?Por qu¨¦ no financiar a Tesla?

?Se imaginan un crowdfunding para financiar los experimentos que hizo Galileo para refutar a Arist¨®teles? Lo m¨¢s probable es que hubiera acabado financiando a Arist¨®teles para prohib¨ªrselos a Galileo. Es lo que acab¨® ocurriendo de todos modos con el crowdfunding de la ¨¦poca, que era el cepillo de las iglesias. Ning¨²n crowdfunding habr¨ªa financiado tampoco el c¨¢lculo diferencial con el que Newton demostr¨® que los planetas giran por la misma raz¨®n que las manzanas caen, fundando as¨ª la ciencia moderna.
Ni los experimentos de Faraday ni las ecuaciones de Maxwell que revelaron que dos fuerzas percibidas hasta entonces como dispares ¡ªla electricidad y el magnetismo¡ª eran en realidad dos formas miopes de mirar a la misma fuerza ¡ªel electromagnetismo¡ª y detonaron as¨ª la gran revoluci¨®n de la energ¨ªa el¨¦ctrica. La revoluci¨®n de verdad, no esa otra que la que adjudican a Tesla sus fieles, monaguillos y sacristanes. Sus financiadores, en el fondo.
Hizo falta el genio de Planck para permitir ¡ªfinanciar¡ª a Einstein que siguiera trabajando en la gran revoluci¨®n f¨ªsica de su tiempo, la relatividad que ¨¦l mismo hab¨ªa empezado a intuir. Este proyecto de investigaci¨®n, al que debemos nuestro concepto del mundo y la mitad de la tecnolog¨ªa contempor¨¢nea, no ya es que no hubiera superado la prueba del crowdfunding entre la poblaci¨®n de principios del siglo XX, es que no la hubiera pasado ni entre la mism¨ªsima ¨¦lite de la f¨ªsica de la ¨¦poca. Saber d¨®nde poner el dinero en ciencia es muy dif¨ªcil. A menudo tan dif¨ªcil como gastarlo bien.
Pero la gente, naturalmente, seguir¨¢ poniendo el dinero donde le venga en gana, y dentro de este g¨¦nero siempre habr¨¢ opciones mejores que otras. Quiz¨¢ no sea la peor de todas la de hacer un museo de la ciencia y la tecnolog¨ªa en Wardenclyffe, una especie de solar maldito de Nueva York concebido por Tesla para emanar rayos y centellas que obsequiaran al planeta Tierra con una versi¨®n gratuita de la energ¨ªa del nuevo siglo. Una versi¨®n que nunca hemos llegado a conocer los terr¨ªcolas, es cierto, pero que no acaba de sonar mal en este siglo nuestro, todav¨ªa m¨¢s nuevo, en que a¨²n no nos han abandonado los recibos de la luz ni sus efectos inflacionistas.
El hecho de que Tesla se haya convertido en una especie de personaje de Richard Corben no implica que fuera un mal tecn¨®logo. De hecho era muy bueno. Oli¨® antes que nadie la forma m¨¢s eficaz y elegante de utilizar la corriente alterna, y la us¨® para dise?ar los mejores motores el¨¦ctricos ¡ªuna idea que sedujo al mism¨ªsimo Westinghouse y que le permiti¨® vencer a su archienemigo Edison¡ª y los sistemas de distribuci¨®n de electricidad que ¡ªso pago del recibo¡ª siguen alimentando de energ¨ªa nuestras casas.
Fin¨¢nciese a Tesla, y ya veremos qu¨¦ viene luego.
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