Una veintena de ni?as de 13 a?os reciben implantes contraceptivos en Inglaterra
La campa?a, que no necesita conocimiento paterno, reduce la tasa de embarazos juveniles
La campa?a de las autoridades sanitarias de Inglaterra y Gales de implantar contraceptivos a ni?as de entre 13 y 16 a?os sin necesidad de que haya consentimiento paterno es muy pol¨¦mica, pero parece que est¨¢ dando resultados. La tasa de embarazos juveniles en Bristol, de las m¨¢s altas del pa¨ªs, ha ca¨ªdo a la que se registraba en 1969. Seg¨²n el diario The Telegraph, un total de 22 ni?as de 13 a?os han recibido un implante contraceptivo en la escuela sin necesidad de informar a sus padres. En total, 900 ni?as de entre 13 y 16 a?os han recibido tratamiento contraceptivo en las escuelas y 7.400 en ambulatorios de la Seguridad Social en las seis zonas del pa¨ªs en las que se ha puesto en marcha el programa.
Poner la contracepci¨®n al alcance de j¨®venes menores de 16 a?os sin que lo sepa la familia es perfectamente legal en Inglaterra y Gales. La contracepci¨®n est¨¢ considerada un tratamiento sanitario, y la ley contempla desde 1969 el derecho de los ciudadanos con uso de raz¨®n a decidir qu¨¦ tratamientos aceptan o rechazan.
Ese derecho incluye a los menores de 16 a?os que demuestran tener la madurez suficiente para tomar decisiones sobre s¨ª mismos. Ese derecho qued¨® consagrado en una sentencia de 1985 de la C¨¢mara de los Lores, que era entonces la m¨¢xima instancia judicial. Aquella sentencia dio lugar a la llamada ¡°competencia Gillick¡± porque una mujer, Victoria Gillick, denunci¨® a las autoridades sanitarias porque a su juicio era ella, y no su hija, quien deb¨ªa decidir si la ni?a pod¨ªa o no utilizar contraceptivos. Gillick perdi¨® el caso, que desde entonces qued¨® vinculado a su nombre.
La sentencia iba m¨¢s all¨¢ del tema concreto de la contracepci¨®n y consagr¨® el concepto de la ¡°madurez suficiente¡± como requisito para que un ni?o mayor de 13 a?os tome sus propias decisiones. Las directrices generales emitidas por las autoridades sanitarias sobre de qui¨¦n depende el consentimiento para proceder a un tratamiento incorporan ese principio. Se limita a considerar preferible que se involucre tambi¨¦n a la familia en el caso de j¨®venes de 16 y 17 a?os, pero deja en manos de estos la ¨²ltima palabra.
En el caso de los j¨®venes menores de 16 a?os que se enfrentan en concreto a la decisi¨®n de seguir o no un tratamiento contraceptivo, las directrices se?alan que ¡°el profesional de la sanidad debe intentar convencer al ni?o de que informe a sus padres o permitir al profesional m¨¦dico que lo haga¡±. ¡°Sin embargo, si el ni?o no puede ser convencido se tiene que seguir dando consejo y/o tratamiento si el profesional de la sanidad cree que es muy probable que el ni?o vaya a empezar o a seguir teniendo relaciones sexuales con o sin consejo o tratamiento y que, a menos que reciba consejo o tratamiento, es posible que el ni?o vaya a tener problemas de salud f¨ªsicos o mentales¡±, a?ade el texto.
El Ministerio de Sanidad puso en marcha en 2009 una campa?a de contracepci¨®n en escuelas de seis zonas del pa¨ªs (otras tres rechazaron la invitaci¨®n). Seg¨²n los datos del Telegraph, esta ha sido especialmente activa en Bristol, hist¨®ricamente la ciudad con la tasa m¨¢s alta de embarazos juveniles. All¨ª, ni?as de entre 13 y 16 a?os se han sometido en 430 ocasiones a tratamientos contraceptivos en 16 colegios en dos a?os. De ellas, hay 19 casos de ni?as de 13 a?os, 129 de 14 a?os, 190 de 15 a?os y 92 de 16 a?os. En Bristol, la tasa de embarazos juveniles ha ca¨ªdo a las tasas que se daban en 1969, aunque sigue siendo el doble de las que se dan en Francia y Alemania y cinco veces m¨¢s alta que en Holanda.
Los sistemas utilizados son jarabes, inyecciones o implantes que se insertan en el brazo. Los tratamientos se realizan a la hora del recreo. No est¨¢ claro en cu¨¢ntos casos el tratamiento se realiz¨® sin que los familiares de las ni?as hubieran sido informados o consultados.
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