Sin papeles ni m¨¦dico
La incertidumbre se instala entre los inmigrantes enfermos que no tienen papeles. Sin trabajo, dif¨ªcilmente podr¨¢n pagar los 710 euros que pide Sanidad, poniendo en riesgo sus tratamientos
En agosto no todos se van de vacaciones: muchas de las 150.000 personas en situaci¨®n irregular que tienen tarjeta sanitaria est¨¢n enfermas. A partir de septiembre, este colectivo perder¨¢ el derecho a la asistencia sanitaria gratuita. Tendr¨¢n que abonar 710 euros al a?o ¨Ccifra superior a algunos seguros privados de salud- para ser atendidos en un centro de salud. Sin embargo, las personas sin papeles no pueden trabajar ni realizar actividad econ¨®mica alguna con la que afrontar ese pago. Estos son algunos de sus testimonios:
¡°?Y si me enfermo de algo m¨¢s grave?¡±
Con los 700 euros mensuales que gana, Yaosca hace maravillas. Tiene 25 a?os y desde hace dos meses no solo se mantiene a s¨ª misma, sino que adem¨¢s a las dos chicas con las que comparte piso en Atocha. G¨®mez trabaja cuidando a una mujer mayor, a pesar de que no tiene sus papeles al d¨ªa.
Hace cuatro a?os dej¨® su Nicaragua natal porque los ingresos que all¨ª percib¨ªa no le alcanzaban para financiar sus estudios de Administraci¨®n. Decidi¨® viajar a Espa?a con la idea de tener una mejor situaci¨®n que le permitiera apuntarse a alg¨²n curso, cosa que con suerte ha podido realizar un par de veces y siempre de forma espor¨¢dica.
Desde que lleg¨® al pa¨ªs, Yaosca est¨¢ afectada por una alergia al polvo que la ha convertido en asidua a la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz. Para mejorar su salud, debe tomar dos medicamentos, fexofenadina y ebastina, por la ma?ana y por la noche. Adem¨¢s, se somete continuamente a controles m¨¦dicos.
Eso hasta ahora, porque asegura que una vez que pierda la tarjeta de Sanidad, el 31 de agosto pr¨®ximo, su tratamiento quedar¨¢ en ascuas. Yaosca sostiene que no le preocupa mayormente su alergia, pero s¨ª lw angustia saber qu¨¦ podr¨ªa pasar con ella en caso de contraer una enfermedad m¨¢s compleja. "?Y si me enfermo de algo m¨¢s grave? Creo que no podr¨ªa hacerme ning¨²n tratamiento", se lamenta.
La joven afirma que estar¨ªa dispuesta a pagar los 59,2 euros mensuales del convenio especial, si no fuese porque actualmente debe mantener a otras dos personas. Solo en el alquiler de su piso gasta unos 300 euros y los 400 restantes los distribuye entre sus amigas. "En este momento, simplemente no puedo pagar por la Sanidad", asevera.
¡°Nos humillan y desprecian¡±
¡°Hasta los animales tienen m¨¢s derechos que nosotros¡±, lanza de entrada Socorro, una mujer nicarag¨¹ense de 35 a?os que ha vivido los ¨²ltimos dos de forma irregular en Madrid.
Desde hace unos meses se ha visto afectada por una anemia ferrop¨¦nica que le provoca cansancio, desvanecimientos y la inflamaci¨®n de sus pies. Para tratarse, acude semanalmente a la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, donde han evaluado su caso. "El m¨¦dico que me trata me ha dicho que me tendr¨¢n que hacer transfusiones de sangre si es que los medicamentos no dan resultados", cuenta.
A Socorro el tiempo le juega muy en contra. Para cuando sepa si debe o no realizarse tales transfusiones su tarjeta de Sanidad no tendr¨¢ ninguna utilidad, ya que las prestaciones sanitarias para extranjeros sin papeles solamente se extender¨¢n hasta el 31 de agosto.
Por su condici¨®n econ¨®mica, Socorro solo ve incertidumbre. ¡°Como no puedo pagar, me quedar¨¦ sin tratamiento y no podr¨¦ hacerme lo que me hace falta¡±, asegura. La centroamericana se encuentra actualmente sin empleo y a duras penas puede pagar los entre 12 y 16 euros que cuestan sus medicamentos. En realidad quien financia ese gasto actualmente es su amiga Yaosca, con quien vive en Atocha.
Socorro est¨¢ cansada y eso no solo se debe a su anemia. Dice que durante los ¨²ltimos meses se ha sentido humillada por su condici¨®n de inmigrante ilegal y que dej¨® su trabajo por los malos tratos que recib¨ªa por parte de la persona a la que cuidaba. El pago de 710 euros para tener acceso a la Sanidad p¨²blica es, para ella, la gota que colma el vaso y por esto reacciona con indignaci¨®n ante la sola idea de tener que desembolsar anualmente esa suma. "Te humillan, te desprecian y te hacen a un lado. Eso hacen", sostiene.
Su apremiante situaci¨®n le ha hecho plantearse la posibilidad de regresar a Nicaragua, aunque no quiere hacerlo. Ella viaj¨® a Espa?a con la idea de poder enviar mensualmente remesas a sus tres hijos, a quienes mantiene desde que su marido la abandon¨®. ?ltimamente no ha podido mandar dinero y es dif¨ªcil que lo haga en los pr¨®ximos meses. Menos a¨²n si es que ahora se suma un nuevo gasto: el sanitario.
