El ¡®doctor Google¡¯ abre consulta
Un 48,3% de los internautas utiliza la Red para informarse sobre temas de salud La falta de credibilidad de algunos contenidos mina la confianza de los pacientes
Los enfermos espa?oles tienen otro referente. Por lo menos, esos dos tercios de la poblaci¨®n que utilizan Internet. El doctor Google est¨¢ aqu¨ª para quedarse y los expertos, como Borja Adsuara, director general de Red.es, el programa del Ministerio de Industria, vaticinan que cada vez tendr¨¢ m¨¢s pacientes.
La encuesta Los ciudadanos ante la e-salud, que se present¨® este lunes, lo confirma. ¡°La gente llega a la consulta habiendo mirado Google. Esa conducta est¨¢ aqu¨ª para quedarse¡±, afirma Frederic Llordachs, socio de Doctoralia, un directorio digital de m¨¦dicos. Llordachs, que antes de dedicarse al mundo digital ejerci¨® la medicina, va m¨¢s all¨¢: ¡°Eso es normal y hasta bueno, aunque suponga presi¨®n para los profesionales¡±, dice.
El estudio, que present¨® Pedro Mart¨ªn, director del Observatorio Nacional de Telecomunicaciones del ministerio, recoge esta tendencia, aunque no de una manera generalizada. Seg¨²n la encuesta, hecha en 2011 a 5.500 personas, un 29,7% de los pacientes hab¨ªa consultado Internet antes de ir al m¨¦dico; al salir de consulta lo hace el 54,6%.
Al miembro de la Sociedad Espa?ola de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc) Vicente Boas este comportamiento le parece ¡°muy razonable¡±. ¡°La gente es m¨¢s sensata de lo que creemos¡±, afirma Boas. Hay que tener en cuenta que ese 29,7% se aplica a los internautas, lo que quiere decir que la cifra real es un tercio menos (aproximadamente el 62% de los espa?oles usa Internet). Boas no ha notado que esta conducta interfiera en la consulta. Si acaso, le ve ventajas. ¡°Todas las estad¨ªsticas dicen que los ciudadanos de quien m¨¢s se f¨ªan es de su m¨¦dico¡±, dice. Pero es normal que, en un sistema masificado donde no hay tiempo para una consulta r¨¢pida, al paciente le surjan dudas y acuda a Internet.
M¨¦dicos y pacientes piden que se
¡°prescriban¡± webs de informaci¨®n fiable
La inevitabilidad de esta injerencia del doctor Google es tal que ambos expertos, cada uno desde su campo, proponen lo mismo: que los m¨¦dicos ¡°prescriban webs¡±. En ese coinciden con los pacientes: un 78,2 lo quiere. Con ello ganar¨ªan confianza y evitar¨ªan uno de los riesgos de Internet: que no filtra la informaci¨®n. Cualquier entrada sobre salud tiene, a priori, las mismas posibilidades de ser consultada, provenga de una sociedad cient¨ªfica, de una publicaci¨®n respetada, o sea un desprop¨®sito.
Hacer la prueba es f¨¢cil. A modo de ejemplo, este lunes mismo, al teclear ¡°curaci¨®n c¨¢ncer¡± en Google, la primera entrada que sal¨ªa era un art¨ªculo de El Mundo de 2005, luego uno sobre ¡°los charlatanes del c¨¢ncer¡± y por ¨²ltimo un compendio de noticias relacionadas. A partir de ah¨ª, el asunto se disparataba: una entrada de un onc¨®logo italiano en la que afirma que los c¨¢nceres est¨¢n causados por hongos, por lo que tiene una ¡°cura sencilla¡±; luego est¨¢ la inevitable teor¨ªa conspiranoica de un tratamiento sencillo ¡°que no ver¨¢ la luz por no ser rentable¡± y una noticia sobre un franciscano brasile?o que, en Israel, usa con ¨¦xito un remedio natural de f¨®rmula secreta.
As¨ª visto, el asunto es de temer. Pero, como dice Boas, parece que luego no es para tanto. Y el estudio lo confirma: los ciudadanos buscan primero noticias de sociedades cient¨ªficas y oficiales, o web privadas (revistas, peri¨®dicos). Y se f¨ªan m¨¢s (y no demasiado: suspenden a todas) de las primeras. En este ejercicio de discriminaci¨®n, pagan incluso justos por pecadores. Las webs de las asociaciones de pacientes, por ejemplo, no gozan de mucha credibilidad. Aunque son preferidas a las redes sociales (y eso que el trabajo considera, con dudas admitidas por el propio Pedro Mart¨ª, que Wikipedia es una de ellas).
Solo ocho comunidades
tienen la historia
cl¨ªnica digital desarrollada
Aparte de la idea de que los m¨¦dicos receten webs, hay otra en marcha que no acaba de cuajar: la de que las p¨¢ginas se certifiquen, es decir, que reciban un aval de una autoridad. Es el objetivo de ONG como Health on the Net. Tambi¨¦n es una idea que surge de manera recurrente en reuniones de sociedades m¨¦dicas o de periodistas especializados, como la espa?ola Asociaci¨®n Nacional de Informadores de la Salud (ANIS). Pero nadie ha tomado claramente el liderazgo. El proceso ser¨ªa costoso y largo, y, mientras tanto, la acreditaci¨®n se supone que est¨¢ impl¨ªcita en la cabecera: no es lo mismo, a estos efectos, la web de la Sociedad Espa?ola de Oncolog¨ªa M¨¦dica que la de una asociaci¨®n astrol¨®gica.
Pero la cibersalud va m¨¢s all¨¢ de las meras consultas de los pacientes. Los profesionales saben muy bien la utilidad de los buscadores, y muchos estudios no se podr¨ªan hacer ¡ªo ser¨ªan infinitamente m¨¢s farragosos¡ª sin su ayuda. Alg¨²n ensayo ha demostrado que si se incluyen en un buscador los s¨ªntomas correctos, este acierta el diagn¨®stico m¨¢s del 50% de las veces.
Esto no convierte este uso en pr¨¢ctico. ¡°En muchos casos, la presencia f¨ªsica es fundamental¡±, insiste Llordachs. Otra cosa es la utilidad de ciertas herramientas. En un reciente encuentro en la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, Salvador Casado, M¨®nica Lalanda y Julio Mayol animaban a sus colegas a abrirse cuentas en Twitter para tener m¨¢s contacto con oros compa?eros y sus pacientes.
Y hay otra opci¨®n: la de usar el correo electr¨®nico. Boas afirma que el sistema de salud p¨²blico espa?ol no lo permite, y que ¨¦l solo lo ve posible con pacientes seleccionados. Y parece complicado de pensar que se cambien las estructuras cuando algo tan b¨¢sico como la historia cl¨ªnica digital todav¨ªa solo est¨¢ implantada en ocho comunidades, como dijo la directora general de Salud P¨²blica, Mercedes Vinuesa. Y eso que el plan es que est¨¦ en toda Espa?a el 31 de diciembre. Pero Llordachs no ve tan imposible que haya modificaciones a medio plazo. ¡°Eso puede ahorrar, y el dinero es el motor del cambio¡±, concluye.
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