El az¨²car, enemigo p¨²blico
Italia se suma a Francia y prev¨¦ gravar los refrescos por su impacto en la salud Como con el alcohol y el tabaco, crece la presi¨®n para combatir el abuso de bebidas dulces
Por su alto contenido en az¨²car, los refrescos empiezan a engrosar las listas negras de productos que las autoridades sanitarias quieren desincentivar. Y gravar: el Gobierno italiano de Mario Monti pretende seguir la estela de Francia e imponer un impuesto especial a las bebidas azucaradas ¡°para fomentar los h¨¢bitos alimentarios¡±. La industria de bebidas emprende as¨ª una batalla como la que ya libraron las del tabaco o el alcohol.
Dentro de pocos d¨ªas, los italianos podr¨ªan pagar m¨¢s por una gaseosa, una coca-cola (tambi¨¦n por una light) y hasta una botella de agua con gas. El Parlamento de Roma votar¨¢ el viernes un decreto preparado por el titular de Sanidad, Renato Balduzzi, que prev¨¦, entre otras medidas, un impuesto sobre las bebidas con az¨²car, edulcorantes y burbujas. De aprobarse, el Estado cobrar¨¢ siete c¨¦ntimos por cada litro de l¨ªquido producido. Una lata de Pepsi, por ejemplo, costar¨¢ tres c¨¦ntimos m¨¢s. El plan, que incluye otras subidas de impuestos, pretende inyectar en las destartaladas arcas p¨²blicas cerca de 250 millones por cada curso.
El impuesto sobre las ¡°bebidas azucaradas¡± existe en Francia desde el a?o pasado, cuando el Gobierno conservador presidido por Nicolas Sarkozy aprob¨® una tasa de entre tres y seis c¨¦ntimos de euro por litro. La decisi¨®n, que se calcula supone unos ingresos anuales de 120 millones de euros al Estado y fue sancionada por el Tribunal Constitucional en diciembre, se vivi¨® como un episodio m¨¢s de la vieja guerra cultural entre Francia y Estados Unidos.
La lucha contra la obesidad
- Reino Unido.
Intento de veto en los Juegos Ol¨ªmpicos. La Academia de los Reales Colegios M¨¦dicos, que representa a 200.000 facultativos del Reino Unido, pidi¨® el pasado mayo que se proh¨ªba que firmas como McDonald's o Coca-Cola patrocinen grandes acontecimientos deportivos, incluidos los Juegos Ol¨ªmpicos. Sin ¨¦xito.
- Nueva York.
Contra los refrescos supergrandes. El pr¨®ximo 13 de septiembre se votar¨¢ en Nueva York una ley propuesta por su alcalde, Michael Bloomberg, que proh¨ªbe la venta de refrescos de tama?o extragrande (m¨¢s de medio litro) en restaurantes, cafeter¨ªas y otros establecimientos alimenticios de la mayor zona metropolitana de EE UU.
- Francia.?
Entre tres y seis c¨¦ntimos por litro. El a?o pasado Francia aprob¨® un impuesto especial para las bebidas azucaradas: la gravamen es de entre tres y seis c¨¦ntimos de euro por litro. Eso significa al a?o unos 120 millones de euros de ingresos para el Estado franc¨¦s.
- Dinamarca.
Contra las grasas saturadas. Desde el 1 de octubre pasado, Dinamarca aplica una tasa especial sobre aquellos productos con m¨¢s de un 2,3% de grasas saturadas. Eso supuso 15 c¨¦ntimos m¨¢s por una hamburguesa o 33 por un tarro de mantequilla. El Gobierno calcula una recaudaci¨®n de unos 188 millones de euros.
- Finlandia.
Impuestos a los dulces. Los impuestos especiales contra la obesidad en Finlandia tienen en el punto de mira los productos muy azucarados, como los refrescos, pero tambi¨¦n los helados y el chocolate.
E Italia. Tasa para los refrescos y alcoholes edulcorados. El Gobierno italiano estudia un nuevo impuesto sobre las bebidas alcoh¨®licas que llevan az¨²car y los refrescos edulcorados. La tasa gravar¨ªa con 7,16 euros cada 100 litros comercializados de este tipo de bebidas.
La tasa fue justificada por las autoridades como una forma de combatir el sobrepeso, que seg¨²n diversos estudios afecta a cerca de un tercio de la poblaci¨®n, el doble que hace 15 a?os, aunque otras estad¨ªsticas aseguran que los franceses son, de media, el segundo pueblo m¨¢s flaco de Europa.
Los refrescos preocupan de forma creciente a las autoridades sanitarias por sus efectos sobre la salud. El presidente de la Sociedad Espa?ola para el Estudio de la Obesidad, Felipe Casanueva, explica que los estas bebidas forman parte de una serie de h¨¢bitos que producen sobrepeso, por lo que ve con buenos ojos que se apliquen medidas impositivas. ¡°Gravar las bebidas azucaradas s¨ª reduce el consumo. Lo hemos visto con el tabaco¡±. El endocrino defiende que las medidas fiscales para prevenir el consumo de refrescos y tabaco son equiparables porque no son productos fundamentales para las familias y no privan de la libertad de elecci¨®n a los consumidores. ¡°Por gravar unos c¨¦ntimos no se priva a la gente del producto, pero s¨ª se reduce bastante el consumo¡±.
