Ceremonias de confusi¨®n por el fisco episcopal
Los obispos afrontan divididos la pol¨¦mica sobre sus privilegios fiscales Bl¨¢zquez pide a sus sacerdotes que no se opongan al IBI Rouco dice que el pago perjudicar¨¢ a C¨¢ritas, lo que es falso

?Tiene privilegios la Iglesia cat¨®lica en Espa?a? ?Est¨¢n dispuestos los obispos a renunciar por la crisis a esas regal¨ªas? ?Pagan m¨¢s impuestos los cat¨®licos para sostener a su confesi¨®n? ?Hasta d¨®nde alcanza el para¨ªso fiscal eclesi¨¢stico? ?Cu¨¢ntos millones reciben cada a?o de las diferentes Administraciones del Estado? ?Figura esta confesi¨®n en la Ley de Presupuestos del Estado? ?Entorpecer¨ªa la labor de C¨¢ritas si la Iglesia pagase el IBI? Los libros de estilo al uso proh¨ªben empezar un informe con preguntas, pero ?qu¨¦ hacer cuando las respuestas se niegan o se contradicen con desparpajo, seg¨²n gustos o intereses? Es el caso.
Los obispos parecen perdidos en una recta en plena pol¨¦mica sobre los privilegios fiscales. Ni siquiera aceptan que existan esas prebendas. ?O se trata de una ceremonia de confusi¨®n orquestada para que todo parezca complicado o irremediable? La confusi¨®n se ha extendido a muchos pol¨ªticos. No faltan quienes achacan el debate a intenciones anticlericales, con apelaciones, incluso, a la manoseada persecuci¨®n religiosa de laicistas impenitentes.
La pol¨¦mica de los impuestos que no paga la Iglesia cat¨®lica viene de antiguo, pero arrecia con la crisis econ¨®mica, hasta el punto de que muchos prelados se han visto forzados a publicar cartas pastorales sobre la cuesti¨®n. Salvo excepciones, no son partidarios de cambiar de r¨¦gimen fiscal ni de ceder privilegios, que consideran casi de derecho natural. Sin embargo, el arzobispo Ricardo Bl¨¢zquez, prelado de Valladolid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), ha reclamado a sus sacerdotes ¡°sensibilidad con la situaci¨®n inmensamente complicada que vivimos¡± y que no defiendan con ¡°u?as y dientes¡± las exenciones.
El dinero para el salario de obispos y sacerdotes sale de la caja com¨²n
Un ejemplo de confusi¨®n se produce en torno a C¨¢ritas, la confederaci¨®n de las entidades cat¨®licas de acci¨®n caritativa y social. Creada en 1947, tiene personalidad jur¨ªdica propia, tanto eclesi¨¢stica como civil, y dispone de centros en 6.000 parroquias, dependientes de 68 C¨¢ritas diocesanas. Su ingente tarea est¨¢ apoyada por el trabajo gratuito de 61.783 voluntarios y por 4.543 trabajadores remunerados.
En el ¨²ltimo ejercicio fiscal (2010), C¨¢ritas invirti¨® 247,5 millones en acciones de lucha contra la pobreza, de las que se beneficiaron 6,5 millones de personas dentro y fuera de Espa?a. De esos recursos, el 64,89% procede de donaciones privadas (socios, colectas, empresas, etc¨¦tera, por un total de 160,6 millones de euros); el 35,11% lo pagan entes p¨²blicos (Hacienda a trav¨¦s de la casilla de Fines sociales en el IRPF, Gobiernos central y auton¨®micos, Ayuntamientos, etc¨¦tera, por un total de 86,9 millones), y apenas el 2,17% les llega de la CEE (5 millones en 2012). ¡°Es el cuarto a?o en que la Conferencia Episcopal repite este gesto de generosidad, que se inici¨® en 2008 con la entrega de 1,9 millones, y que volvi¨® a producirse en 2009 con 2,9 millones¡±, informa la oficina de comunicaci¨®n de C¨¢ritas.
