¡°Son un poco antiguos en la RAE¡±
La soci¨®loga revive la pol¨¦mica de un art¨ªculo que desaprobaba las gu¨ªas de lenguaje no sexista
In¨¦s Alberdi abre la entrevista con versos de la Il¨ªada. Bellos s¨ª, pero no inocentes: "?O¨ªdme dioses todos y diosas todas que quiero decir lo que mi ¨¢nimo me ordena en el pecho!". Nada como un cl¨¢sico para poner en su sitio a la lengua. Homero (fuese uno o fuesen varios) acudi¨® al desdoblamiento para referirse en su justa diversidad de g¨¦neros al olimpo.
La utilizaci¨®n de dos g¨¦neros gramaticales es una de las pr¨¢cticas que recomiendan las gu¨ªas de lenguaje no sexista para ayudar a visibilizar a las mujeres. A Homero no le perturb¨® la reiteraci¨®n, pero a la mayor¨ªa de los acad¨¦micos s¨ª, como qued¨® patente en el informe Sexismo ling¨¹¨ªstico y visibilidad de la mujer, elaborado por el acad¨¦mico y catedr¨¢tico de Lengua Espa?ola Ignacio Bosque, publicado en marzo en este diario. En ¨¦l se descalificaba la pretensi¨®n de estas gu¨ªas de "forzar las estructuras ling¨¹¨ªsticas para que constituyan un espejo de la realidad", por m¨¢s que elogiase su prop¨®sito ¨²ltimo de "contribuir a la emancipaci¨®n de la mujer y a que alcance su igualdad con el hombre en todos los ¨¢mbitos". Se desataron vendavales encontrados.
In¨¦s Alberdi, catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa y exdirectora del Fondo de Naciones Unidas para la Mujer, fue zarandeada por la ventolera nada m¨¢s dar con el art¨ªculo. "Lo que m¨¢s me sorprendi¨® fue el complejo de superioridad de los acad¨¦micos. Cuando habla de la relaci¨®n de la lengua con la vida cotidiana deb¨ªa darse cuenta de que ellos saben mucho de lengua, pero hay otros saberes que conviene respetar", revive ahora en su despacho de una facultad vaciada por el verano. "Respeto al profesor Bosque como acad¨¦mico pero me impresion¨® el desprecio intelectual tan fuerte hacia quienes hab¨ªan hecho las gu¨ªas, pensando que son indocumentadas", a?ade.
Bosque se preguntaba qu¨¦ autoridad ten¨ªan organismos como la Universidad de Murcia o el sindicato UGT para recomendar usos ling¨¹¨ªsticos guiados por la mirada de g¨¦nero. "Hay una autoridad de la gente hablando espa?ol, aqu¨ª o en Lima. Y hay otra autoridad de numerosas instituciones con profesionales que trabajan la perspectiva de g¨¦nero en Historia, Sociolog¨ªa, Psicolog¨ªa Educativa o Lengua. Hay much¨ªsimas, aqu¨ª y en lugares como las universidades de Stanford o Harvard, pero ¨¦l no se hab¨ªa enterado".
No es una singularidad espa?ola. Alberdi explica que el ingl¨¦s ha incorporado cambios sugeridos desde centros de estudios de g¨¦nero y organizaciones feministas: "En los congresos ya no ves el t¨¦rmino chairman, sino chairperson, salvo que sepas con seguridad qui¨¦n es y entonces usas chairman o chairwoman. Y se ha suprimido la distinci¨®n entre Miss y Mrs, como ocurri¨® en el espa?ol con se?orita y se?ora. Ahora se usa Ms. para las mujeres".
El torbellino que aliment¨® el informe Bosque, suscrito por 22 acad¨¦micos y tres acad¨¦micas, se volvi¨® en parte contra la instituci¨®n al revivir, desde el lado cr¨ªtico, su historial menos noble: la exclusi¨®n de mujeres de m¨¦ritos indiscutibles como Mar¨ªa Moliner o Emilia Pardo Baz¨¢n, a quien le dieron varios portazos en las narices. Uno de ellos, recuerda Alberdi, con el sesudo argumento del escritor Jos¨¦ Mar¨ªa Pereda de que no hab¨ªa sill¨®n para una mujer. Aunque en los ¨²ltimos a?os la RAE trata de paliar el d¨¦ficit, las cifras siguen siendo escu¨¢lidas: seis acad¨¦micas, el 13% de los 46 sillones.
"Echo de menos dos cosas en la RAE", plantea la soci¨®loga. "Una es que los acad¨¦micos no hayan intentado ser los que aportasen recomendaciones para hacer un uso no sexista del lenguaje. La otra es que revisen con perspectiva de g¨¦nero el Diccionario para evitar definiciones sexistas". Porque en la ¨²ltima revisi¨®n se incorporan t¨¦rminos tan recientes como chat o bloguero pero se perpet¨²an definiciones sexistas de otros tiempos. A saber: Cocinilla: hombre que se entromete en cosas, especialmente dom¨¦sticas, que no son de su incumbencia.
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