Siete minutos de terror
La NASA explica en un v¨ªdeo el arriesgado plan de descenso que ha de ejecutarse a la perfecci¨®n en la madrugada del 6 de agosto para que el 'Curiosity' aterrice en Marte
Los expertos hablan de ¡°siete minutos de terror¡± al referirse a la arriesgad¨ªsima operaci¨®n que la misi¨®n del Curiosity tiene que cumplir para llegar al suelo de Marte. Ser¨¢ el 6 de agosto a las 7.31 (hora peninsular) y todo el complicado plan de descenso ha de ejecutarse a la perfecci¨®n para que el todoterreno de casi una tonelada llegue inc¨®lume al punto elegido en el cr¨¢ter Gale. La operaci¨®n, desde que entre en la tenue atm¨®sfera marciana hasta el suelo, durar¨¢ esos siete minutos. En las sucesivas fases actuar¨¢n un escudo t¨¦rmico, un paraca¨ªdas de 16 metros de di¨¢metro, retrocohetes de frenado y una especie de gr¨²a espacial. Todo tiene que funcionar exactamente seg¨²n lo previsto para evitar el fracaso. En estas operaciones no hay segunda oportunidad.
¡°Conf¨ªo plenamente en nuestro sistema¡±, declar¨® recientemente Steven Sell, ingeniero jefe de la fase de entrada en la atm¨®sfera, descenso y aterrizaje (EDL, en sus siglas en ingl¨¦s). ¡°Conocemos de arriba abajo la EDL y hemos hecho todo lo posible para que sea consistente¡±, comentaba este experto del Jet Propulsion Laboratory (Caltech) a la revista Science. El problema con estas t¨¦cnicas de exploraci¨®n espacial es que no se pueden probar en la Tierra, donde la gravedad y la atm¨®sfera son diferentes. Pero los ensayos de equipos en t¨²nel de viento y muchas simulaciones de ordenador han dado la confianza a los expertos.
No es nada f¨¢cil el descenso a la superficie de otro mundo. La NASA lo ha logrado con ¨¦xito en seis ocasiones, pero la estrategia de aterrizaje del Curiosity es nueva, nunca se ha intentado antes. Tiene la ventaja de lograr una precisi¨®n en el punto de descenso muy superior a las operaciones anteriores: la diana del Curiosity en el cr¨¢ter Gusev es una elipse de 7x20 kil¨®metros.
Los dos hist¨®ricos Viking llegaron a Marte, en 1976, con retrocohetes para frenar y colocarse en el suelo sobre sus propias patas. Pero eran robots fijos, sin capacidad de desplazarse. Para los tres todoterreno anteriores (el Sojourner de la misi¨®n Mars Pathfinder, en 1997, y los gemelos Spirit y Opportunity, en 2004) se utiliz¨® una estrategia de aterrizaje espectacular y eficaz: los veh¨ªculos llegaron al suelo envueltos en globos, como airbag, y dando botes hasta que se detuvieron. Tras deshincharse los airbag, se abr¨ªa la plataforma en la que iba plegado el veh¨ªculo y este empezaba a rodar por el planeta rojo.
La sonda espacial Mars Science Laboratory, MSL con el Curiosity plegado dentro, llegar¨¢ a la atm¨®sfera de Marte a una velocidad de 5.900 metros por segundo. Durante la primera fase, en la que se podr¨¢n realizar ajustes de trayectoria seg¨²n las condiciones atmosf¨¦ricas, act¨²a un escudo t¨¦rmico de 4,5 metros de di¨¢metro. A continuaci¨®n, a unos 11 kil¨®metros de altura, se desplegar¨¢ el paraca¨ªdas. Cuando est¨¦ a 1,6 kil¨®metros del suelo entrar¨¢ en acci¨®n la aut¨¦ntica novedad del sistema: la plataforma con la gr¨²a. Lleva unos retrocohetes de frenado y el Curiosity va sujeto por debajo; a unos 20 metros del suelo, el robot se desprender¨¢ y quedar¨¢ colgando por unos cables hasta tocar la superficie.
En ese momento de contacto, el sistema de control notar¨¢ la p¨¦rdida de tensi¨®n de los cables y estos se cortar¨¢n autom¨¢ticamente, dejando el robot en el suelo posado sobre sus seis ruedas mientras la plataforma se eleva y se aleja para no da?arlo. A 248 millones de kil¨®metros de la Tierra, que las radiose?ales de comunicaci¨®n tardan en recorrer 13,8 minutos a la velocidad de la luz, no hay manera de teledirigir la maniobra. Por eso, ser¨¢ completamente autom¨¢tica.
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