En Alemania solo
los cat¨®licos pagan
un impuesto para financiar su iglesia
M¨¢s extravagante es la ceremonia del impuesto de bienes inmuebles (IBI), antes llamado contribuci¨®n territorial urbana. ?Quieren, o no quieren, pagar el IBI los obispos, como todo hijo de vecino? La Iglesia romana es la segunda propietaria inmobiliaria en Espa?a, despu¨¦s del Estado, de forma que muchos alcaldes est¨¢n buscado la manera de cobrar el IBI sobre algunos de sus inmuebles ahora exentos, o que el Ministerio de Hacienda les compense por esa p¨¦rdida de ingresos. El primero en pedirlo fue el Ayuntamiento de Madrid, entonces presidido por el hoy ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n.
Antes se hab¨ªa producido una masiva campa?a de Europa Laica (muy eficaz, a la vista de las disputas que ha suscitado), con una propuesta concreta de moci¨®n municipal, en paralelo a otra para que los ciudadanos no pongan la equis en favor de la Iglesia en su declaraci¨®n del IRPF. Son un centenar los Ayuntamientos que ya han aprobado esas mociones, pero sus deseos han fracasado en el Congreso, abstenci¨®n incluida del Grupo Socialista pese a haberse comprometido lo contrario. Francisco Delgado, presidente de Europa Laica, afe¨® este viernes con gran severidad este comportamiento err¨¢tico del PSOE.
La disputa, estas semanas, est¨¢ centrada tambi¨¦n en el impreso de la declaraci¨®n de la renta de las personas f¨ªsicas (IRPF), donde solo figura la Iglesia cat¨®lica. Tambi¨¦n se discute sobre el origen de tales canonj¨ªas.
No es verdad
Con este t¨ªtulo ¡ªNo es verdad¡ª se despacha con virulencia contra los imp¨ªos patrios, cada semana, un bolet¨ªn del Arzobispado de Madrid, de nombre Alfa y Omega. Es un lugar ideal para medir la preocupaci¨®n episcopal ante la avalancha de cr¨ªticas por sus silencios ante la crisis y la contumacia con que defienden el para¨ªso fiscal. La Red est¨¢ que arde y nadie parece tener argumentos para apagarla. Insultos aparte ¡ªl¨¢stima que surjan brotes de feroz clerofilia y clerofobia por asuntos tan meridianos¡ª, vean este chiste que inund¨® el sistema cuando se conoci¨® que el Gobierno Rajoy recortaba 2.000 millones a la Ciencia, y cero euros a la Iglesia cat¨®lica. "?nimo, ciudadano. Cuando tengas c¨¢ncer no faltar¨¢ un ensotanado para darte la extremaunci¨®n".
El prestigio de la Iglesia cat¨®lica est¨¢ por los suelos, seg¨²n las encuestas, y la crisis no hace m¨¢s que remacharlo. Para defenderse, el cardenal Rouco se escuda en C¨¢ritas. Pod¨ªa hacerlo tambi¨¦n con Manos Unidas y gran parte de las congregaciones de monjas y frailes dedicadas a atender a los desheredados de la tierra. No vale. El desprestigio eclesi¨¢stico ser¨ªa inenarrable sin esas organizaciones y los llamados fieles y curas de las iglesias populares.
Otro cantar son las falsedades. Decir que la Iglesia cat¨®lica no est¨¢ en la Ley de los Presupuestos del Estado ¡ªcomo ha proclamado el portavoz episcopal¡ª es sencillamente un desprop¨®sito. Los ciudadanos comprueban cada a?o c¨®mo lo est¨¢, en varias partidas, y que, adem¨¢s, se ha colado, solo ella, en el impreso de Hacienda sobre el IRPF.
Rizan tambi¨¦n el rizo de las confusiones cuando se empe?an en afirmar que sus privilegios ¡ªcuando aceptan tenerlos, rara vez¡ª proceden de leyes ordinarias y comunes, y no de un concordato firmado en Roma por un ministro democristiano, Marcelino Oreja, m¨¢s s¨²bdito del Vaticano en aquel momento, que de Espa?a. Cumpl¨ªa el solemne mandato de la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas (ACdP), de la que todav¨ªa es apasionado militante: ¡°Nos interesa el catedr¨¢tico, el jefe de empresa, el hombre pol¨ªtico: hoy subsecretario; ma?ana, ministro. Con un fin, y es que estos hombres sirvan a Dios y sirvan a la Iglesia muy atentos a los consejos de Roma¡±. Textual.
