?Un pa¨ªs de espaldas a la ciencia?
En un mundo que cada vez necesita m¨¢s ciencia y m¨¢s tecnolog¨ªa, el hacer m¨¢s analfabetos cient¨ªficos es un atentado contra la ciudadan¨ªa
Esa parece ser la apuesta del actual Gobierno para nuestro futuro inmediato. Las pruebas, dos documentos presentados recientemente como g¨¦rmenes de un esquema de actuaci¨®n y de un proyecto de ley: la Estrategia Espa?ola de Ciencia y Tecnolog¨ªa y de Innovaci¨®n 2013-2020 (EECTI), y el Anteproyecto de Ley Org¨¢nica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). El primero apunta a la reestructuraci¨®n de la investigaci¨®n cient¨ªfica; el segundo, a la reforma de la Educaci¨®n Secundaria.
La EECTI ha sido criticada con dureza por los representantes de 41 sociedades cient¨ªficas espa?olas, para quienes se basa en una visi¨®n mercantilista de la ciencia, que, de llevarse a cabo, implicar¨ªa destruir el sistema p¨²blico de investigaci¨®n. Es decir, menos Estado y m¨¢s empresa, aunque sea una tan enemiga de la investigaci¨®n como lo ha sido tradicionalmente la espa?ola. Sin embargo, ninguna sorpresa: es lo que cab¨ªa esperar de un Gobierno conservador. El problema es que, como se justifica en el an¨¢lisis que cito, esa reconversi¨®n liberal traer¨¢ la ruina a un sistema cient¨ªfico que, n¨²meros cantan, estaba empezando a despuntar. En fin, todo sea por el Mercado.
Puesto que en el actual Gobierno no existe un ministerio dedicado a la ciencia, la EECTI ha sido formulada por el Ministerio de Econom¨ªa y Competitividad (lo cual ahorra muchas explicaciones sobre el desaguisado); pero, ?y en la ense?anza? ?Qu¨¦ le ha hecho la ciencia a Jos¨¦ Ignacio Wert? Al fin y al cabo, incluso los pol¨ªticos conservadores aceptan el papel que esta, como empresa de descubrimiento de la naturaleza y como palanca imprescindible del progreso de la sociedad, juega necesariamente en el mundo moderno. Por otra parte, y sin necesidad de hablar de Cajal o de Ochoa o del desierto que los rode¨® en su tiempo, es poco discutible que el nuestro es un pa¨ªs que necesita m¨¢s ciencia, y por ello m¨¢s cultura cient¨ªfica. Es tambi¨¦n evidente que alg¨²n esfuerzo se ha hecho en ese sentido, y probablemente la actual asignatura de primer curso de Bachillerato Ciencias para el mundo contempor¨¢neo (la ¨²nica materia cient¨ªfica com¨²n del actual Bachillerato, que queda suprimida en el anteproyecto de la LOMCE) sea la cristalizaci¨®n m¨¢s clara de ese intento: un resumen de los maravillosos hallazgos y de las intrigantes fronteras de la ciencia moderna, adem¨¢s de una lista de los retos cient¨ªficos de la sociedad actual. Pero lo revolucionario no es el contenido, sino los destinatarios: todos los bachilleres. Un intento de que ning¨²n ciudadano sea un analfabeto cient¨ªfico; de que nadie atribuya a la religi¨®n (como hizo, memorablemente, la Reina de Espa?a no hace tanto tiempo) la explicaci¨®n del origen del mundo y de la vida. De que todos sepan qu¨¦ es el genoma, el Big Bang, un tsunami o la nanotecnolog¨ªa, por qu¨¦ no se puede entender la vida sin Darwin, o por qu¨¦ es imperativo que los autom¨®viles dejen paso a los transportes colectivos. Los retos de la superpoblaci¨®n, las amenazas para las generaciones futuras. Convivir con el planeta en lugar de saquearlo.
Vaya, se me escap¨®, debo confesarlo: creo que la ciencia no es neutral. Por el contrario, estoy convencido de que contiene una ideolog¨ªa. Mi mejor excusa es que no soy el primero en decirlo. El a?o pasado, Francisco Javier Mart¨ªnez, arzobispo de Granada, lanz¨® en la Universidad San Pablo CEU una advertencia que ha sido muy citada: ¡°M¨¢s peligrosa que Educaci¨®n para la ciudadan¨ªa es Ciencias para el mundo contempor¨¢neo, pues cada ciencia contiene una epistemolog¨ªa y una concepci¨®n del hombre y del saber¡±. Afortunadamente, a?ado. Pero el corolario es terrible: ?Puede haber un mundo contempor¨¢neo sin ciencia? ?Qu¨¦ haremos ante la pr¨®xima pandemia? ?Procesiones de flagelantes? ?Y si el nivel del mar sube por encima de un metro en este siglo? ?Lo podremos arreglar con rogativas? Quiz¨¢s, como dicen cada vez m¨¢s voces, la sociedad actual ha tomado un camino equivocado e irreversible; pero, si hay alguna esperanza, es con m¨¢s ciencia y m¨¢s tecnolog¨ªa. En esta coyuntura, fabricar m¨¢s analfabetos cient¨ªficos es un aut¨¦ntico atentado contra la ciudadan¨ªa.
Creo que, escribiendo esto, he conseguido entender? Wert: para ¨¦l, la ciencia es una casandra, una acusica que nos dice que el famoso Mercado est¨¢ arruinando este planeta, que nos lleva a un mundo sin futuro. Ya exist¨ªan indicios de ello: en los centros de profesores, donde se actualizan los docentes de Educaci¨®n Secundaria, los cursos sobre el Cambio Clim¨¢tico Global est¨¢n proscritos en todas las comunidades aut¨®nomas donde gobierna el Partido Popular. As¨ª que, desde el punto de vista de la sufrida ense?anza de la ciencia, la LOMCE acaba siendo un esfuerzo por matar al mensajero. Un esfuerzo in¨²til, quiero a?adir: la ciencia se impondr¨¢ porque sin ciencia no podremos sobrevivir. As¨ª que no lloro por ella: mis l¨¢grimas van por las v¨ªctimas colaterales, esos bachilleres que seguir¨¢n cojeando, en un mundo cada vez m¨¢s cient¨ªfico y tecnificado, con la ¨²nica muleta de una de las dos famosas culturas.
Francisco Anguita es profesor jubilado de la Facultad de Ciencias Geol¨®gicas de la Universidad Complutense
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