¡°El humor es un corte de mangas del pobre al rico¡±
El c¨®mico defiende el derecho a molestar, re¨ªrse y dudar de las cosas
El d¨ªa no est¨¢ para l¨ªos: Leo Bassi acaba de ser padre. No hay tiempo para almuerzos ni cenas; aun as¨ª, hay algo de lo que necesita hablar. ¡°El lunes estuve en el juicio de Javier Krahe y me ha afectado¡±. El artista, arropado por el mundo de la cultura, fue juzgado por blasfemia por un v¨ªdeo casero rodado en 1977, en el que se ense?a a cocinar un crucifijo. ¡°Yo escuchaba hablar a la acusaci¨®n sobre respeto, y me pon¨ªa a hervir. A m¨ª hace seis a?os me pusieron una bomba y nunca hubo detenidos ni juicio¡±.
Bassi se refiere a un kilo de explosivos junto a su camerino del teatro Alfil de Madrid mientras representaba La revelaci¨®n, pieza teatral anticlerical que ocasion¨® censuras y amenazas por toda Espa?a. ¡°Luego intent¨¦ hacerme miembro de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, pero me colgaron el tel¨¦fono¡±, expone como ejemplo de que hay individuos que intentan apropiarse de discursos muy serios.
Al c¨®mico y actor teatral no acab¨® de gustarle c¨®mo se plante¨® la defensa de Krahe, con la insistencia en que las im¨¢genes blasfemas emitidas por televisi¨®n no pretend¨ªan ofender: ¡°No se dijo que el derecho a molestar, a re¨ªrse y dudar de las cosas tiene que existir. La libertad es decir cosas que puedan molestar; el derecho a decir lo que todo el mundo quiere o¨ªr es propio de una dictadura¡±.
¡°Es cierto que he hecho cosas asquerosas, pero detr¨¢s de lo que hace un buf¨®n siempre hay una reflexi¨®n¡±
Antes de dar un paseo hasta el caf¨¦ Barbieri, cl¨¢sico del madrile?o barrio de Lavapi¨¦s para tomar un refresco, Bassi propone otra parada. Guarda una sorpresa. Mientras abre una puerta en un local cuya ubicaci¨®n se resiste a confesar, explica: ¡°Esta es mi respuesta a lo de hace seis a?os¡±. Enciende las luces y presenta un gran retablo dorado con un pato de goma en el centro. ¡°Este es mi Dios¡±, sonr¨ªe. La broma le hace tanta gracia que no parar¨¢ de re¨ªrse el cuarto de hora que pasar¨¢ en su ¡°capilla atea¡±. ¡°Cuando est¨¦ listo, esto les va a joder mucho: usa la sem¨¢ntica cat¨®lica para burlarse de lo que tiene de absurda¡±. El d¨ªa que est¨¦ terminada la Iglesia del Pato, se plantea pedir la exenci¨®n del IBI.
Bassi se presenta siempre como un buf¨®n. Descendiente de c¨®micos, se dedic¨® al circo y los malabarismos (parece ser que con los pies era su especialidad) hasta que se convenci¨® de que lo que necesitaba el mundo era que el humor no fuera blanco. ¡°El humor es una forma de resistencia del pobre al rico, un corte de mangas; y tambi¨¦n una expresi¨®n de la duda, que te hace pensar m¨¢s en ti y tu alrededor¡±. Ahora tiene la impresi¨®n de que la cota de risa no anda por las nubes, aunque no todos la tengan baja por las mismas razones. Preguntado por el sesgo de solemnidad en que coinciden poderosos y contestatarios, propone una diferencia: ¡°A los d¨¦biles es a quienes m¨¢s miedo les da que se r¨ªan de ellos. A la Iglesia le molesta porque ve que est¨¢ al final de su ciclo de influencia; al 15-M tampoco le gusta porque se siente peque?o y tiene enfrente a enemigos muy grandes. Tendr¨¢n tambi¨¦n que aprender a re¨ªrse de s¨ª mismos si quieren progresar¡±.
Antes de despedirse de Bassi, una confesi¨®n del periodista: se alegra de que el encuentro no fuera un almuerzo porque de peque?o lo marc¨® una imagen del buf¨®n con la cabeza dentro de una urna llena de cucarachas. Esa visi¨®n y un plato de calamares no le parec¨ªan compatibles. Bassi medita: ¡°Es cierto que he hecho cosas asquerosas en televisi¨®n, buscaba impactar con cosas que me repugnasen porque eso es lo que emiten las cadenas¡±. Luego apunta: ¡°No olvides que detr¨¢s de lo que hace un buf¨®n siempre hay una reflexi¨®n¡±.
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