En defensa de nuestra costa
En mayo de 2006, en pleno auge inmobiliario, un grupo de ciudadanos dedicados al estudio y la gesti¨®n del territorio impulsamos el manifiesto Por una nueva cultura del territorio. En el texto se advert¨ªa de los riesgos ambientales, econ¨®micos y sociales que entra?aba la depredaci¨®n del territorio, el abuso de los recursos naturales, la ocupaci¨®n acelerada del suelo y la degradaci¨®n del paisaje. Desgraciadamente, buena parte de los riesgos enunciados entonces son hoy evidentes. La sociedad espa?ola debe hacer frente ahora a una crisis econ¨®mica grav¨ªsima, cuyo origen se encuentra en buena medida en el desaforado desarrollo urban¨ªstico y, en particular, en la expansi¨®n del sector inmobiliario en el per¨ªodo 1996-2007. Los efectos muy negativos que todo ello est¨¢ teniendo en la evoluci¨®n del empleo, la estabilidad de la econom¨ªa espa?ola, la confianza en el sistema financiero y la solvencia de las administraciones p¨²blicas son incuestionables. Sus secuelas sociales, ambientales, urban¨ªsticas y paisaj¨ªsticas pesar¨¢n durante d¨¦cadas sobre la sociedad espa?ola.
De nuevo, quienes promovimos aquel manifiesto y otros muchos profesionales e investigadores nos creemos en la obligaci¨®n de reaccionar ante los anuncios del Gobierno de Espa?a de cambiar radicalmente lo establecido por la Ley de Costas de 1988. Consideramos que la propuesta gubernamental, lejos de introducir mayor racionalidad en la gesti¨®n de los espacios litorales reincidir¨¢, seg¨²n nuestro criterio, en muchos de los errores ya cometidos. En caso de prosperar, afectar¨ªa muy negativamente al conjunto del litoral espa?ol y en especial a las ¨¢reas costeras que a¨²n conservan valores naturales destacados. El espacio costero es por naturaleza muy fr¨¢gil y se ha visto sometido en las ¨²ltimas d¨¦cadas a una enorme presi¨®n, que ha comportado la ocupaci¨®n y artificializaci¨®n de ¨¢reas muy extensas. Un proceso que, de no dome?arse y corregirse podr¨ªa venir a hipotecar de forma irreversible la calidad ambiental y el atractivo de nuestro litoral. ?Podr¨ªamos imaginar la situaci¨®n de nuestras costas tras el proceso urbanizador de las ¨²ltimas d¨¦cadas sin este instrumento normativo?
La propuesta de revisi¨®n de la ley anunciada por el ministro Miguel Arias Ca?ete "con el objetivo de hacer compatible la protecci¨®n del litoral con el desarrollo de las actividades econ¨®micas y la seguridad jur¨ªdica" parte, a nuestro entender, de un diagn¨®stico err¨®neo: la contraposici¨®n entre sostenibilidad ambiental y desarrollo econ¨®mico en los espacios costeros. Como bien sabemos, la realidad nos indica exactamente lo contrario: la competitividad de las actividades tur¨ªsticas radica de forma cada vez m¨¢s clara en factores como la calidad paisaj¨ªstica y en la identidad del lugar. La gesti¨®n sostenible del territorio costero es ciertamente una obligaci¨®n social y ambiental, pero resulta tambi¨¦n un apremiante imperativo econ¨®mico.
La reforma podr¨ªa hipotecar de forma irreversible la calidad ambiental y el atractivo de nuestro litoral
Asimismo, el anuncio de que se proceder¨¢ a la "recuperaci¨®n de terrenos degradados para el desarrollo de actividades econ¨®micas, mediante el fomento de la desafectaci¨®n de espacios de dominio p¨²blico que ya no requieren una protecci¨®n especial por haber perdido sus caracter¨ªsticas naturales", podr¨ªa verse como un incentivo a la degradaci¨®n de los espacios costeros en pos de su privatizaci¨®n. La propuesta no tiene en cuenta ni la f¨®rmula que se ha dado a las zonas de monte incendiadas (prohibici¨®n de reclasificaci¨®n y calificaci¨®n urban¨ªsticas por un amplio per¨ªodo de tiempo), as¨ª como a la alteraci¨®n o desclasificaci¨®n de espacios naturales protegidos, que requiere la acreditaci¨®n, para evitar las acciones espurias, de que la degradaci¨®n se ha producido por evoluci¨®n natural.
La privatizaci¨®n de extensas ¨¢reas costeras que la modificaci¨®n de la Ley podr¨ªa comportar resultar¨ªa en una irreparable p¨¦rdida colectiva. Con ello el Estado har¨ªa dejaci¨®n de su responsabilidad indeclinable en la preservaci¨®n de las costas y eventualmente se incurrir¨ªa en el incumplimiento de los compromisos internacionales en materia de medio ambiente suscritos por Espa?a. Adem¨¢s, debe tener en cuenta que a localizaci¨®n de edificaciones, infraestructuras y actividades econ¨®micas con car¨¢cter permanente en los espacios costeros supone exponer a personas y bienes a riesgos naturales crecientes, que seg¨²n las proyecciones a medio y a largo plazo se ver¨¢n incrementados por los efectos del proceso de cambio clim¨¢tico. Las administraciones p¨²blicas no pueden ignorar esta realidad y estos escenarios cient¨ªficos sin incurrir en graves responsabilidades de car¨¢cter econ¨®mico, social y moral.
Consideramos que la protecci¨®n del litoral es una obligaci¨®n moral. No es moralmente defendible favorecer intereses privados a costa de los bienes p¨²blicos. No es pol¨ªticamente sostenible la defensa de intereses particulares en detrimento del inter¨¦s general. Quienes tienen la obligaci¨®n constitucional de proteger, preservar e impulsar pol¨ªticas que respondan a una nueva cultura del territorio, hoy indiscutible en pa¨ªses desarrollados y en sociedades cultas, anuncian iniciativas que van a acentuar la degradaci¨®n, la fragmentaci¨®n sectorial, la desregulaci¨®n y pr¨¢cticas tan insostenibles como indefendibles en foros c¨ªvicos o pol¨ªticos de cualquier pa¨ªs desarrollado. Avanzar en la l¨ªnea de la privatizaci¨®n, de hecho o de derecho, es apostar por una pol¨ªtica de tierra quemada que, una vez agotada, implicar¨ªa enormes costes de reparaci¨®n que recaer¨¢n sobre las espaldas de todos. Los bienes comunes, como el dominio p¨²blico costero, no pueden quedar a merced de los derechos privados pues su gesti¨®n es estrat¨¦gica y su reparaci¨®n costos¨ªsima.
Oriol Nel.Lo, profesor en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, Onofre Rull¨¢n, de la Universidad de las Islas? Baleares, y?Joan Romero, de la Universidad de Valencia firman este art¨ªculo tambi¨¦n suscrito por los profesores e investigadores siguientes: Salvador Ant¨®n, Eugenio Burriel, Carmen Delgado, Josefina G¨®mez Mendoza, Josep-Mar¨ªa Gili, Javier Mart¨ªn-Vide, Rafael Mata, ?ngel Men¨¦ndez Rexach, Guillermo Morales, Oriol Nel¡¤lo, Jos¨¦ Ojeda, Luciano Parejo, Joan Romero, Onofre Rullan, Joan Subirats, Fernando Vera y Florencio Zoido.
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