Richard F. Stolz, el agente que limpi¨® la imagen de la CIA
Regres¨® a la agencia tras el esc¨¢ndalo de venta de armas a Ir¨¢n en 1986
Richard F. Stolz (Dayton, Ohio, 1925) agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia, en sus siglas en ingl¨¦s) fue el art¨ªfice del lavado de cara del espionaje estadounidense tras el esc¨¢ndalo de 1986 cuando, bajo el mandato del presidente Ronald Reagan, Estados Unidos vendi¨® armas a Ir¨¢n a cambio de liberar a rehenes estadounidenses que se encontraban secuestrados en Teher¨¢n. Stolz falleci¨® el pasado 9 de junio, a los 86 a?os, debido a las complicaciones de salud surgidas tras sufrir una ca¨ªda.
El esc¨¢ndalo conocido como Irangate fue una operaci¨®n de venta de armas a Ir¨¢n, que en esos a?os se encontraba en guerra con su vecino Irak. El embargo del Congreso contra el pa¨ªs persa prohib¨ªa cualquier tipo de intercambio. Stolz intervino pese a que ya se encontraba disfrutando de su jubilaci¨®n, despu¨¦s de 31 a?os de servicio.
Pero la misi¨®n de limpiar la imagen de la agencia de inteligencia comenz¨® antes del env¨ªo de armas a Ir¨¢n, en concreto cuando estall¨® el esc¨¢ndalo del uso de fondos p¨²blicos para ayudar a la extrema derecha de Nicaragua contra el Gobierno sandinista.
Quien m¨¢s adelante se convirti¨® en una pieza clave del servicio de inteligencia estadounidense en los a?os ochenta, se cri¨® en Summit, Nueva Jersey, y combati¨® en la II Guerra Mundial. Se gradu¨® en el Arhemst Colledge con menci¨®n de honor. Posteriormente, ya dentro de la agencia, fue destinado a pa¨ªses como Italia, la extinta Rep¨²blica Federal de Alemania, Turqu¨ªa, Bulgaria y Mosc¨², de donde fue expulsado en 1965 acusado de espionaje.
El nombramiento de Stolz tras su jubilaci¨®n lleg¨® durante un cambio en la c¨²pula de la CIA. El director de la agencia en 1986, William J. Casey, muri¨® al comienzo de las comisiones de investigaci¨®n abiertas en el Congreso por el caso de Ir¨¢n. Casey fue sustituido por William H. Webster que fue quien convenci¨® a Stolz, su antiguo compa?ero de clase, para que volviera a la agencia como director de operaciones de la CIA.
Con un Congreso en pie de guerra tras los esc¨¢ndalos, William D. Murray, exoficial de la agencia, argument¨® entonces en The New York Times que ¡°Stolz hizo un buen trabajo al volver y restablecer las relaciones con el Capitolio¡±. Aunque las consecuencias de los sucesos de Ir¨¢n y Nicaragua no fueron las ¨²nicas cuestiones delicadas a las que se tuvo que enfrentar Richard F. Stolz.
Ante la sospecha de que el Capitolio quer¨ªa reducir gastos en defensa y en inteligencia, Stolz decidi¨® planear un futuro alternativo para la CIA. Ampli¨® los destinos de las operaciones e incluy¨® la lucha contra el terrorismo y el narcotr¨¢fico internacional como objetivos de la agencia. El esp¨ªa se retir¨® por segunda vez en 1990, tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Un excompa?ero recuerda lo que Stolz dijo entonces: ¡°Te lo puedes creer, se acab¨® la guerra fr¨ªa¡±.
Quienes compartieron su agitada vida en la agencia le definen como una persona indulgente y comprensiva con sus agentes. ¡°Est¨¢ bien correr riesgos, su jefe les apoyar¨¢; siempre y cuando los beneficios potenciales sean mayores que el peligro de quedar atrapado¡±, recuerda Thomas Twetten, exagente de la CIA y que se convirti¨® en el reemplazo de Stolz cuando este se jubil¨®. En 1991, el presidente George W. Bush le concedi¨® la Medalla Nacional de Seguridad por su labor desarrollada en Inteligencia.
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