Licenciado y endeudado
La subida de tasas con merma de becas conduce al sistema hacia la desigualdad El ministerio propone un modelo de pr¨¦stamos que requiere mucho dinero y precauciones, advierten los expertos
Con precios de las matr¨ªculas crecientes y becas menguantes, la Universidad espa?ola corre el riesgo de convertirse en un sistema ¡°muy desigual, porque b¨¢sicamente solo los ricos podr¨ªan permitirse el lujo de estudiar, perpetuando las desigualdades sociales¡±, describe desde la distancia de una observadora internacional la profesora de la Universidad de York, en Toronto (Canad¨¢), Sheila Embleton. Es la misma lectura que hacen quienes protestan desde hace meses en las facultades espa?olas. Frente a esas movilizaciones y esos miedos, el ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ignacio Wert, apunt¨® recientemente la posibilidad de establecer un sistema de pr¨¦stamos a estudiantes que le permitan a cualquiera pagar esas tasas que hoy son m¨¢s caras. Su departamento est¨¢ ¡°en conversaciones muy avanzadas¡± con el Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO) para ponerlo en marcha, asegur¨®.
Sin embargo, con independencia de la credibilidad de la puesta en marcha de esos pr¨¦stamos en el actual contexto de crisis ¡ªenquistada entre otras razones por la falta de cr¨¦dito¡ª, la experiencia en otros pa¨ªses apunta a que ese tipo de sistemas se deben implantar con sumo cuidado, para que no acaben generando a¨²n m¨¢s desigualdades, y teniendo bien claras las respuestas a las preguntas cruciales de este debate: ?qui¨¦n debe pagar la universidad?, ?c¨®mo?, ?cu¨¢nto?
La universidad, como cualquier servicio, lo puede pagar principalmente el Estado (es decir, entre toda la sociedad a trav¨¦s de los impuestos) o principalmente el que la usa, es decir, en este caso, los estudiantes y sus familias a trav¨¦s de las matr¨ªculas. Esos dos modelos b¨¢sicos est¨¢n representados en sus extremos por los pa¨ªses escandinavos (donde la matr¨ªcula es gratuita) y por pa¨ªses como EE UU o Chile (donde los alumnos asumen la mayor parte del coste).
Inglaterra pas¨® de un sistema gratuito a cobrar m¨¢s de 11.000 euros
Aunque entre unos y otros hay muchos puntos intermedios, en la mayor parte de los casos donde las matr¨ªculas son altas existen fuertes sistemas de becas y ayudas al estudio para asegurar que nadie con capacidad se queda sin estudiar por falta de recursos. Es decir, lo que en t¨¦rminos sociales se llama asegurar la igualdad de oportunidades y, en t¨¦rminos econ¨®micos, evitar la p¨¦rdida de talento de los recursos humanos de un pa¨ªs.
Hasta ahora, Espa?a entraba en la categor¨ªa de precios bastante asequibles, pero con un ¡°limitado acceso a ayudas¡±, dec¨ªa un reciente informe de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE). Espa?a destina a becas y ayudas el 0,11% de su PIB frente al 0,29% del PIB de media en los pa¨ªses de la OCDE, y el 0,37% de Australia. En Espa?a, en 2009 un tercio de los universitarios ten¨ªa alguna beca o ayuda; en Australia era el 81% y en EE UU, el 76,5%, seg¨²n los datos publicados por la OCDE.
Pero desde este a?o, el cambio normativo fijado por el Ministerio de Educaci¨®n espa?ol ha significado una liberalizaci¨®n de facto de los precios en las universidades p¨²blicas (con unas subidas que llegan en algunas comunidades hasta el 50% para los reci¨¦n llegados, hasta 400 euros, y mucho m¨¢s para los repetidores y los alumnos de m¨¢ster) que conduce al sistema hacia una especie de tierra de nadie, pues el crecimiento de las tasas no se est¨¢ compensando con m¨¢s becas.
Wert negocia con el ICO para lanzar pr¨¦stamos para los estudiantes
De hecho, lejos de subir, las ayudas se enfrentan a fuertes tensiones por los recortes educativos. Adem¨¢s, independientemente de los presupuestos (por segundo a?o, el Gobierno los ha mantenido para las ayudas generales universitarias), los nuevos requisitos de notas que han de obtener los becarios para seguir si¨¦ndolo har¨¢n que este a?o pierdan la ayuda en torno al 17% y que la cifra llegue a m¨¢s del 32% el pr¨®ximo curso, seg¨²n los c¨¢lculos de los especialistas en financiaci¨®n universitaria Juan Hern¨¢ndez Armenteros (Universidad de Ja¨¦n) y Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Garc¨ªa (Polit¨¦cnica de Valencia).
En ese contexto ¡ªlas protestas de la comunidad universitaria y el malestar de los alumnos afloran constantemente en este principio de curso en forma de movilizaciones¡ª aparece la propuesta del ministerio de un sistema de pr¨¦stamos.
