Las viviendas son focos de enfermedades medioambientales
Art¨ªculos de aseo y de limpieza, part¨ªculas de muebles y ropa... los qu¨ªmicos dom¨¦sticos no est¨¢n bien evaluados
No hace falta ser un MacGyver (el personaje de la serie hom¨®nima de los ochenta capaz de fabricar una bomba con un desodorante) para saber que los armarios de productos de la limpieza de las casas son todo un arsenal qu¨ªmico. Sin casi saberlo, el lugar donde se pasa m¨¢s tiempo est¨¢ lleno de sustancias que, en muchos casos, no han sido evaluadas, como denuncia la campa?a Hogar sin t¨®xicos de la Fundaci¨®n Vivo Sano, que apoya Greenpeace.
Al mirar las etiquetas, uno se da cuenta de lo chusco de algunos casos. Por ejemplo, Carlos de Prada, el director de la campa?a, se?ala las de varios ambientadores que indican que deben usarse en lugares bien ventilados. ¡°Entonces, ?para qu¨¦ hace falta un ambientador?¡±, se pregunta.
La falta de un etiquetado claro es uno de los aspectos que m¨¢s destaca De Prada. La lista de compuestos potencialmente t¨®xicos es amplia. Algunos ya con efectos probados (y que se van prohibiendo), como ftalatos o bisfenol (compuestos sint¨¦ticos que se usan como recubierta de superficies, desde suelos a latas, o para fabricar pl¨¢sticos y chupetes). Pero la mayor¨ªa est¨¢n sin investigar a fondo. La lista es amplia. La fundaci¨®n destaca los ¡°retardantes de llama, compuestos perfluorados, alquilfenoles, bisfenol A, metales pesados o compuestos org¨¢nicos vol¨¢tiles¡±. Y pueden estar en casi cualquier sitio: ¡°productos de aseo personal, cosm¨¦ticos, limpieza, alimentos, muebles o menaje¡±. Por eso, como dijo Alfredo Su¨¢rez, director de la Fundaci¨®n Vive Sano, lo primero es divulgar y concienciar sobre su presencia, y, a la vez, hacer campa?as para su regulaci¨®n para modificarla ya que muchas veces se usan ¡°al amparo a veces del secreto comercial que permite a la industria un etiquetado sin demasiados detalles¡±.
Detr¨¢s de este posible problema para la salud p¨²blica est¨¢ la historia de c¨®mo se ha desarrolado la industria. Sara del R¨ªo, de Greenpeace, record¨® que el programa de control, revisi¨®n y sustituci¨®n de productos qu¨ªmicos potencialmente peligrosos de la UE (llamado Reach por sus siglas en ingl¨¦s) tiene m¨¢s de 140.000 sustancias registradas. Lo malo es que, hasta 2010, solo se hab¨ªan evaluado 141, a?adi¨® De Prada. Por eso el margen para la sospecha es amplio.
El investigador del CSIC Jes¨²s del Mazo hizo hincapi¨¦ en que se trata de productos que pueden actuar solos o separados, a distintas dosis y en distintas fases del desarrollo. ¡°Muchas lo hacen en las primeras fases de la gestaci¨®n¡±, y pueden manifestarse ¡°generaciones despu¨¦s¡±, dijo el investigador. Ante la ingente tarea que ser¨ªa estudiar todo lo que est¨¢ sin verificar, Del Mazo opina que hay que ¡°establecer prioridades¡±. ?l, experto en formaci¨®n de gametos, resalta que algunos de los productos son disruptores hormonales. Su¨¢rez indica que, pese al avance en los ¨²ltimos a?os en calidad y esperanza de vida, hay algunos casos (c¨¢ncer de test¨ªculos en hombres j¨®venes, adelanto de los c¨¢nceres de mama en mujeres, asma y otras enfermedades cr¨®nicas en ni?os) que parecen relacionados con la existencia de estos contaminantes. Por ejemplo, ¡°cada a?o baja un 1% la cantidad esperm¨¢tica¡±, dice.
El cient¨ªfico se?ala que hay una conexi¨®n clara entre medio ambiente y enfermedades, algo que cada vez est¨¢ m¨¢s en evidencia por los avances de la epigen¨¦tica (los condicionantes que hacen que se expresen unos genes u otros). El problema es que ¡°es imposible eliminarlos si no hay una alternativa inmediata¡±.
Mientras tanto, la fundaci¨®n ofrece alternativas a casi todo, ya que, si se mira bien, en casi todo (ropa, alfombras, muebles, alimentos, menaje). Y, si no, siempre se puede regular el uso. ¡°?Hace falta dejar el suelo de casa como si fuera el de un quir¨®fano?¡±, se pregunta De Prada.
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