¡°Los humanos somos primates muy sociables¡±
El paleont¨®logo de Atapuerca aborda la evoluci¨®n humana en su nuevo libro
Ignacio Mart¨ªnez Mendiz¨¢bal suele ser el primero en tocar con sus dedos los f¨®siles humanos de 500.000 a?os de antig¨¹edad que aparecen en la Sima de los Huesos, en el fondo de una cueva de la Sierra de Atapuerca (Burgos). No por nada especial, advierte, ya que forma parte de un equipo con media docena de colegas y el papel de cada uno es imprescindible para extraer esos tesoros de la paleontolog¨ªa mundial. Pero ¨¦l se encarga a menudo de ir retirando con un palillo la arcilla h¨²meda de la cueva para sacar a la luz cada hueso. Recuerda, ¡°?c¨®mo no! y para toda la vida¡±, aquel d¨ªa de julio de 1992 en que vieron asomar un f¨®sil que result¨® ser el primer cr¨¢neo de la Sima. ¡°?ramos muy conscientes de que est¨¢bamos descubriendo algo muy importante, nos pusimos como motos¡±. Fueron sacando m¨¢s y m¨¢s f¨®siles all¨ª, y siguen apareciendo en cada campa?a que realizan en este yacimiento paleontol¨®gico considerado el m¨¢s rico del mundo para investigar la historia de la evoluci¨®n humana.
Mart¨ªnez, madrile?o de 50 a?os, ha elegido una terraza en la Dehesa de la Villa para tomar el aperitivo. Le pilla cerca del Instituto de Evoluci¨®n Humana, donde desarrolla su investigaci¨®n con el equipo de la Sima. Desempe?a su otra vertiente, la de profesor de Paleontolog¨ªa, en la Universidad de Alcal¨¢ de Henares. Y todav¨ªa encuentra hueco para una tercera faceta, la de escritor. Su ¨²ltimo libro, El primate que quer¨ªa volar (Espasa), es la aventura de Atapuerca, pero tambi¨¦n un sencillo y actual¨ªsimo repaso de lo que los cient¨ªficos saben de la historia de los hom¨ªnidos y por qu¨¦ lo saben. El libro, como su conversaci¨®n, es la mezcla ¨®ptima de entusiasmo y conocimiento riguroso. Pide un granizado de lim¨®n y sugiere unas aceitunas para picar.
?Por qu¨¦ acabaron en el fondo de la cueva una treintena de humanos hace medio mill¨®n de a?os (se han descubierto ya 6.500 f¨®siles)? ¡°Es una acumulaci¨®n intencionada, no tengo ninguna duda, est¨¢n ah¨ª porque otros humanos los dejaron caer a prop¨®sito. No sabemos si ser¨ªa un ritual o un simple enterramiento¡±.
En su libro, Mart¨ªnez explica que los humanos somos una especie solidaria, colaboradora, capaz de empatizar con los dem¨¢s, aunque, dada la sucesi¨®n de guerras y atrocidades que se suceden a diario... ¡°No somos ¨¢ngeles, ser¨ªa un imb¨¦cil si lo dijera. Pero todo es relativo. Si nos comparamos con los gorilas o los chimpanc¨¦s, somos unos primates muy sociables; vivimos en sociedades de millones de individuos que no tienen relaci¨®n consangu¨ªnea y que colaboran entre s¨ª. Si metes en un vag¨®n de tren un centenar de chimpanc¨¦s o gorilas que no tengan relaci¨®n familiar... ?la que se l¨ªa! Nosotros nos soportamos. Pero tambi¨¦n somos muy creativos y el conflicto de ser cooperativos y la individualidad asociada a la creatividad creo que se solventa mediante la comunicaci¨®n que supone el arte¡±. Mart¨ªnez encadena argumentos, historias, an¨¦cdotas... pero, como buen cient¨ªfico, alerta de lo que es ciencia basada en datos, o en f¨®siles, y lo que son ideas, sugerentes, pero solo ideas.
¡°De la ciencia me gusta el sistema de valores, que tiene que ver con la honradez intelectual, con necesitar a los otros para aprender, y con el hecho de que puedo estar equivocado y tengo que ser honrado. Me gusta la rebeld¨ªa de la ciencia, la libertad intelectual... la ciencia es revolucionaria¡±, termina Mart¨ªnez, como si fuera una aut¨¦ntica declaraci¨®n vital.
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