Casanueva asegura que las bebidas azucaradas inducen a la obesidad, sobre todo entre adolescentes, porque se consumen en ambientes de socializaci¨®n. ¡°La subida moderada de impuestos debe sumarse a otras peque?as medidas que, junto a la educaci¨®n, nos ayudar¨¢ a combatir la obesidad¡±, concluye. En Espa?a, el 19% de los ni?os padece obesidad y el 26% sobrepeso.
En Italia, como en todos los pa¨ªses occidentales, las personas pesan cada vez m¨¢s. ¡°En nuestra dieta los az¨²cares no tienen que superar el 60% de las calor¨ªas que ingerimos en el d¨ªa. Por eso, entre los muchos factores que provocan obesidad, uno es el abuso de refrescos¡±, considera Pietro Antonio Migliaccio, presidente de la Sociedad italiana de Ciencias de la Alimentaci¨®n. ¡°El porcentaje de pacientes con exceso de peso se ha disparado en los ¨²ltimos a?os. Hoy, m¨¢s del 24% de los ni?os en edad de crecimiento pesa m¨¢s de lo que deber¨ªa y el 12% es obeso¡±, explica. ¡°Me parece important¨ªsimo preocuparse por el az¨²car, cuyo exceso puede provocar hipertensi¨®n, diabetes, ataques de coraz¨®n, enfermedades en los huesos. Patolog¨ªas que acaban disparando el gasto de la sanidad p¨²blica¡±, asegura Migliaccio.
El debate despierta tanto optimismo entre los sanitarios como preocupaci¨®n en la patronal. Josep Puxeu, director general de la Asociaci¨®n Nacional de Fabricantes de Bebidas Refrescantes Analcoh¨®licas (Anfabra), cree que subir los impuestos a las bebidas azucaradas son ¡°palos de ciego¡± que dan los Gobierno de la Eurozona ¡°para recaudar¡±. Y se queja amargamente de que ¡°se especule con cuestiones de salud que no tienen una base cient¨ªfica¡±, pues, ¡°si se gravan los refrescos por tener az¨²car, ?habr¨ªa que gravar este ingrediente?¡±, ironiza. Califica la medida de ¡°discriminaci¨®n arbitraria¡±. Los fabricantes, adem¨¢s, defienden que las subidas de impuestos son ¡°ineficaces¡± porque retraer¨¢n el consumo. Puxeu recuerda que las f¨¢bricas de bebidas azucaradas generan 60.000 empleos directos en Espa?a.
¡°Los refrescos aportan solo el 1% de las calor¨ªas que los italianos ingieren cada d¨ªa¡±, insiste el presidente de la Asociaci¨®n Italiana de Industriales de las Bebidas Analcoh¨®licas (Assobibe). Una lata de Coca-Cola (330 mililitros) tiene 139 kilocalor¨ªas, el 7% de las que necesita un adulto que consuma 2.000 kilocalor¨ªas al d¨ªa, como advierte el envase.
En Francia, la multinacional del refresco recibi¨® como una ofensa la idea del Gabinete de Fran?ois Fillon de gravar su producto, y se apresur¨® a declarar que la tasa lo estigmatizaba como si fuera tan poco saludable como el tabaco. Amenaz¨® con no realizar una inversi¨®n de 17 millones de euros en su hist¨®rica f¨¢brica de Pennes-Mirabeau, cerca de Marsella, que produce dos millones de litros de refrescos diarios y lleva funcionando 40 a?os. Al final, sin embargo, la compa?¨ªa confirm¨® la millonaria inversi¨®n.
La multinacional americana tambi¨¦n tiene problemas en Estados Unidos. Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, anunci¨® en mayo la prohibici¨®n de que las bebidas azucaradas se sirvan en envases de m¨¢s medio litro, medida que lleg¨® a comparar con la restricci¨®n de fumar en lugares p¨²blicos. La iniciativa no afecta a los refrescos light ni a los que tengan menos de 25 calor¨ªas por cada ocho onzas (unos 47 centilitros). El dem¨®crata Gavin Newsom ya puso la mira en los refrescos en el a?o 2007, cuando era alcalde de San Francisco (California), y propuso gravar los refrescos para combatir la obesidad.
En Italia, sin embargo, no solo la oposici¨®n ha cuestionado la propuesta del Gobierno italiano. Las cr¨ªticas han emergido incluso en el partido m¨¢s representado en el Congreso, el Pueblo de la Libertad del ex primer ministro Silvio Berlusconi, que apoya el Ejecutivo de tecn¨®cratas. "Ahora Mario Monti quiere tasar hasta la gaseosa de los chavales", ironiz¨® Maurizio Gasparri, presidente del grupo parlamentario de este partido.
Con informaci¨®n de Miguel Mora (Par¨ªs).
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