Y llega apenas seis meses despu¨¦s de que el propio ministerio eliminara la ¨²nica convocatoria de este tipo que exist¨ªa en Espa?a (pr¨¦stamos avalados por el ICO para estudiar m¨¢steres o doctorados), porque las condiciones que se pod¨ªan ofrecer eran muy poco ventajosas. ¡°En 2011, las condiciones marcaban unos intereses del 5,43% y, con ellas, la demanda no llegaba a las 1.000 solicitudes. Por eso, el ministerio decidi¨® suspenderlos temporalmente hasta que se logren unas condiciones adecuadas.
Ahora nos encontramos en el momento en el que se sigue negociando con el ICO unas condiciones favorables para los estudiantes¡±, explica un portavoz de Educaci¨®n.
Solo un tercio de los alumnos tiene ayuda en Espa?a; en EE UU es el 76%
Estos cr¨¦ditos nacieron con el nombre de pr¨¦stamos-renta, pues los beneficiarios no deb¨ªan empezar a devolverlo hasta que terminaran los estudios, encontraran un empleo y alcanzaran un determinado nivel de ingresos. Algo parecido es lo que hace unos a?os le recomend¨® a Espa?a la OCDE: subir los precios de las matr¨ªculas para asegurar mejor la calidad y sostenibilidad de las universidades, pero, a la vez, ¡°ampliar y diversificar considerablemente el sistema de apoyo a los estudiantes¡±, esto es, complementar el sistema de becas para aquellos alumnos con menos recursos ¡°con un plan de pr¨¦stamos universal a devolver en funci¨®n de los futuros ingresos¡±.
Este era exactamente el plan del anterior Gobierno del PSOE (que planteaba encarecer las matr¨ªculas, sobre todo, a los repetidores, a la vez que engordaba las ayudas), pero con la idea de implementarlo una vez superada la actual crisis econ¨®mica. ¡°Lanzar un sistema de pr¨¦stamos de este tipo es muy caro, y Espa?a probablemente no est¨¦ en condiciones de hacer esa inversi¨®n. Requiere un importante gasto inicial que solo se recupera cuando los estudiantes comienzan a pagar¡±, explica la analista de educaci¨®n superior de la OCDE Barbara Ischinger.
En todo caso, prospere o no la iniciativa del ministro, ya ha reabierto el debate que est¨¢ recorriendo todo el planeta sobre la sostenibilidad de una universidad de masas y que en Espa?a sigue abierto de par en par. El mes pasado, la OCDE fue la anfitriona de una conferencia internacional sobre el tema dirigida por Ischinger, en la cual se repasaron los distintos modelos de financiaci¨®n de los campus que existen en todo el mundo. Por ejemplo, el brit¨¢nico, al cual aludi¨® la secretaria de Estado Montserrat Gomendio cuando mencion¨® recientemente tambi¨¦n los pr¨¦stamos para estudiantes.
La subida de las matr¨ªculas llega a alcanzar los 400 euros
El sistema de tasas universitarias que se aplica en Inglaterra (Escocia, Gales e Irlanda del Norte tienen transferidas total o parcialmente las competencias) es extraordinariamente pol¨¦mico y cuenta con el rechazo absoluto de los j¨®venes. Inglaterra ha pasado de un sistema completamente gratuito a pagar unas tasas de 1.000 libras anuales (1.250 euros) en 1998, un m¨¢ximo de 3.000 en 2003 y un tope de hasta 9.000 libras anuales (11.250 euros) desde diciembre de 2010.
La idea es compensar esa brutal subida con un sistema que permite a los estudiantes no pagar nada hasta que, una vez acabados los estudios, se han incorporado al mercado de trabajo y est¨¢n ganando un sueldo de al menos 21.000 libras anuales (26.250 euros). El dinero se presta a un inter¨¦s del 3% m¨¢s la inflaci¨®n y la parte a devolver cada a?o no puede superar el 9% del salario de ese a?o.
Aunque el modelo cuenta con la ventaja de que la educaci¨®n la paga quien se beneficia de ella, y no todos los contribuyentes, y no hay que tener el dinero por adelantado para poder estudiar, lo cierto es que desincentiva a los j¨®venes m¨¢s humildes para estudiar una carrera. Adem¨¢s, provoca una divisi¨®n entre estudiantes pobres, que ir¨¢n a las peores universidades porque son m¨¢s baratas, y los ricos, a pesar del sistema de becas y ayudas para los estudiantes con mejor historial procedentes de familias con bajos ingresos. Asimismo, el gran problema es que el sistema ha disparado enormemente el coste de los estudios y deja a los reci¨¦n licenciados con una deuda inmensa en un momento en el que probablemente necesitan el dinero para poder financiarse un modo de vida independiente de sus familias.
