Siete condenados por despreciar el riesgo de terremoto en L¡¯Aquila
La justicia italiana castiga con seis a?os de c¨¢rcel a los expertos que llevaron a tranquilizar a la poblaci¨®n La informaci¨®n dada fue ¡°inexacta y contradictoria¡±
La madrugada del 6 de abril de 2009, un terremoto de 6,3 grados en la escala de Richter mat¨® a 309 personas e hiri¨® a 1.500 en la ciudad de L¡¯Aquila, en la regi¨®n de los Abruzos, en el centro de Italia. Hac¨ªa meses que se ven¨ªan registrando temblores en la zona, pero aquella noche los vecinos se fueron tranquilos a la cama porque solo siete d¨ªas antes, la tarde del 31 de marzo, la llamada Comisi¨®n de Grandes Riesgos ¡ªformada por cient¨ªficos expertos en se¨ªsmos¡ª acudi¨® a L¡¯Aquila y, despu¨¦s de 45 minutos de reuni¨®n, dictamin¨® que no exist¨ªa un peligro concreto. ¡°Que la tierra se mueva¡±, dijeron, ¡°es la se?al de que el terremoto est¨¢ perdiendo energ¨ªa¡±. Ahora, en una sentencia hist¨®rica e inevitablemente pol¨¦mica, el juez italiano Marco Billi acaba de condenar a los siete integrantes de la comisi¨®n a seis a?os de c¨¢rcel por homicidio culposo m¨²ltiple. Seg¨²n el juez, las informaciones que los expertos suministraron a los vecinos fueron ¡°inexactas, incompletas y contradictorias¡±.
Hay una frase, pronunciada por uno de los damnificados, en la que se han venido apoyando los fiscales como si fuera un bast¨®n. Una frase pronunciada por Guido Fioravanti, pero que resume el sentimiento de muchos de los 73.000 vecinos de la capital de los Abruzos: ¡°Mi padre muri¨® porque crey¨® al Estado¡±. Seg¨²n Fioravanti, pero tambi¨¦n seg¨²n el cirujano Vincenzo Vittorini y tantos otros, los habitantes de L¡¯Aquila siempre vivieron con el miedo metido en el cuerpo. Cada vez que la tierra se pon¨ªa a temblar, todos sal¨ªan corriendo de las casas y se refugiaban en la plaza m¨¢s cercana. Pasaban la noche al relente o en el interior de los coches, una noche tras otra, hasta que la tierra se calmaba. La tarde del 31 de marzo, en cambio, la costumbre cambi¨®.
En el se¨ªsmo de 2009 murieron 309 personas y 1.500 resultaron heridas
Aquellos siete t¨¦cnicos llegados de Roma le quitaron hierro al peligro. Uno de los ahora condenados, Bernardo de Bernardinis, entonces subdirector t¨¦cnico de Protecci¨®n Civil, lleg¨® a declarar tras la reuni¨®n con sus colegas: ¡°En esta zona la oleada de sacudidas es algo que no alarma. Al rev¨¦s, los t¨¦cnicos piensan que es una situaci¨®n favorable que la tierra se mueva, es se?al de que el terremoto va perdiendo fuerza¡±. Los vecinos les hicieron caso y aguantaron las primeras sacudidas del 6 de abril sin moverse de casa. Pero el sismo de las 3.32 fue demasiado fuerte. M¨¢s de 20.000 edificios se vinieron abajo dejando sin casa a 65.000 personas y sin vida a 309. Desde entonces Vicenzo Vittorini ha repetido una pregunta a modo de jaculatoria: ¡°?Por qu¨¦ nos robaron el miedo?¡±.
Los expertos son chivo expiatorio de los pol¨ªticos, seg¨²n el mundo cient¨ªfico
La condena dictada por el Tribunal de L¡¯Aquila pretende dar respuesta a esa angustia, pero inevitablemente despertar¨¢ muchas m¨¢s. Los condenados son los que participaron en una reuni¨®n en la que, seg¨²n la acusaci¨®n, se hizo una evaluaci¨®n del peligro ¡°gen¨¦rica e ineficaz¡±, pero, ?hasta el punto de condenarlos a seis a?os de prisi¨®n ¡ªdos m¨¢s de los que ped¨ªa la fiscal¨ªa¡ª por un delito de homicidio m¨²ltiple? La lista de condenados da tambi¨¦n idea de la trascendencia del fallo: el entonces presidente de la Comisi¨®n de Grandes Riesgos, Franco Barberi, el subdirector t¨¦cnico de Protecci¨®n Civil, Bernardo de Bernardinis, el presidente del Instituto Nacional de Geof¨ªsica y Vulcanolog¨ªa, Enzo Boschi, el director del Centro Nacional de Terremotos, Giulio Selvaggi, el director del Centro Europeo para la Formaci¨®n y la Investigaci¨®n de la Ingenier¨ªa S¨ªsmica (Eucentre), Gian Michele Calvi, el profesor de F¨ªsica de la Universidad de G¨¦nova Claudio Eva, y el director de la Oficina de Riesgo S¨ªsmico de Protecci¨®n Civil, Mauro Dolce. A la espera de conocer los argumentos de su condena, Enzo Boschi confi¨® a la prensa italiana: ¡°Estoy desesperado. Pensaba que ser¨ªa absuelto. Todav¨ªa no entiendo de qu¨¦ se me acusa¡¡±.
Tampoco lo entiende parte de la comunidad cient¨ªfica internacional, que desde que se abri¨® el proceso no ha dejado de apoyar a sus colegas encausados. ¡°Se les quiere convertir¡±, es la advertencia m¨¢s generalizada, ¡°en el chivo expiatorio de los pol¨ªticos. Las casas se cayeron porque estaban mal construidas. No se les puede condenar por no prever algo imposible de prever¡±. Los abogados de los expertos ya han anunciado que recurrir¨¢n la sentencia, que adem¨¢s de los a?os de c¨¢rcel incluye la imposibilidad de volver a ocupar un puesto p¨²blico, una compensaci¨®n a las v¨ªctimas de 7,8 millones de euros y las costas, que ascienden a 100.000 euros. La entonces presidenta de la provincia, Stefania Pezzopane, del centro-izquierda, ha declarado: ¡°Esta sentencia requer¨ªa valor y los jueces lo han tenido. Al fin un poco de justicia para L¡¯Aquila¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.