¡°Nos est¨¢n dejando morir¡±
"Sin papeles no podemos trabajar. Entonces, ?C¨®mo quieren que pague 710 euros por la tarjeta sanitaria?", se pregunta con desesperaci¨®n Claude (nombre ficticio), despu¨¦s de leer en el peri¨®dico que, de aprobarse los planes del Gobierno, no podr¨¢ continuar con su tratamiento contra la hepatitis B y D, una enfermedad infecciosa del h¨ªgado, que puede provocar cirrosis y c¨¢ncer. "Nos est¨¢n invitando a irnos", interpreta Nicol¨¢s (otro nombre ficticio, tambi¨¦n por miedo), igualmente infectado con el virus de la hepatitis B y D. "?Irnos ad¨®nde? Nos est¨¢n sacrificando; nos est¨¢n dejando morir", le corrige Claude, enfadado.
El tratamiento para la enfermedad que comparten consiste en una inyecci¨®n que una vez al mes les ponen en un hospital madrile?o. ¡°El m¨¦dico no me ha dicho nada todav¨ªa de todo esto¡±, explica Nicol¨¢s, antes de mostrar preocupaci¨®n por su salud. ¡°El tratamiento no habr¨¢ servido para nada si deja de ser gratis¡±, concluye. En paro, los dos cameruneses viven en un modesto alojamiento que les ofrece una ONG madrile?a. Reconocen que no saben el coste del tratamiento, pero, sea cual fuere, no podr¨ªan afrontarlo.
A ambos les diagnosticaron la enfermedad en 2010, un a?o despu¨¦s de haber compartido estancia en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Melilla, en el que entraron d¨ªas despu¨¦s de haber cruzado la valla de seis metros que separa la ciudad aut¨®noma de Marruecos. Luego llegaron a la capital espa?ola, donde repitieron experiencia en el CIE de Madrid. "Los m¨¦dicos dicen que no saben cu¨¢ndo pudimos coger el virus", afirma Nicol¨¢s. "En el hospital solo saben que tengo la hepatitis, pero no saben de d¨®nde viene ni cu¨¢nto tiempo lleva dentro de m¨ª", explica Claude, que insiste en la imposibilidad de tener un empleo por su situaci¨®n irregular en Espa?a. "Sin derecho a trabajar, ?C¨®mo vamos a pagar?", insiste. "El Gobierno deber¨ªa responder a esta pregunta", concluye.
¡°Mi tarjeta sanitaria caduc¨® en julio y no podr¨¦ renovarla¡±
"Tengo cita el 27 de agosto para 'el pinchazo'", dice Mamadou, que visitar¨¢ a su m¨¦dico para que le ponga la inyecci¨®n para controlar la hepatitis B que le diagnosticaron hace seis meses. Si la reforma le impide continuar con su tratamiento, gratuito hasta ahora, no sabe qu¨¦ ser¨¢ de ¨¦l. "Cueste lo que cueste, no tengo nada para pagar", asegura.
¡°Mi tarjeta sanitaria caduc¨® en julio y no podr¨¦ renovarla. Aunque ya me hab¨ªan dicho que nos iban a quitar la sanidad a los sin papeles¡±, dice con resignaci¨®n. ¡°Pero el doctor me conoce bien y no me ha dicho nada¡±, explica confiado. Mamadou desconoce el nombre del tratamiento y su coste.
Este senegal¨¦s de 23 a?os lleg¨® a Espa?a con tan solo 17 a?os y gracias a su condici¨®n de menor pudo regularizarse. Fue internado en un centro de menores ubicado en Armenteros, un pueblo de Salamanca. Cuatro a?os despu¨¦s, sin trabajo, no pudo renovarlos. ¡°Perd¨ª los papeles porque no ten¨ªa trabajo", dice. ¡°Creo que si las cosas siguen as¨ª, con estos recortes, el pa¨ªs acabar¨¢ en guerra civil¡±, asegura.
¡°Me vio un m¨¦dico al llegar a Espa?a y pens¨¦ que siempre ser¨ªa as¨ª¡±
¡°Todo el mundo tiene derecho a ir al m¨¦dico¡±, dice con aplomo John (nombre ficticio), un nigeriano de 27 a?os, que lleva una semana sufriendo problemas estomacales, con v¨®mitos y diarrea. Lleg¨® en 2010 y su castellano a¨²n es pobre, por lo que explica en ingl¨¦s que despu¨¦s de tres visitas al m¨¦dico no sabe si le har¨¢n pruebas. La enfermedad le preocupa y al mediod¨ªa no ha comido nada desde el d¨ªa anterior.
El joven nigeriano, que, sin trabajo, vive en un centro de acogida en Madrid, se muestra muy sorprendido por el recorte del Gobierno. ¡°Me vio un m¨¦dico en Melilla, nada m¨¢s llegar a Espa?a¡±, recuerda dos a?os despu¨¦s. ¡°Pens¨¦ que siempre ser¨ªa as¨ª, que era lo normal en este pa¨ªs¡±.
El panorama sanitario que se le presenta a un sin papeles nigeriano que tard¨® cuatro a?os en pisar Europa pronto le evoca su odisea africana. ¡°En Marruecos nadie te daba nada. Vivir era sobrevivir¡±, explica, mientras agarra la cruz cristiana que le cuelga del cuello.
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