¡°Maruja Mallo era un bicho raro con mucho talento¡±
La hispanista explora en un libro el car¨¢cter de la musa de la generaci¨®n del 27
Cuando Shirley Mangini se sienta a desayunar en este hotel que tiene la atm¨®sfera suave y cosmopolita del Algonquin neoyorquino se quita primero, con un suspiro hondo, el cansancio del viaje que la ha tra¨ªdo de Los ?ngeles, luego se despoja de sus gafas de sol y, finalmente, pide un caf¨¦ largo, ¡°para despertar del todo¡±.
Pero Mangini pide un caf¨¦ fuerte, de los que muchas veces bebi¨® en Madrid, en sus idas y venidas, porque aqu¨ª hizo amistades y vidas esta hispanista norteamericana desde hace m¨¢s de 40 a?os. Como el hotel tiene el buen gusto de no abrumarte con un buf¨¦, a ella le van trayendo lo que pide. Para desengrasar le dan un zumo de naranja, y para culminar su reencuentro con Madrid le ofrecen churros. Es curioso, nos dice, que hayamos elegido una secci¨®n que tiene relaci¨®n con la gastronom¨ªa para conversar con ella. ¡°Ahora mismo trabajo en un libro sobre la gastronom¨ªa y do?a Emilia Pardo Baz¨¢n¡±, apunta.
Ese es el pr¨®ximo libro; pero el que acaba de publicar es sobre la musa del 27 y a?os aleda?os, Maruja Mallo, ¡°que era un bicho raro con mucho talento¡±. Lo presenta esta noche en la Casa de Am¨¦rica y lo ha publicado Circe. A ella le sorprendi¨® c¨®mo aquella pintora rara, contempor¨¢nea de Rafael Alberti y de tantos hombres a los que trat¨® como quiso, ¡°sobrevivi¨® a todos esos hombres que entonces la acosaban o la buscaban¡±. Quiz¨¢ la tem¨ªan tambi¨¦n. ¡°En cierto modo, s¨ª. Ella era m¨¢s libre de cuerpo que muchos de los que la quer¨ªan cerca. Porque ellos estudiaron con los curas, que los asustaron con el temor al pecado. Ella no ten¨ªa ese problema¡±.
Ella era una mujer camuflada, ¡°una m¨¢scara¡±. ¡°Era un camuflaje de lo que hac¨ªa y de lo que pensaba¡±. Como era mujer de aquel tiempo (Maruja, gallega, naci¨® en 1902, muri¨® 93 a?os m¨¢s tarde), se constituy¨® en una personalidad que fue emblema de uno de los ejes de las vanguardias: el esc¨¢ndalo. Fascin¨® a Neruda, a Gim¨¦nez Caballero... El exilio ¡°la desorient¨® hasta el trastorno, y cuando volvi¨® a Espa?a ya no tuvo la frescura de entonces¡±. Aqu¨ª encontr¨® que el pa¨ªs estaba habitado por los fantasmas de los que fueron sus amigos, y Maruja se refugi¨® a¨²n en m¨¢s capas de su maquillaje.
De ese personaje trata el libro. Mangini (cuyos padres son de origen italiano, y por all¨ª y por el medio oeste norteamericano viajan sus gustos culinarios) empez¨® a interesarse por Maruja ¡°estudiando a mujeres excepcionales espa?olas, para su libro Las modernas de Madrid. ¡°Escrib¨ª sobre Margarita Nelken o sobre Victoria Kent... Me hablaron de ellas muchos amigos, entre otros el pintor Pepe Hern¨¢ndez... En 2004, cuando me puse a redactar, sali¨® aqu¨ª una biograf¨ªa sobre ella, escrita por Jos¨¦ Luis Ferris, as¨ª que le di una vuelta al libro y termin¨® siendo un retrato de ella con su ¨¦poca al fondo¡±.
Ah¨ª aparece ¡°una Maruja innovadora que apasion¨® a los hombres, sobre los que influy¨®; era una mujer de verbenas y de luces, una gran artista y una mujer sorprendente¡±. Seductora, mujer fatal... ¡°Al final de su vida la m¨¢scara era lo real¡±. Ha dejado los churros, se ha tomado varios caf¨¦s. Y ya Shirley Mangini puede decir que est¨¢ en Madrid, despierta.
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