El que hu¨ªa a ninguna parte
El asesino de El Sabronal es velado en el mismo lugar que sus dos v¨ªctimas Aficionado a las armas y las motos, se juntaba con j¨®venes y adolescentes
Fue un funeral raro el de Juan Carlos Alfaro. El sacerdote pidi¨® a Dios que buscara el bien que hab¨ªa hecho y que le perdonara por los ¡°pecados cometidos¡±. Los ¡°pecados¡± estaban en la mente de todos los asistentes: dos homicidios. Esas palabras se pronunciaron, adem¨¢s, en la misma sala del tanatorio de Albacete en la que un d¨ªa antes el mismo sacerdote hab¨ªa oficiado un funeral por Almudena M¨¢rquez, la ni?a de 13 a?os asesinada el s¨¢bado por Alfaro. Las lecturas del religioso reflejaban algo de desconcierto por la cadena de funerales ¡ªel lunes fue tambi¨¦n enterrada la segunda v¨ªctima de Alfaro, un vecino del pueblo de 40 a?os, Agust¨ªn Delicado¡ª, y el de ayer era el m¨¢s dif¨ªcil. No eran las v¨ªctimas a quienes hab¨ªa que despedir, sino al que hab¨ªa empu?ado las armas y despu¨¦s se hab¨ªa suicidado. El religioso opt¨® por centrarse en el dolor de la familia y en la necesidad de que vuelva la normalidad a El Salobral.
El cuerpo de Alfaro ser¨¢ incinerado, no enterrado, por deseo de la familia, lo que impedir¨¢ que se produzca una imagen que nadie deseaba: los f¨¦retros de Almudena y de Agust¨ªn, las dos v¨ªctimas, junto al de aquel que los mat¨® en el peque?o cementerio de El Salobral.
En el pueblo, mientras tanto, siguen hablando de c¨®mo era Alfaro y de qu¨¦ pudo pasarle. Era un gran tirador, de eso no hay duda. Con una pistola, hac¨ªa blanco a un kil¨®metro y medio de distancia y era capaz de atravesar un vaso de tubo aunque estuviera lejos, seg¨²n relatan los vecinos. El tiro, la caza y las motos eran su gran afici¨®n. El responsable de uno de los restaurantes del pueblo asegura que le gustaban tanto las armas que compraba algunas viejas e inutilizadas en subastas y las restauraba. Habla incluso de un fusil. Su t¨ªo Francisco se?ala que la caza era su gran afici¨®n, su hobby, y que por eso acumulaba tantas armas.
Depend¨ªa de sus padres y de algunas chapuzas, como arreglar motos
La biograf¨ªa de Alfaro es confusa. En un pueblo peque?o como El Salobral, los rumores son infinitos. Tanto, que muchas veces es dif¨ªcil saber si algo sucedi¨® exactamente como se ha extendido por el pueblo o no. Se da por cierto que ¨¦l fue un chaval bastante normal, que de adolescente tuvo amigos y amigas que lo consideraban extrovertido y alegre, y que en alg¨²n momento gente del pueblo empez¨® a observar un comportamiento extra?o. Se juntaba mucho con j¨®venes y adolescentes, no solo con Almudena, a pesar de tener casi 40 a?os, y pasaba algunas temporadas muy encerrado en casa ¡ªaunque no tanto como sus hermanos, que acudieron ayer al funeral junto a su hermana y sus padres¡ª. Parece ser que pas¨® alg¨²n periodo de tiempo en Canad¨¢ despu¨¦s de quedarse en paro ¡ªantes trabajaba en el taller de un familiar en Albacete¡ª pero volvi¨® a los pocos meses. Desde entonces, hac¨ªa chapuzas arreglando motos cuando pod¨ªa y viv¨ªa con sus padres.
Despu¨¦s de cometer los dos asesinatos, el s¨¢bado, volvi¨® al lugar que mejor conoce: el campo. La Guardia Civil no sabe exactamente d¨®nde se refugi¨® en un primer momento, pero saben que no fue a la caseta de su familia donde fue finalmente encontrado a primera hora del domingo a un kil¨®metro y medio, aproximadamente, de El Salobral.
Fue uno de los primeros lugares a los que acudi¨® la Guardia Civil. Lo miraron por todas partes, pero all¨ª no estaba. A pesar de ello, y por si acaso, dejaron vigilancia permanente en el lugar. Sobre las 11 de la noche del domingo, los agentes que se encontraban all¨ª vieron la silueta de una persona que se aproximaba a la caseta. Cuando vio el coche, dio la vuelta. Lo buscaron con linternas durante una hora, pero despu¨¦s decidieron esperar hasta el d¨ªa siguiente. Alfaro conoc¨ªa muy bien la zona, estaba oscuro, iba armado y era peligroso.
Sali¨® con la pistola en la sien, camin¨® unos 100 metros y dispar¨®
A la ma?ana siguiente comenzaron de nuevo el rastreo. Uno de los agentes vio una ventana rota en la caseta ¡ªno lo estaba la noche anterior¡ª y se acerc¨®. All¨ª vio a Alfaro, quien, al parecer, tambi¨¦n se sorprendi¨® al verlo a ¨¦l. Hubo en esos momentos informaci¨®n contradictoria, pero, frente a lo que la propia Guardia Civil inform¨® en ese momento, finalmente se comprob¨® que no hab¨ªa habido intercambio de disparos, seg¨²n indica el capit¨¢n Juan Manuel Burgos. A partir de ese momento se llam¨® a la Unidad Especial de Intervenci¨®n para que comenzaran las negociaciones.
La caseta en la que todo sucedi¨®, junto a otra un poco m¨¢s grande tambi¨¦n de la familia, estaba ayer cerrada. En la de al lado, por la ventana se ve un gimnasio perfectamente montado con sacos de boxeo, bicis y una tabla de artes marciales. En el patio hay numerosas dianas con disparos. A¨²n se encontraba all¨ª el material con el que hab¨ªan tratado de reanimar a Alfaro despu¨¦s de que se pegara un tiro. Hab¨ªa gasas, guantes de l¨¢tex y jeringuillas junto a un calcet¨ªn negro, una zapatilla Nike beige y un gran charco de sangre. Seg¨²n explica la Guardia Civil, Alfaro, tras seis horas en las que trataron de negociar con ¨¦l para que se entregara, sali¨® con la pistola en la sien, camin¨® unos 100 metros y se dispar¨®.
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