Incluir, no seleccionar
La ESO es el nivel que consideramos apropiado como m¨ªnimo para el conjunto de los ciudadanos, no un nivel selectivo
Un aspecto preocupante de las declaraciones recientes del ministro de Educaci¨®n, que me temo es compartido por algunos en la comunidad educativa, es la idea de que no es apropiado que la ense?anza obligatoria se supere con asignaturas suspensas. En la l¨®gica ¡°de sentido com¨²n¡± de esta interpretaci¨®n, la educaci¨®n es una serie de aprendizajes de materias que se deben superar. La superaci¨®n de estas materias habilita administrativamente para cursar el siguiente nivel y colgar un t¨ªtulo en la pared. Esta concepci¨®n normal es adem¨¢s concomitante con el discurso neoconfuciano de la ¡°cultura del esfuerzo¡± que tanto atrae a algunos.
Pero la ESO es el nivel que consideramos apropiado como m¨ªnimo para el conjunto de los ciudadanos, no un nivel selectivo. Es adem¨¢s un nivel pensado, como los de todos los pa¨ªses desarrollados, desde el punto de vista de una formaci¨®n integral del alumno, y no tanto desde aprendizajes concretos: estos son importantes en su conjunto, en el proceso de conformaci¨®n intelectual y personal del adolescente, y no tanto tomados particularmente, una vez superado un cierto nivel b¨¢sico, l¨®gicamente. Si impedimos que la promoci¨®n de los alumnos dependa del criterio conjunto del profesorado, como hasta ahora, no vamos a conseguir un sistema mejor, sino peor: m¨¢s centrado en aprendizajes irrelevantes o arbitrarios y menos en la formaci¨®n integral. M¨¢s dependiente del contexto regional, social y del centro. Menos centrado en el cultivo de aptitudes y actitudes y m¨¢s en su selecci¨®n para el nivel siguiente (que, por otra parte, s¨ª tiene un car¨¢cter selectivo m¨¢s claro). La consecuencia final, me temo, es una ESO con m¨¢s fracaso, no con menos.
Frente a la interpretaci¨®n que liga exigencia y calidad, una serie de an¨¢lisis recientes llaman la atenci¨®n sobre el hecho de que, al contrario que en otros pa¨ªses con los que nos comparamos habitualmente, el sistema educativo espa?ol insiste en impedir la continuaci¨®n de los estudios a los estudiantes que no terminan la ESO en las condiciones exigidas. Es lo que Julio Caraba?a y Jos¨¦ Saturnino Mart¨ªnez llaman fracaso administrativo. Si, en vez de impedir la continuaci¨®n de los estudios (incluida la FP) a los que no terminan, se les permitiera continuar sus estudios, aunque fuera condicionalmente, el abandono temprano ser¨ªa mucho m¨¢s bajo.
El problema es la insistencia en que la calidad de la secundaria depende de su capacidad selectiva, cuando en realidad est¨¢ concebida ¡ªen todas partes¡ª como un nivel inclusivo.
Jaime Rivi¨¨re es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Salamanca.
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