Menos peso, m¨¢s abuso de alcohol
Los estudios detectan m¨¢s riesgo de adicci¨®n a la bebida despu¨¦s de la cirug¨ªa bari¨¢trica Un buen control de los pacientes previene ante casos de abuso de sustancias tras el quir¨®fano
La cirug¨ªa bari¨¢trica es el recurso m¨¢s eficaz que tienen las personas con obesidad severa y m¨®rbida para perder kilos y mejorar su salud. Pero, adem¨¢s de adelgazar, cada vez m¨¢s estudios indican que este procedimiento puede ir acompa?ado de un mayor riesgo en el abuso del consumo de sustancias como el alcohol.
El ¨²ltimo trabajo que apunta en esta direcci¨®n lo ha publicado recientemente la revista Archives of surgery. El art¨ªculo destaca que la probabilidad de caer en un consumo excesivo de alcohol es especialmente relevante entre aquellos pacientes a los que se les ha practicado una intervenci¨®n de baip¨¢s g¨¢strico, una t¨¦cnica que deja el est¨®mago reducido a una peque?a porci¨®n conectada al intestino delgado, salvando el duodeno, lo que reduce notablemente la absorci¨®n de grasa.
El estudio, elaborado por el Centro de Investigaci¨®n en Nutrici¨®n y Obesidad de Nueva York a partir de las respuestas de 155 pacientes operados (132 mujeres, 100 sometidos a cirug¨ªa de bypass Y de Roux por laparoscopia), muestra que durante las semanas posteriores a la salida del quir¨®fano se detect¨® un descenso inmediato en los h¨¢bitos de consumo de alcohol, tabaco y otras drogas. Sin embargo, a partir de las tres semanas se invirti¨® la tendencia. Y a los dos a?os el resultado era de ¡°incrementos significativos¡± en la frecuencia del recurso a estas sustancias.
A los participantes del estudio se les pidi¨® que valoraran en una escala del 0 al 10 sus h¨¢bitos de consumo (el 5 era moderado). En el caso del alcohol, los resultados m¨¢s llamativos se obtuvieron entre aquellos operados de baip¨¢s g¨¢strico: admitieron que su frecuencia en el consumo pas¨® de 1,86 a 3,08 a los 24 meses de la operaci¨®n. El informe no habla de cantidades ni analiza eventuales problemas de dependencia.
Los autores del trabajo, dirigido por Alexis Conason, recuerdan en el art¨ªculo que anteriores estudios han demostrado que las drogas, el alcohol y la comida activan circuitos cerebrales similares y que los candidatos a someterse a intervenciones quir¨²rgicas contra la obesidad que presentan perfiles de des¨®rdenes alimentarios muestran personalidades adictivas similares a los que abusan de otras sustancias. ¡°La cirug¨ªa elimina la ingesta excesiva sin abordar la psicopatolog¨ªa potencial subyacente¡±, apuntan los autores del trabajo. Por ello, es f¨¢cil que el alcohol y otras sustancias de abuso sustituyan a los atracones de comida. Este razonamiento tiene un nombre entre la comunidad cient¨ªfica: principio de sustituci¨®n de s¨ªntomas.
Albert Lecube, del servicio de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n del Hospital Vall d¡¯Hebron de Barcelona, coincide en destacar estas relaciones cruzadas. ¡°El resultado del estudio es muy interesante¡±, explica. ¡°La obesidad conlleva una alta incidencia de trastornos de la esfera psiqui¨¢trica, estas personas tienen una mayor prevalencia de trastornos depresivos y ansiedad¡±. Y a?ade: ¡°En muchos casos, la ingesta excesiva que lleva a la obesidad patol¨®gica no es m¨¢s que una actividad de escape para combatir miedos y frustraciones¡±. Tras pasar por el quir¨®fano para quitarse kilos de encima, a la vez que desaparece la obesidad, ¡°se imposibilita la opci¨®n de comer como actividad de escape¡±. Ante esta situaci¨®n, ¡°las personas operadas pueden buscar otras alternativas para protegerse de las agresiones que perciben de un mundo hostil y, en ocasiones, caen en otras conductas adictivas como el tabaco, el alcohol u otras sustancias¡±.
Lecube recuerda otro trabajo, publicado en el New England Journal of Medicine en 2007, que, si bien demuestra c¨®mo las personas obesas intervenidas aumentan su supervivencia, fundamentalmente por una ca¨ªda de la mortalidad en enfermedades cardiovasculares, diabetes y c¨¢ncer, a la vez, tambi¨¦n sufr¨ªan un mayor riesgo de suicidio.
Felipe de la Cruz Vigo, vicepresidente de la Sociedad Espa?ola de Cirug¨ªa de la Obesidad y Enfermedades Metab¨®licas (SECO), insiste en los beneficios que aporta esta t¨¦cnica quir¨²rgica para bajar kilos: ¡°Tiene un efecto favorable incluso sobre personas con diabetes tipo 2, hasta el punto de conseguir altos ¨ªndices de remisi¨®n o la curaci¨®n de la enfermedad¡±. Adem¨¢s, recuerda que tanto el alcoholismo como la drogodependencia activa ¡°son contraindicaciones absolutas para la cirug¨ªa de la obesidad¡±.
El art¨ªculo no hace referencia a estos pacientes, sino a bebedores sociales con personalidad adictiva que, tras la limitaci¨®n en la ingesta derivada de la operaci¨®n de reducci¨®n de est¨®mago, tratan de compensar sus impulsos recurriendo a sustancias como el alcohol. Y, sobre todo, alerta a los pacientes operados de baip¨¢s g¨¢strico, la intervenci¨®n ¡°que m¨¢s se ha hecho y que m¨¢s se hace¡± en Espa?a en cirug¨ªa bari¨¢trica. ¡°El primer a?o los pacientes suelen ser m¨¢s disciplinados y obedecen las advertencias que les transmitimos de que deben tener cuidado con el alcohol. El problema llega cuando se ven bien con el paso del tiempo y se conf¨ªan¡±.
Para evitar este tipo de problemas, el vicepresidente de las SECO se?ala que los pacientes a los que se detecta un riesgo de abuso se dirigen hacia un consejo especializado ¡°antes de la cirug¨ªa¡±. Adem¨¢s, a todos los pacientes se les somete a un seguimiento posoperatorio en el que se est¨¢ especialmente atento a estas cuestiones y ¡°detectar cualquier alteraci¨®n que pudiera surgir¡±. ¡°De esta forma, podr¨¢n alcanzar el cambio de vida al que aspiran sin sobresaltos¡±.
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