Ada Mar¨ªa Isasi-D¨ªaz, la te¨®loga que plant¨® batalla al patriarcado
Consideraba que la justicia era el mensaje central del evangelio cristiano
Con la muerte de Ada Mar¨ªa Isasi-D¨ªaz el pasado 13 de mayo se ha apagado una de las voces m¨¢s l¨²cidas e influyentes del feminismo latino y de la teolog¨ªa feminista en los Estados Unidos y Am¨¦rica Latina. Nacida en 1943 en La Habana (Cuba), se traslad¨® con sus padres a U.S.A. en 1960 y se gradu¨® en el College of New Rochelle de Nueva York en Historia Europea. Durante la d¨¦cada de los 80 del siglo pasado estudi¨® teolog¨ªa en Union Theological Seminary en Nueva York, donde obtuvo el doctorado en la especialidad de ?tica Cristiana, disciplina que explic¨® a lo largo de dos d¨¦cadas en la escuela de Teolog¨ªa de la Universidad de Drew (Nueva Jersey), junto con otras asignaturas relacionadas con la cultura hispana y la religi¨®n en los Estados Unidos, como Cultura hisp¨¢nica, la ¨¦tica del poder, la teor¨ªa de la justicia y la ¨¦tica social.
Varios fueron los renaceres que tuvo a lo largo de su vida, seg¨²n su propio testimonio. El primero sucedi¨® en Lima (Per¨²), donde trabaj¨® como misionera de 1967 a 1969. Fue all¨ª donde vivi¨® en su propia carne la realidad de la pobreza, tom¨® conciencia de que la justicia era el mensaje central del evangelio y practic¨® la solidaridad con los pobres y excluidos como condici¨®n necesaria en el trabajo por la justicia. Aquella experiencia la marc¨® de por vida y se convirti¨® en su principal se?a de identidad a la hora de vivir un cristianismo comprometido con los sectores m¨¢s vulnerables de la sociedad.
Su segundo renacer fue durante la Primera Conferencia para la Ordenaci¨®n de las Mujeres en Detroit (Michigan), donde se despert¨® en ella la conciencia feminista que, unida a la opci¨®n por los pobres, constituy¨® el horizonte de su intensa actividad intelectual, que desarroll¨® en Estados Unidos, Am¨¦rica Latina, Asia y ?frica. Su trabajo ten¨ªa un objetivo bien definido: luchar contra las ra¨ªces y las manifestaciones del sexismo presente en la sociedad, en el mundo de las religiones, en las iglesias cristianas y en la teolog¨ªa, incluida la de la liberaci¨®n latinoamericana, poco sensible a la discriminaci¨®n y las desigualdades de g¨¦nero. La lucha se centr¨® de manera especial en la defensa de las mujeres latinas dentro de los Estados Unidos, que sufr¨ªan una m¨²ltiple opresi¨®n: por ser mujeres, por ser inmigrantes, por pertenecer a los sectores empobrecidos, por el desconocimiento del ingl¨¦s y, en el caso de la poblaci¨®n negra, por el color de la piel.
A partir de esa experiencia cultiv¨® la teolog¨ªa feminista en di¨¢logo con otras teolog¨ªas de la liberaci¨®n, incorporando las categor¨ªas del pensamiento feminista y re-ubic¨¢ndolas en el mundo de de las mujeres latinas. Su principal y m¨¢s original aportaci¨®n fue la teolog¨ªa mujerista, que expuso en numerosas, entre las que destaca Teolog¨ªa mujerista. Una teolog¨ªa para el siglo XXI (Mensajero, Bilbao). Dos son las claves de esta teolog¨ªa. Una, la constataci¨®n y el an¨¢lisis de los estrechos v¨ªnculos que unen las diferentes formas de marginaci¨®n de las mujeres: sexismo, clasismo, etno-racismo y marginaci¨®n social. Otra, la propuesta ¨¦tica de una justicia de g¨¦nero con s¨®lidas bases evang¨¦licas.
Compartimos numerosos encuentros sobre todo en el Foro Mundial de Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n, que re¨²ne a te¨®logos y te¨®logas de la liberaci¨®n y del di¨¢logo interreligioso del Tercer y Primer Mundo y que viene celebr¨¢ndose desde 2005 cada dos a?os en el marco del Foro Social Mundial. El ¨²ltimo encuentro en el que coincidimos fue el IV Foro Mundial de Teolog¨ªa y Liberaci¨®n celebrado en Dakar (Senegal) en febrero de 2011. Juntos visitamos la isla de Gor¨¦e (de los Esclavos), y experimentamos uno de los mayores desgarros por el sufrimiento de millones de seres humanos sometidos a esclavitud. La escuch¨¦ por ¨²ltima vez en una carpa del campus universitario de Dakar. Habl¨® con la brillantez y la fuerza que caracterizaba su discurso sobre las cinco formas de violencia de nuestro mundo: explotaci¨®n, marginaci¨®n, imperialismo, falta de poder y violencia sist¨¦mica contra las mujeres. Ese es el mejor y postrer recuerdo que conservo de Ada Mar¨ªa. ?Magn¨ªfica lecci¨®n de ¨¦tica aplicada!
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