ªas, un barrio de clase media¡±. Son los recuerdos de la infancia y primera juventud de Marcelo Devincenzi (Buenos Aires, 1956). Un emprendedor diferente a Max Oliva por edad y por el sector en el que trabaja: los estudios geol¨®gicos. Pese a ello, encontrar¨¢n su intersecci¨®n.
El calendario deshojaba 1990. En ese momento, el empresario argentino crea Igeotest, y lo hace en Figueres ¨Cen el Alto Ampurd¨¢n catal¨¢n¨C, un lugar que respira aire surrealista, no en vano alberga el teatro-museo de Salvador Dal¨ª. Quiz¨¢ por esta influencia y la tramontana decidieron pintar de dos colores, amarillo y blanco, las instalaciones y los veh¨ªculos de la empresa. ¡°Puede ser¡±, admite Devincenzi entre risas.
Qu¨¦ bien sienta la alegr¨ªa, pues no siempre fue as¨ª. Hubo ¨¦pocas de desempleo, de buscar trabajo, de desarrollar proyectos. ¡°Quiz¨¢ solo de forma puntual o intermitente, pero de todas las etapas se aprende, y ahora, que nos va muy bien, haber vivido esos momentos a¨²n nos enriquece m¨¢s¡±, admite Devincenzi.
Este empresario estudi¨® Ciencias Geol¨®gicas y Biolog¨ªa Marina en la Universidad de Buenos Aires y se enamor¨® de su oficio de ge¨®logo en un viaje a la Ant¨¢rtida. Despu¨¦s, terminada la carrera (abandonar¨ªa la Biolog¨ªa), se dedic¨® tres a?os a cartografiar la Patagonia.
Ahora, pasados los a?os, hay una fecha que recuerda con precisi¨®n sentando en su despacho de Figueres: el 10 de enero de 1983. Ese d¨ªa, tras finalizar su aventura patag¨®nica, estaba en Madrid, en la Universidad Complutense, cursando un ¡°posgrado de gran prestigio internacional en aguas subterr¨¢neas¡±, rememora. A partir de aqu¨ª, el empresario empezar¨ªa a enlazar de forma continua proyectos, trabajos, ideas.
Es verdad que aquella era una Espa?a diferente a la actual; era la de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona, la del desarrollo de las l¨ªneas de alta velocidad, y hab¨ªa mucho trabajo; tanto, que se qued¨® a vivir en Catalu?a. Hace dos a?os curs¨® un programa de alta direcci¨®n (PADE) en el IESE de Barcelona. ¡°Fue una experiencia extraordinaria. Me ha permitido dar un salto en la profesionalizaci¨®n de la empresa¡±, resalta Devincenzi. Ese empuj¨®n les ser¨¢ muy ¨²til en ?frica occidental, Brasil, Reino Unido o el mar del Norte, donde ya ofrecen sus servicios de estudios geol¨®gicos tanto terrestres como marinos. E incluso algunos a 3.500 metros de profundidad.
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