"Soy 'ertzaina'. A cara descubierta"
Esta ma?ana de agosto, mientras espero a Imanol Rodr¨ªguez frente a la playa de Ondarreta, en San Sebasti¨¢n, recuerdo aquel verano terrible de 1997. Solo unos d¨ªas despu¨¦s de que la Guardia Civil rescatara al funcionario de prisiones Jos¨¦ Antonio Ortega Lara del agujero donde ETA lo hab¨ªa tenido encerrado 532 d¨ªas con sus noches, la organizaci¨®n terrorista -en una prueba m¨¢s de su crueldad infinita, pero tambi¨¦n de su gran capacidad operativa de entonces- secuestr¨® para matar 48 horas despu¨¦s al concejal del PP Miguel ?ngel Blanco. El Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar no pudo hacer nada por impedirlo, y el nombre del muchacho de Ermua (Vizcaya) solo hubiese sido una muesca m¨¢s en el sangriento rev¨®lver de ETA si los ciudadanos no hubieran tomado la palabra. Lo hicieron alto y claro en toda Espa?a, pero hubo una esquina de San Sebasti¨¢n donde de la rabia y del dolor surgi¨® un s¨ªmbolo, una imagen, esa raya en la arena que separa el antes y el despu¨¦s. Imanol Rodr¨ªguez, que acaba de llegar paseando, a cuerpo gentil, estaba all¨ª.
"Se habla de los mil muertos de ETA, pero ?cu¨¢ntas familias destrozadas?"
Imanol Rodr¨ªguez es agente de la Ertzaintza, la polic¨ªa vasca. Lo lleva siendo 30 a?os. Aquella tarde del domingo 13 de julio de 1997 -24 horas despu¨¦s de que Miguel ?ngel Blanco fuese abandonado junto a una autopista, agonizando, con dos tiros en la cabeza-, Rodr¨ªguez y sus compa?eros tuvieron que acudir a la calle Urbieta para proteger la sede de Herri Batasuna, rodeada por miles de ciudadanos que, sacudi¨¦ndose un miedo de d¨¦cadas, se hab¨ªan congregado all¨ª para gritarles de todo a los amigos de los asesinos. "Formamos un cord¨®n de seguridad entre unos y otros", recuerda Imanol Rodr¨ªguez, que aquel d¨ªa mandaba el dispositivo, "para que la situaci¨®n no pasara a mayores. Algunos de los manifestantes empezaron a gritarnos: est¨¢is protegiendo a los que os matan. Pero, enseguida, la mayor¨ªa, empez¨® a corear: 'El pueblo, con la Ertzaintza'. Un compa?ero me pregunt¨®: '?Qu¨¦ te parece si nos quitamos el verduguillo?'. Yo le respond¨ª: 'Me parece bien, pero yo no os puedo obligar'. Un compa?ero se lo quit¨®, luego otro y otro... Yo no lo llevaba puesto, pero al quitarme el casco, dejarlo en la furgoneta y quedarme a cara descubierta, la gente se me ech¨® encima y empez¨® a abrazarme. Me emocion¨¦ entonces y me sigo emocionando ahora. Es un recuerdo que queda para siempre".
Desde aquel verano a este no solo han pasado 15 a?os. ETA sigui¨® asesinando. Mucho. A concejales, a empresarios, a guardias civiles y a polic¨ªas, a periodistas, tambi¨¦n a ertzainas. Imanol Rodr¨ªguez recuerda con especial dolor a sus compa?eros Ana Isabel Arostegi y Javier Mijangos, asesinados a tiros el 23 de noviembre de 2001 cuando dirig¨ªan el tr¨¢fico en la entrada de Beasain (Guip¨²zcoa), pero tambi¨¦n el estruendo de la bomba que el 4 de marzo de 1996 se llev¨® por delante a Ram¨®n Doral Trabadelo: "Fue en Ir¨²n. Montxo era de la primera promoci¨®n; yo, de la segunda". Tampoco se olvida el oficial Rodr¨ªguez -ya pr¨®ximo a la jubilaci¨®n- de la letra peque?a del horror, esa que casi nunca sale en los telediarios: "Se habla de los 1.000 muertos de ETA, pero, ?cu¨¢ntos heridos, cu¨¢ntos hu¨¦rfanos, cu¨¢ntas familias destrozadas para siempre?".
Imanol Rodr¨ªguez, que hoy pasea tan tranquilo por las calles de San Sebasti¨¢n, ha visto su foto y la matr¨ªcula de su coche entre la documentaci¨®n de ETA, se ha fajado con sus cachorros a pelotazo limpio por los barrios m¨¢s broncos de Euskadi, y tal vez por eso disfruta ahora de esta paz que ojal¨¢ sea definitiva. "Nunca he olvidado el significado de la palabra Ertzaintza: cuidador del pueblo. Es lo que soy. A cara descubierta".
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