¡°No me dejaron terminar¡±
Cecilia, la mujer que intent¨® restaurar el cuadro, tiene el apoyo de su pueblo
¡°Aqu¨ª no se hab¨ªa vivido tanto revuelo desde que Ortega Cano vino a una boda en el pueblo hace dos a?os¡±, comentan las vecinas del Santuario de la Misericordia, un barrio de veraneantes de los a?os ochenta, perteneciente de la localidad zaragozana de Borja. Dentro del caser¨®n de piedra que permanece en la plaza del pueblo desde el siglo XVI hay una ermita modesta que se ha convertido en el aut¨¦ntico reclamo tur¨ªstico de la comarca de Campo de Borja: una pintura mural, sin apenas valor art¨ªstico, de un Ecce homo, realizada por el artista El¨ªas Garc¨ªa Mart¨ªnez hace un siglo, y ahora peculiarmente retocada por la entra?able y osada restauradora espont¨¢nea, Cecilia Gim¨¦nez.
Desde que la pol¨¦mica obra viera la luz el pasado martes, Cecilia, de 81 a?os, se ha visto desbordada por el impacto medi¨¢tico a nivel nacional e internacional. Un par de furgones de la Guardia Civil aguardan frente a la casa donde vive, a unos 50 metros de distancia del santuario, e incluso ha requerido ayuda m¨¦dica para calmar los nervios. Pero ayer recibi¨® un vistoso ramo de flores en se?al de apoyo, acompa?ado por una cari?osa tarjeta. ¡°Esto me lo han tra¨ªdo las vecinas fans¡±, dice Cecilia, algo t¨ªmida, junto a la puerta de su casa.
Do?a Cecilia, pintora aficionada y madre entregada a un hijo de 53 que padece una minusval¨ªa que no le permite valerse por s¨ª mismo, se excusa del resultado del Ecce Homo: ¡°Solo puedo decir que lo hice. Pero como hacemos los pintores siempre, primero le damos un brochazo a todo y luego lo vamos pintando¡±. Con la mala fortuna de que justo despu¨¦s del ¡°brochazo¡± Cecilia se fue de vacaciones dos semanas a un pueblo en la sierra de Albarrac¨ªn, ¡°y lo dej¨¦ as¨ª pensando que a la vuelta lo terminar¨ªa, pero cuando vine ya se hab¨ªa liado y no me dejaron acabarlo¡±, se lamenta.
Hoy se celebra en el santuario la romer¨ªa de las fiestas de San Bartolom¨¦, patrono de Borja, y el barrio se prepara para recibir a m¨¢s de 5.000 personas, tres veces m¨¢s de las que han acudido en a?os anteriores. Todos los rumores apuntan a que los vecinos van a hacer un homenaje a Cecilia, a cuyos o¨ªdos, por cierto, tambi¨¦n han llegado algunas pistas de lo que hoy puede suceder: ¡°Un chico del Ayuntamiento, que ha subido a darme un besico para animarme, me ha dicho que ma?ana me quede en casica, que me van a traer unas flores o no s¨¦ qu¨¦. Pero no, yo no quiero que hagan nada¡±, dice con gesto humilde.
¡°Si ha pintado es porque es muy voluntariosa¡±, dice una vecina
Mar¨ªa Gim¨¦nez, hermana de la anciana, tambi¨¦n est¨¢ cansada de las mofas que han derivado del resultado de la restauraci¨®n. ¡°Dicen que est¨¢n vendiendo por Internet camisetas con la cara de Paquirr¨ªn¡ ?Qu¨¦ quieres que te diga? Yo creo que eso es una blasfemia¡±. Mar¨ªa asegura que la del Ecce Homo no es la primera intervenci¨®n que hace Cecilia en un templo. ¡°En la iglesia de Santa Clara, en Borja, mi hermana y yo restauramos con pan de oro el sagrario hace a?os porque las monjas nos lo pidieron. Adem¨¢s, hace cuatro a?os ya hab¨ªa restaurado esta pintura, y ese verano vino la nieta del artista y ni se dio cuenta de que estaba retocada. Lo que pasa es que esta vez no le han dejado terminar¡±, explica.
Las fiestas patronales
Pero una vez catada la fama, Cecilia ya no quiere seguir siendo la comidilla, y los vecinos piden respeto: ¡°Es una excelente persona¡±, dice una conocida. ¡°La Ceci es todo bondad y ternura. Si ha pintado es porque es muy voluntariosa¡±. Incluso en la radio local, Radio Borja, han pedido respeto para la octogenaria.
Los turistas entran y salen de la iglesia con cara de p¨®ker y el m¨®vil en la mano, preparados para retratarse junto a la pintura. ¡°Lo vimos en los informativos, pero nunca hab¨ªamos estado en el santuario antes¡±, cuenta una vecina de ?greda (Soria) mientras sale de la iglesia con su marido. ¡°Recuerda mucho a la pel¨ªcula de Mr. Bean¡±, comentan un grupo de amigas. ¡°Yo me enter¨¦ por Twitter, no es que me vaya la vida en esta pintura pero es gracioso¡±, dice un veintea?ero. Muchos vienen y van, pero son los vecinos los que permanecen, y los que preguntan: ¡°?Hasta cu¨¢ndo durar¨¢ esto?¡±.
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