¡°A¨²n es pronto para evaluar el sistema ingl¨¦s, pero parece que de momento ya ha reducido la entrada de j¨®venes en la universidad, lo cual es preocupante¡±, dice el profesor de la Universidad de Helsinki Ilkka Arminen. ¡°Adem¨¢s, la amortizaci¨®n de los pr¨¦stamos puede tener efectos a largo plazo¡±, a?ade.
Los brit¨¢nicos ya han observado una ca¨ªda en la entrada en los campus
Un ejemplo de esos efectos est¨¢ en Estados Unidos, donde millones de j¨®venes se han visto atrapados con deudas enormes, dentro de lo que muchos expertos han llamado la ¡°burbuja universitaria¡±. Es algo parecido a la burbuja inmobiliaria que tanto le sonar¨¢ al lector espa?ol. Al fluctuar en el mercado el precio de una vivienda (o una carrera universitaria) en un contexto de absoluta facilidad para acceder al cr¨¦dito, el precio de casa (carrera) se puede ir inflando artificialmente hasta alcanzar un coste absurdo que no se corresponde con su valor real (los trabajos a los que dan acceso esos t¨ªtulos), a pesar de lo cual el comprador-titulado se ve obligado a pagarlo durante a?os y m¨¢s a?os...
Sacarse una licenciatura en Estados Unidos en 2010 costaba unos 9.654 euros de media, tambi¨¦n en la p¨²blica. Hasta los a?os setenta las matr¨ªculas en centros p¨²blicos de Nueva York y California eran gratuitas, pero la idea del coste compartido se fue imponiendo de tal manera (acompa?ado por lo que pronto se convirti¨® en un negocio de pr¨¦stamos estudiantiles) que el precio ha aumentado en un 900% en los ¨²ltimos 30 a?os y desde 1999 las cifras de la deuda estudiantil tambi¨¦n se han disparado en un 511%, hasta alcanzar en 2010 los mil millones de de d¨®lares. Tan es as¨ª, que el presidente Barack Obama tuvo que anunciar el a?o pasado un plan para aligerar la devoluci¨®n de cr¨¦ditos de los titulados que peor lo est¨¢n pasando y que el movimiento Ocupa Wall Street lleg¨® a recoger firmas de universitarios dispuestos a no pagar sus deudas.
¡°M¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica de EE UU sobre la bondad de que los consumidores-estudiantes tomen decisiones bajo criterios de inversi¨®n, la realidad es que la mayor¨ªa de los estudiantes pobres tienen enormemente limitadas sus opciones de educaci¨®n superior¡±, explica la profesora de la Universidad George Washington (Estados Unidos) Elaine El Khawas.
En EE UU, millones de j¨®venes est¨¢n atrapados con grandes deudas
La profesora cree en las bondades de que el Estado sea el principal pagador de la universidad ¡ª¡°Es mejor para el crecimiento econ¨®mico y para la movilidad social¡±, se?ala¡ª, pero admite que ese modelo es imposible ¡°a menos que la mayor¨ªa de los votantes crean en ¨¦l y conf¨ªan en su Gobierno de mantenerlo a largo plazo¡±. ¡°Mi coraz¨®n est¨¢ con este sistema, sobre todo, porque es compatible con las esperanzas y los sue?os de las personas, independientemente de su origen. Mi cabeza, sin embargo, acepta que la mayor¨ªa de los Gobiernos de todo el mundo, y organizaciones internacionales como el Banco Mundial, prefieren el modelo de financiaci¨®n compartida¡±.
Un modelo que tambi¨¦n defiende la profesora de la Universidad de York, en Toronto, en Canad¨¢, Sheila Embleton. Y plantea la pregunta b¨¢sica: ?cu¨¢nto entonces debe pagar cada uno si todos se benefician, individuo y sociedad? ¡°Es dif¨ªcil, pero mi opini¨®n es que cuando la recompensa personal es particularmente alta (por ejemplo, un MBA, el t¨ªtulo de m¨¦dico), la proporci¨®n que paga el estudiante debe ser mayor. Tambi¨¦n creo que siempre debe estar disponible una combinaci¨®n de beca-pr¨¦stamo que permita a un estudiante pobre pagar por un programa de MBA, pero, dado que los ingresos futuros ser¨¢n altos, me parece bien que el pr¨¦stamo a devolver sea alto¡±, a?ade.
El Khawas considera que el mejor modelo de coste compartido es el australiano. Es parecido al ingl¨¦s, es decir, los alumnos no tienen que pagar, pero luego tienen que devolver el dinero de las tasas una vez que est¨¢n trabajando, pero ¡°incluye muchos ajustes para permitir a aquellos que terminan trabajando por un salario bajo o no funciona en absoluto¡±, dice, adem¨¢s, de permitir que en algunos casos los pr¨¦stamos se conviertan en becas si se obtienen muy buenas notas.
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