Otra ceremonia de dispersi¨®n episcopal es cuando se enfadan por llamar concordato a los Acuerdos de 1979. Maestros del eufemismo. ?Qu¨¦ son esos acuerdos si no un concordato en toda regla? Pero el nombre concordato quema. Est¨¢ maldito desde que Roma firm¨® varios de esta especie, los ¨²ltimos: con Napole¨®n III ¡ª¡°un pacto entre el prost¨ªbulo y la sacrist¨ªa¡±, se enfad¨® el gran Lamennais¡ª; con Isabel II en plena furia cat¨®lica contra esta pobre reina ¡ª¡°un pacto entre canallas¡±, juzg¨® William J. Callahan¡ª; con Mussolini para recuperar para el Papa el rango de Jefe de Estado; con Hitler, para asegurarse una inmunidad poco martirial; y, sobre todo, el infame Concordato de 1953 con Franco, otro dictador manchado de sangre.
¡°Ni pagas m¨¢s, ni te devuelven menos¡±. Con este argumento excitan los obispos a sus fieles para que pongan la equis en su IRPF a favor de la Iglesia cat¨®lica. Lo ha hecho ya una veintena de prelados mediante cartas pastorales. Craso error de comunicaci¨®n. Frente a ese gratis total, predicado tambi¨¦n en la propaganda de la CEE con el eslogan de XTantos, los prelados sostienen, sin embargo, que lo que reciben de Hacienda es producto de lo asignado por cat¨®licos o simpatizantes, no dotaci¨®n del Estado.
?Quieren decir, acaso, que los cat¨®licos pagan un impuesto especial para su Iglesia, como ocurre en Alemania, por ejemplo? No. El cat¨®lico en Espa?a paga a Hacienda, mediante el IRPF, por los mismos conceptos que el resto de los contribuyentes, sean jud¨ªos, musulmanes, protestantes, budistas, ateos e incluso anticlericales a la vieja usanza. Ni un euro de m¨¢s para su Iglesia. El dinero para salarios de obispos y sacerdotes sale de la caja com¨²n, no lo dan los cat¨®licos de su bolsillo.
Este a?o, seg¨²n el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado que debate estos d¨ªas el Congreso, Hacienda est¨¢ ingresando cada mes 13.266.216,12 euros en una cuenta corriente de la CEE, a esperas de una liquidaci¨®n a final de a?o casi siempre superior.
As¨ª que, efectivamente, los cat¨®licos ¡°ni pagan m¨¢s, ni les devuelven menos¡± por asignar a su confesi¨®n el 0,7% de su cuota fiscal. Los obispos dicen la verdad en esto porque llevan siglos bebiendo de un c¨¢liz sin fondo: la proverbial taca?er¨ªa del espa?ol para con su Iglesia. En 1979, cuando el Estado vaticano y Espa?a acuerdan revisar el Concordato nacionalcat¨®lico de 1953, se pacta una ¡°dotaci¨®n presupuestaria¡± (con ese nombre), en tanto la jerarqu¨ªa encontraba formulas para ¡°lograr por s¨ª misma los recursos suficientes para la atenci¨®n de sus necesidades¡±. Textual.
Nada se ha cumplido. Ni prosper¨® la idea de lo que entonces se llam¨®, sin raz¨®n, el impuesto religioso, ni los obispos est¨¢n interesados en autofinanciarse. La f¨®rmula que se ha consolidado es la llamada ¡°asignaci¨®n tributaria¡±, que les permite sostener la ficci¨®n de que lo que Hacienda les da cada mes se lo han adelantado los contribuyentes cat¨®licos.
Dotaci¨®n, asignaci¨®n, impuestos... La realidad es que, eufemismos aparte, quien paga los salarios de obispos y sacerdotes, m¨¢s otras funciones de culto, es Hacienda ¡ªy ¡°Hacienda somos todos¡±, dec¨ªa un eslogan que hizo fortuna¡ª.
?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si el cat¨®lico espa?ol tuviera que pagar a Hacienda un 0,7% m¨¢s para el sostenimiento de su Iglesia? Conocemos lo que sucede en Alemania desde que comenz¨® la crisis. Seg¨²n datos de su Conferencia Episcopal, de enero pasado, en 2009 abandonaron esta confesi¨®n 120.000 feligreses para no tener que pagar el impuesto eclesi¨¢stico.
