¡°Vivimos en una ¨¦poca de liderazgos d¨¦biles¡±
El diputado del PP defiende con un "panfleto" el triunfo del liberalismo
Miguel ?ngel Cort¨¦s dice que su libro sobre el liberalismo es un ¡°panfleto¡±. Lo ha escrito con Xavier Reyes Matheus al hilo del bicentenario de la Constituci¨®n de C¨¢diz, se titula Era cuesti¨®n de ser libres (Turner) y defiende ah¨ª que ¡°el liberalismo no es una corriente ajena a la tradici¨®n hisp¨¢nica¡±. ¡°Muestra tambi¨¦n c¨®mo ha triunfado: al fin y al cabo, sus adversarios m¨¢s enconados terminaron aceptando los principios liberales, y de esa manera los absolutistas se convirtieron en conservadores y los socialistas en socialdem¨®cratas¡±. Con esa rotundidad lo explica, con la vehemencia, s¨ª, del estilo panfletario.
A Miguel ?ngel Cort¨¦s lo conocen bien en el restaurante donde propone la cita. Est¨¢ al lado del Congreso ¡ªes diputado del Partido Popular por Valladolid¡ª y de su casa, as¨ª que conoce al dedillo la carta aunque se decante casi siempre por algo ligero de primero y callos o rodaballo de segundo. ?No es un poco raro un liberal de pura cepa en un partido donde hay tanto nacionalcatolicismo? ¡°El gran logro de Aznar fue aglutinar a todas las tendencias que est¨¢n a la derecha de la izquierda, y en el partido somos afines pero no iguales. Tambi¨¦n en el partido socialista hay quienes a¨²n veneran a Castro¡±.
Decidi¨® meterse en pol¨ªtica en unas circunstancias muy concretas. ¡°Federico Mayor Zaragoza, que era vicesecretario en los a?os finales del franquismo, cerr¨® la Universidad de Valladolid durante un curso entero. Era f¨¢cil de controlar, y as¨ª mand¨® una advertencia a quien quisiera montar algaradas en cualquier otro lugar: iba a ser implacable. Tanta arbitrariedad me soliviant¨® y empec¨¦ a cultivar los c¨ªrculos liberales¡±. Sus inquietudes tomaron forma en UCD y, m¨¢s tarde, entr¨® en el PP: con Aznar fue secretario de Estado de Cultura (ahora sigue con ¨¦l en la FAES) y de Cooperaci¨®n Internacional para Iberoam¨¦rica.
Mantiene a¨²n un estrecho contacto con los pa¨ªses del otro lado del charco y conserva intactas sus inquietudes culturales. Tiene una querencia especial por la historia y, sobre todo, por Carlos V. ¡°Fue un caballero medieval y un hombre moderno, abri¨® el mundo a los nuevos tiempos y se mantuvo fiel a la herencia recibida. Quer¨ªa saber si ten¨ªa derecho a hacer lo que estaba haciendo y convoc¨® la Controversia de Valladolid para saber por Bartolom¨¦ de las Casas qu¨¦ estaba ocurriendo con los indios de Am¨¦rica¡±.
Tambi¨¦n son estos, como los de Carlos V, tiempos de mudanza generados por las nuevas tecnolog¨ªas y sorprende un pol¨ªtico culto (eso s¨ª, cuando estuvo en Cultura sugiri¨® al Real que estrenara una ¨®pera de Jos¨¦ Mar¨ªa Cano, el de Mecano), amigo de argumentar sus ideas y, adem¨¢s, de ser en extremo mordaz con sus enemigos (¡°los ocho a?os de Gobierno de Zapatero son los peores que ha tenido Espa?a desde Godoy¡±, ¡°el nacionalismo es igual que los fundamentalismos religiosos¡±, ¡°es indignante el uso que hace Obama de la ejecuci¨®n extrajudicial de Bin Laden¡±). ¡°Vivimos una ¨¦poca de liderazgos d¨¦biles y de discursos banales¡±, dice. ¡°No surgen grandes nombres ni en la Universidad, ni en la Iglesia, ni en el pensamiento¡ ?Y qu¨¦ se puede esperar de los pol¨ªticos si solo piensan en los 20 segundos que les va a dedicar la televisi¨®n o en los 140 caracteres de Twitter? Ah¨ª solo hay sitio para lo escandaloso y trivial¡±.
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