Mi brazo por 600.000 euros
Los intentos de fraude a las compa?¨ªas de seguros crecen con la crisis y emerge un nuevo tipo de defraudador: el que lo es por pura necesidad econ¨®mica
Josep Mar¨ªa Vilamaj¨° lleva 40 a?os en el oficio de investigador privado y ya hay pocas cosas que le sorprendan, pero el caso que a continuaci¨®n detalla le dej¨® perplejo. Hace un a?o, una compa?¨ªa de seguros le encarg¨® el caso de un hombre que hab¨ªa perdido un brazo en un accidente de coche; alud¨ªa que se hab¨ªa cortado con la sierra mec¨¢nica que transportaba. Resolverlo no fue demasiado complicado: el corte era demasiado limpio como para hab¨¦rselo hecho en un accidente; y un dedo de la mano estaba en sospechoso mal estado.
El hombre pertenec¨ªa a una familia, de Valencia, en la que todos estaban en paro. Hab¨ªan suscrito m¨¢s de ocho p¨®lizas de seguro y le hab¨ªan convencido entre todos para que se amputara un brazo para cobrar en torno a 600.000 euros.
El hombre baj¨® al bar a tomarse un carajillo, se aplic¨® una anestesia local y se cort¨® el brazo a la altura del codo. Olvid¨® retirar el anillo de boda antes de amputarse la extremidad. Intent¨® recuperarlo a posteriori, lastimando el dedo.
El caso es de una crudeza brutal y resulta, a todas luces, extremo. Pero pertenece a esa nueva categor¨ªa de fraude que ha emergido con la crisis: el que se lleva a cabo por necesidad econ¨®mica. ¡°Con la crisis se ha producido un aumento del fraude de entre el 25% y el 30%¡±, asegura Javier Fern¨¢ndez, portavoz de la Asociaci¨®n Empresarial del Seguro Unespa.
En 2003 se produjeron 54.114 intentos de fraude; en 2011, 130.959
Las aseguradoras sol¨ªan diferenciar entre defraudadores profesionales y ocasionales. El grupo Zurich present¨® el pasado mes de marzo un informe en el que destacaba la aparici¨®n de un nuevo tipo de defraudador: el que lo es por necesidad. ¡°Ahora, este tipo de asegurado traslada una deuda o sus malos resultados en el negocio a su seguro¡±, explica Carlos Palos, director de Siniestros de Zurich. ¡°Cobrar una indemnizaci¨®n se convierte en una manera de percibir dinero¡±, a?ade.
Seg¨²n los datos que maneja ICEA (Investigaci¨®n Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones), en 2003 se produjeron 54.114 intentos de fraude; en 2011, mucho m¨¢s de doble, 130.959. ¡°El fraude se ha incrementado sobre todo en los colectivos que m¨¢s han sufrido los efectos de la crisis: las pymes y los j¨®venes menores de 26 a?os¡±, apunta Francisco Valencia, director de gobierno corporativo de L¨ªnea Directa.
El aumento de los casos tambi¨¦n obedece al hecho de que se investiga m¨¢s y, por tanto, aparece m¨¢s fraude. ¡°Las aseguradoras han destinado un 17% m¨¢s de recursos a la investigaci¨®n¡±, confirma el portavoz de Unespa. Las compa?¨ªas han reforzado sus departamentos de detecci¨®n de fraude, han implantado programas inform¨¢ticos que emiten alertas sobre casos potenciales, pero, en muchas ocasiones, tienen que recurrir a investigadores privados. Los seguimientos a defraudadores permiten grabar im¨¢genes que destapan montajes y evitan que la aseguradora pague un solo euro.
Vilamaj¨° hace un hueco al humor y recuerda entre risas un caso sonado, hace dos a?os, en Sevilla. Un hombre en supuesto estado catat¨®nico se present¨® en silla de ruedas, auxiliado por un familiar, ante el juez. Este dio orden en la sala de que proyectaran el v¨ªdeo que hab¨ªa conseguido grabar un agente de Winterman. El hombre en supuesto estado catat¨®nico aparec¨ªa en su finca de recreo, en perfecto estado de forma, subido a un olivo.
Un presunto catat¨®nico fue filmado subido a un olivo
Fraudes hay de todos los colores. Como el que se produjo en 2009 con una chica de unos 22 a?os, castellana, que aleg¨® que le hab¨ªa mordido un perro y que no pod¨ªa poner un pie en la calle ni ir a trabajar por la fobia a los perros que hab¨ªa desarrollado. La compa?¨ªa ten¨ªa que pagarle entre 70 y 100 euros diarios, recuerda Vilamaj¨°, por lo que ella dejaba de ingresar como consecuencia del accidente.
Un seguimiento de la agencia permiti¨® descubrir que la chica sal¨ªa de casa sin ning¨²n problema. Todos los d¨ªas, se iba tan pancha a trabajar. A una peluquer¨ªa canina.
No cobr¨® un euro.
Los detectives han encontrado un fil¨®n para resolver casos: las redes sociales. ¡°Deber¨ªan ser las patronas de los investigadores¡±, dice en broma Vilamaj¨°. Mariano Paradell, que cuenta con 50 detectives en su agencia, Grupo Paradell, recuerda c¨®mo, este invierno, una foto de Facebook de dos j¨®venes tomando cubatas juntos ayud¨® a destapar un montaje. Esos dos j¨®venes hab¨ªan dado parte de un accidente en una rotonda. En cada coche viajaban cinco pasajeros. El choque gener¨® nueve bajas por latigazo cervical. Cada uno supon¨ªa 5.000 euros de indemnizaci¨®n. Importe total del montaje: 45.000 euros. Adujeron que no se conoc¨ªan de nada, pero se desmostr¨® que estaban compinchados.
¡°Esto ocurre a diario. Espa?a, Portugal, Grecia e Italia son pa¨ªses fraudulentos por naturaleza¡±, apunta Paradell, ¡°si se comparan con los n¨®rdicos o los japoneses¡±. El p¨ªcaro espa?ol sigue vivo. ¡°Adem¨¢s, como las compa?¨ªas muchas veces no denuncian, ni la fiscal¨ªa toma cartas en el asunto, esto se ha convertido en la gallina de los huevos de oro¡±, sostiene. ¡°El defraudador sabe que no hay un gran riesgo¡±, explica, ¡°que es poco probable que le pase nada por estafar a una compa?¨ªa¡±.
Carlos Palos, de Zurich, dice sin embargo que esto est¨¢ cambiando. Las aseguradoras se ven obligadas a investigar cada vez m¨¢s los llamados ¡°casos de menor cuant¨ªa¡± porque son estos los que crecen de manera notable en tiempos de crisis.
La situaci¨®n econ¨®mica genera, adem¨¢s, cambios en la tipolog¨ªa de casos. ¡°Se investigan menos bajas ficticias¡±, dice Paradell, ¡°la gente no se atreve a hacer el tonto para no perder su trabajo¡±, a?ade.
Y crecen los incendios en negocios que quieren salvar lo que puedan por la v¨ªa de cobrar una indemnizaci¨®n. Vilamaj¨° explica que su agencia tiene entre manos la investigaci¨®n de cuatro fuegos en tiendas de chinos que han encontrado en ellos la f¨®rmula, dice, ¡°para solucionar su salida¡±. Queman la tienda, cobran y se van de un pa¨ªs que, econ¨®micamente, ya no es lo que era.
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