¡°Obama est¨¢ obligado a investigar las torturas de Bush¡±
El relator de la ONU contra la tortura pide justicia para las v¨ªctimas de Franco
Juan E. M¨¦ndez (Lomas de Zamora, Argentina, 1944) estudi¨® derecho porque quer¨ªa ser abogado laboralista. Pero durante la dictadura argentina fue detenido por defender a presos pol¨ªticos y torturado 18 meses. Su vida dio un vuelco.
¡°Nos hac¨ªan el submarino, intentar ahogarte. Conmigo usaban especialmente la picana el¨¦ctrica, que inflige un dolor muy, muy profundo, desesperante. Yo tuve suerte. Amnist¨ªa Internacional me adopt¨® como preso de conciencia y gracias a la presi¨®n internacional pude salir¡±. En ese momento, M¨¦ndez decidi¨® dedicar su vida a intentar que a nadie volvieran a hacerle lo mismo que a ¨¦l.
Hoy es el relator especial de Naciones Unidas para la tortura. Desde su nombramiento, en 2011, ha estado vigilando sobre todo pa¨ªses de Asia y Oriente Medio. Acaban de cancelarle el permiso para visitar Bahr¨¦in e Irak. Le gustar¨ªa ir a Ir¨¢n, a Cuba, a Venezuela¡ ¡°Los pa¨ªses donde mis servicios son m¨¢s necesarios son los que no me dejan ir. Voy a pa¨ªses que tienen la intenci¨®n de mostrar que hacen algo o pa¨ªses que tienen de verdad voluntad de corregirse¡±. Viene de T¨²nez y se va a Marruecos, pero antes ha pasado seis horas en Espa?a, que incluyen este frugal desayuno, para participar en un seminario sobre los derechos de las v¨ªctimas del franquismo en la Universidad Carlos III de Madrid y pronunciar la conferencia La rendici¨®n de cuentas sobre graves violaciones de derechos humanos.
¡°Francamente, Garz¨®n estaba practicando un principio de derecho internacional que el Estado est¨¢ obligado a aplicar. S¨¦ que finalmente le absolvieron por esa causa, pero lo acusaron y lo suspendieron por ello. En Am¨¦rica latina sigue teniendo una reputaci¨®n impecable. Marc¨® un rumbo para la justicia internacional. Es triste y sumamente injusto que las v¨ªctimas del franquismo no puedan tener justicia en su propio pa¨ªs. Y es incomprensible cuando el objeto procesal era tan limitado: conocer la verdad, encontrar restos humanos, reconocerlos y enterrarlos ¡±.
Negoci¨® durante meses con EE UU para que le permitieran ver al soldado Manning, acusado de filtrar la informaci¨®n de Wikileaks. ¡°Finalmente, me autorizaron a verle pero no garantizaban que la visita no fuera supervisada. Yo tengo que tener acceso confidencial a la gente que entrevisto, pero le ofrec¨ª a Manning hacer una excepci¨®n. ?l tampoco quiso. Poco despu¨¦s, pusieron fin a un aislamiento de ocho meses que no ten¨ªa ninguna justificaci¨®n y que fue una decisi¨®n de una gran crueldad, una extralimitaci¨®n¡±.
Cuenta que tiene casos con EEUU, Holanda, Reino Unido. La tortura no es pr¨¢ctica ¨²nicamente de pa¨ªses subdesarrollados. ¡°Lo bueno es que pa¨ªses europeos que se sospecha que colaboraron con la tortura por hacerle favores a EE UU tienen un debate importante y aparentemente est¨¢n poni¨¦ndole coto. Despu¨¦s del 11-s se superaron muchas barreras con explicaciones espurias sobre el excepcionalismo de la situaci¨®n del terrorismo. Obama prohibi¨® la tortura pero debi¨® investigar los casos de la etapa de Bush y ha preferido tender un manto de olvido. Viola una obligaci¨®n internacional¡±.
Le llegan denuncias terribles, como la que asegura que hay guardias en c¨¢rceles venezolanas que organizan peleas entre presos como si fueran gallos. Pero lo que m¨¢s le impresion¨® fueron los testimonios de las v¨ªctimas de la tortura del r¨¦gimen de Ben Ali en T¨²nez. ¡°Eran de 15 o 20 a?os antes, pero las personas que los contaban no pod¨ªan contener el llanto¡±.
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