¡°La ¡®mar¨ªa¡¯, esa hierba maldita¡±
Madrid acoge hasta el domingo Expocannabis, la muestra m¨¢s grande sobre esta planta en Espa?a
?Han o¨ªdo hablar de una feria cann¨¢bica en Madrid? Hasta el pr¨®ximo domingo se celebra Expocannabis, la muestra m¨¢s grande sobre esta planta en Espa?a. Se encuentra en Legan¨¦s y tiene m¨¢s de cien expositores. "Queremos demostrar que del c¨¢?amo no solo se sacan semillas y plantas para fumar, sino que tambi¨¦n se pueden fabricar jabones, cervezas, caramelos y productos textiles", comenta David Pedraz, productor, de 28 a?os, desde el otro lado de su mostrador.
Luc¨ªa Mart¨ªnez, de 47 a?os, compra fibra de c¨¢?amo para tejer sus propias prendas, incluso vaqueros. Seg¨²n esta alicantina, los primeros vaqueros se hicieron de este material, "pero la fibra de c¨¢?amo es tan dura que a los productores no les sal¨ªa rentable su producci¨®n y optaron por un algod¨®n de menos calidad".
El cultivo de c¨¢?amo es m¨ªnimo en Espa?a. En 2005, hab¨ªa 700 hect¨¢reas pero, seg¨²n la ultima memoria de 2010 publicada por el Ministerio de Agricultura, Alimentaci¨®n y Medio Ambiente, hoy solo quedan dos hect¨¢reas. Una se encuentra en La Rioja y otra en Andaluc¨ªa.
"Uno de los problemas que hay con esta planta es que la gente piensa que solo existen dos tipos, la sativa y la ¨ªndica, pero en realidad existen m¨¢s de 5.000 variedades distintas entre las que se incluyen las de uso industrial. La mar¨ªa es la hierba maldita", comenta Mart¨ªnez, esbozando una sonrisa p¨ªcara mientras dobla unas camisetas.
El C¨®digo Penal espa?ol castiga con penas de hasta seis a?os de c¨¢rcel a quienes cultiven, elaboren o trafiquen con esta droga, pero no a aquellos que vendan las semillas, siempre y cuando figuren en el cat¨¢logo com¨²n de las variedades de especies de plantas agr¨ªcolas reguladas por la Uni¨®n Europea.
I. Z., de 32 a?os, es propietario de un growshop, es decir, una tienda que comercializa semillas de marihuana. ¡°A los clientes que vienen solo les damos informaci¨®n sobre el tipo de planta que est¨¢n comprando, en ning¨²n momento les alentamos a hacerla crecer; eso queda dentro de su ¨¢mbito personal. Solemos vender nuestros productos a asociaciones que ofrecen la marihuana como paliativo para los enfermos¡±. A este madrile?o la legislaci¨®n le resulta "hip¨®crita", ya que s¨ª se acepta que "se hagan actividades l¨²dicas como esta feria sobre el cannabis".
Las investigaciones cient¨ªficas han demostrado que abusar en exceso de esta droga puede tener efectos negativos como lesiones cerebrales y de coordinaci¨®n entre las partes del cuerpo, y que el efecto en las capacidades cerebrales es m¨¢s grave en los adolescentes, pero tambi¨¦n est¨¢ indicada en ciertos casos para algunas enfermedades, como para sobrellevar los efectos de los tratamientos para el c¨¢ncer. Para Manuel Guzm¨¢n, catedr¨¢tico de Bioqu¨ªmica y Biol¨®gica Molecular, y secretario de la Sociedad Espa?ola de Investigaciones sobre Cannabionoides, "la marihuana a nivel m¨¦dico es paliativa. A los enfermos de c¨¢ncer, por ejemplo, les reduce las n¨¢useas y v¨®mitos provocados por la quimioterapia, les aumenta el apetito y a nivel ps¨ªquico les ayuda a disminuir su grado de ansiedad, estr¨¦s e insomnio. Lo mismo para los enfermos de esclerosis m¨²ltiple".
Por los pasillos de la feria deambulan los visitantes, en su mayor¨ªa j¨®venes. Vienen a ver "cu¨¢les son las novedades, pillar algo y, de paso -aunque est¨¦ prohibido-, fumarse un par de porrillos", se?ala uno de ellos.
En el mostrador de Jorge Su¨¢rez, de 57 a?os, un antiguo hippie que se fue a la India en los setenta, se encuentra Ra¨²l Ronzal, de 24 a?os. El joven est¨¢ interesado en plantar White widow. Su¨¢rez le cuenta que es una buena elecci¨®n ya que es una de las variedades m¨¢s f¨¢ciles de cultivar tanto en espacios interiores como exteriores. Adem¨¢s, "florece r¨¢pido" y no necesita "muchos cuidados". Ronzal se interesa a¨²n m¨¢s, pregunta por otras especies como la Shark o la Moby Dick. "Para ser novato en esto del cultivo, vete a por las f¨¢ciles, ya tendr¨¢s tiempo para disfrutar otras cosechas", le recomienda el vendedor.
Moad Alhmed, marroqu¨ª de 21 a?os, lleva varias bolsas en las manos. "He comprado diferentes tipos de semillas. Me gusta fumar y quiero tener una planta en mi casa, cultivarla yo y as¨ª saber lo que consumo", cuenta mientras se acercan sus amigos. Empiezan un debate sobre la producci¨®n y consumo de esta droga. "Seamos realistas", comenta Alba, de 28 a?os: "la mayor¨ªa de los que estamos aqu¨ª fumamos, pero queremos algo bueno, rico y de buena calidad". Lanza al aire la pol¨¦mica pregunta: "?no ser¨ªa mejor legalizarla y que se crease un ¨®rgano que gestionase la calidad del producto, su producci¨®n y distribuci¨®n?" Adem¨¢s, "ayudar¨ªa arecaudar impuestos", le interrumpe un amigo, "y ser¨ªa una forma de lucha contra el trafico de drogas". Y es que el debate sobre la legalizaci¨®n de la marihuana es recurrente y ha generado pol¨¦micas como cuando el Ayuntamiento de Rasquera, un peque?o pueblo de Tarragona, aprob¨® ceder un terreno a un club de fumadores de cannabis a cambio de recibir 1,3 millones de euros en dos a?os. El consistorio justific¨® la iniciativa en la necesidad de sanear las cuentas municipales y crear puestos de trabajo.
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