En Alemania, con 25 millones de cat¨®licos ¡ªel 31% de la poblaci¨®n¡ª, este impuesto es obligatorio para quien confiesa pertenecer a una religi¨®n. Quien no lo paga queda excomulgado, con la suspensi¨®n de sus derechos ¡ªpresencia de sacerdote en ceremonias sociales, entierros, etc¨¦tera)¡ª. La misma reglamentaci¨®n sirve para los protestantes, que son mayor¨ªa. Los ingresos fiscales les sirven para pagar sus aparatos ¡ªjerarqu¨ªa, clero, Administraci¨®n¡ª, pero sobre todo para el sostenimiento de instituciones caritativas y oficinas de asesor¨ªa, incluso en temas de aborto voluntario.
La Iglesia cat¨®lica es la segunda due?a inmobiliaria de Espa?a
Sobre la financiaci¨®n global del Estado espa?ol ¡ªmediante sus diversas Administraciones¡ª a la Iglesia cat¨®lica, incluido el para¨ªso fiscal eclesi¨¢stico, Europa Laica calcula que la confesi¨®n que lidera el cardenal Rouco recibe cada a?o, por m¨²ltiples conceptos, en torno a 11.000 millones de euros, una cifra que la Fundaci¨®n 1? de Mayo acaba de rebajar a 5.689,7 millones. Lo hace en un informe de abril pasado, titulado Financiaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica y gasto p¨²blico. Tanta discrepancia prueba la opacidad, cuando no el secretismo, con que Gobierno y obispos llevan sus relaciones.
?De d¨®nde proceden los privilegios eclesi¨¢sticos? La respuesta es sabida, pero no compartida: de los acuerdos entre el Vaticano y Espa?a, suscritos en Roma en 1979. Los obispos, en este debate, han cambiado el mensaje, afirmando ahora que, en realidad, sus privilegios fiscales, como la exenci¨®n del IBI, son consecuencia de la ley de mecenazgo de 2002, que tambi¨¦n beneficia a otras instituciones ¡°sin ¨¢nimo de lucro¡±. Si un d¨ªa un Gobierno decide cambiar esa ley suprimiendo ese privilegio, se encontrar¨¢ con que los obispos apelar¨¢n entonces al concordato econ¨®mico de 1979 para garantizarse la inmunidad fiscal. Es ese concordato, llamado ahora en una de sus partes Acuerdo sobre Asuntos Econ¨®micos, el que garantiza esta situaci¨®n. Dice su art¨ªculo IV: ¡°La Santa Sede, la Conferencia Episcopal, las di¨®cesis, las parroquias y otras circunscripciones territoriales, las ¨®rdenes y congregaciones religiosas y los institutos de vida consagrada y sus provincias y sus casas tendr¨¢n derecho a las siguientes exenciones: A) Exenci¨®n total y permanente de la contribuci¨®n territorial urbana, etc¨¦tera¡±. El cardenal Rouco considera, con raz¨®n, que se trata de un acuerdo internacional, e incluso ¡°supraconstitucional¡±, es decir, inamovible salvo un complicado proceso de modificaci¨®n.
La CEE solo aporta
un 2,17% del
presupuesto de C¨¢ritas
No est¨¢n de acuerdo ni el vicesecretario para Asuntos Econ¨®micos episcopales, Fernando Gim¨¦nez Barriocanal, ni el director de la Oficina de Comunicaci¨®n de la CEE, Isidro Catela. Dice el primero: ¡°A d¨ªa de hoy, la Iglesia dispone del mismo r¨¦gimen fiscal que se aplica a otras instituciones no lucrativas del pa¨ªs, el mismo que tienen otras confesiones religiosas. No hay privilegios. Gracias a estos beneficios, nuestras instituciones realizan una important¨ªsima labor a favor de la sociedad, atendiendo demandas de los ciudadanos y con ellos devolviendo con mucho el esfuerzo fiscal realizado. Es una inversi¨®n social muy rentable¡±.
Isidro Catela, m¨¢s contundente, habla de campa?a de descr¨¦dito y de muchas falsedades. ¡°La manipulaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica, que cala como lluvia fina, lleva a creer a mucha gente que la Iglesia cat¨®lica es la ¨²nica que no paga el IBI y que adem¨¢s no paga ninguna clase de impuestos¡±, se lamenta.
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