¡°Solo quiero que mis hijos puedan ir al m¨¦dico¡±
Muchas empleadas de hogar aceptan rebajar su sueldo para no perder la tarjeta sanitaria
Mar¨ªa Eugenia Arias, boliviana de 43 a?os, no sabe cu¨¢nto va a cobrar este mes. Desde que lleg¨® a Madrid, hace cuatro a?os, trabaja 15 horas a la semana en casa de una familia con tres hijos. Su sueldo es de 400 euros mensuales, pero le han advertido de que va a bajar ¡°un poco¡± para compensar lo que a partir de ahora deben pagar por ella a la Seguridad Social. Ella, que tiene siete hijos y un marido que no cotiza, no se ha quejado. ¡°Hace tres meses, otra familia para la que trabajaba me despidi¨® cuando les ped¨ª que me dieran de alta. Ni me avisaron. Lo dije un viernes y, al volver el lunes, me pagaron lo que me deb¨ªan y me dijeron que no regresara¡±, recuerda.
La incorporaci¨®n de todas las trabajadoras dom¨¦sticas al r¨¦gimen general de la Seguridad Social, obligatoria incluso para las discontinuas que acuden por horas a distintos domicilios, ha servido para mejorar las condiciones laborales del colectivo, pero ha tra¨ªdo tambi¨¦n consecuencias negativas para miles de mujeres como Mar¨ªa Eugenia, que han visto sus sueldos mermados o han sido despedidas porque sus empleadores no han podido (o querido) asumir el sobrecoste de las cotizaciones.
Ante la amenaza del despido, la mayor¨ªa se ven obligadas a aceptar una rebaja de salario, especialmente las inmigrantes que al no cotizar pueden perder su permiso de residencia y, a¨²n peor, la tarjeta sanitaria, a la que no tendr¨¢ derecho ning¨²n extranjero que no cotice a partir del 1 de septiembre. ¡°Mi marido cuida a una persona mayor seis horas todos los d¨ªas, pero ¨¦l no ha conseguido que le hagan contrato. As¨ª que yo no tengo m¨¢s remedio que seguir trabajando por menos dinero. Eso ahora no me importa. Solo me importa que mis hijos puedan ir al m¨¦dico¡±, dice Mar¨ªa Eugenia.
Las alternativas que este martes propuso el secretario de Estado de la Seguridad Social, Tom¨¢s Burgos, para que las trabajadoras que no han conseguido ser contratadas puedan seguir cotizando no convencen a los colectivos. Darse de alta como aut¨®noma, suscribir un convenio especial con la Seguridad Social o recurrir a empresas de servicios dom¨¦sticos son propuestas caras, complejas y que incluso pueden conducir a abusos. ¡°Las ETT [empresas de trabajo temporal] y las agencias de colocaci¨®n se est¨¢n aprovechando de esta situaci¨®n y precarizando a¨²n m¨¢s los sueldos. Han reducido el valor de la hora de trabajo de 10 a 5 euros¡±, denuncia el sindicato Sindihogar, que el s¨¢bado organiz¨® una concentraci¨®n en Barcelona para exigir soluciones para las discontinuas.
La nueva regulaci¨®n ha tra¨ªdo tambi¨¦n consecuencias negativas para las extranjeras sin permiso de trabajo, a las que no se les puede hacer contrato aunque se quiera. ¡°Cada vez menos personas quieren emplearnos porque el Gobierno nos va a quitar la tarjeta sanitaria. Las familias tienen miedo de que nos pase algo en sus casas y luego tengan que pagar ellas los gastos del m¨¦dico¡±, explica Rosemarie, otra boliviana de 46 a?os.
Rosemarie lleva trabajando como interna en Espa?a desde 2007, tras dejar en su pa¨ªs a cuatro hijos, pero nunca ha cotizado. Podr¨ªa haber conseguido un permiso de trabajo por arraigo a los tres a?os de su llegada, pero ninguno de los empleadores que ha tenido desde entonces ha querido hacerle los papeles. ¡°Y eso que era interna y ya antes estaban obligados¡±, lamenta. Ahora, tras perder su ¨²ltimo trabajo hace un mes, ha llamado a todas las puertas que conoce sin encontrar nada.
¡°Es una pena que una ley que en teor¨ªa es positiva tenga consecuencias tan negativas en su aplicaci¨®n a causa de las pol¨ªticas de extranjer¨ªa y sanitaria. Estamos condenando a la exclusi¨®n social a miles de inmigrantes¡±, advierte Mar¨ªa Alexandra V¨¢squez, abogada del centro Pueblos Unidos de Madrid que asesora a extranjeros. Su propuesta: que para conseguir el permiso de trabajo baste con demostrar un arraigo social de tres a?os, sin necesidad de presentar una oferta de trabajo como obliga ahora la ley.
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