Los obispos presionan al Gobierno para que ¡®restaure¡¯ el matrimonio en Espa?a
La Conferencia Episcopal denuncia "su destrucci¨®n por v¨ªa legal¡± y recuerda su doctrina tras el aval del Constitucional a las bodas gais. ¡°Las leyes est¨¢n para cambiarlas cuando no son justas", dicen
En Espa?a no existe el matrimonio, los espa?oles han perdido ese derecho, sostienen los obispos. Lo afirman ¡°sin temor a incurrir en exageraci¨®n alguna¡±, en una llamada nota doctrinal aprobada ayer por la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE). Los prelados no citan al PP ni al Gobierno, pero apremian a los pol¨ªticos cat¨®licos a que ¡°act¨²en de acuerdo con su conciencia, m¨¢s all¨¢ de cualquier disciplina de partido¡±. ¡°No digo que no se pueda sacar esa conclusi¨®n, pero no est¨¢ en el texto¡±, reconoci¨® el portavoz episcopal, Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, cuando se le pregunt¨® si la asamblea episcopal estaba presionando con esa nota al Ejecutivo que preside el cat¨®lico Mariano Rajoy. ¡°Las leyes est¨¢n para cambiarlas cuando no son justas. Y hay caminos pol¨ªticos y legales para cambiarlas. Es imperativo procurar por medios leg¨ªtimos promover un cambio legal, donde los derechos de todos sean respetados¡±, a?adi¨®.
C¨¦libes por vocaci¨®n o rigurosa exigencia centenaria de su Iglesia, los obispos sostienen que sin un matrimonio como el que ellos promueven (eclesi¨¢stico, indisoluble y de esposo y esposa), no hay ni familia, ni sociedad, ni, incluso, salida de la crisis econ¨®mica actual. La aversi¨®n de las jerarqu¨ªas cat¨®licas a la legislaci¨®n civil sobre la materia viene de lejos. A mediados del siglo XIX, ya calificaron como ¡°la legalizaci¨®n del concubinato universal¡± la introducci¨®n en Espa?a del matrimonio civil. Hasta entonces solo cab¨ªa casarse ante un cura. Hoy, en cambio, los matrimonios por lo civil superan ya a los que se celebran por un rito cat¨®lico. Cuando el anterior Gobierno reform¨® el C¨®digo Civil para abrir la puerta al matrimonio entre personas del mismo sexo, los obispos afirmaron que era lo peor que les hab¨ªa ocurrido en 2000 a?os de historia. Lo dijo en conferencia de prensa su portavoz, que adem¨¢s de secretario general de la CEE es prelado auxiliar del cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco en el arzobispado de Madrid.
La asamblea plenaria episcopal inicia la nota emitida ayer, aprobada por unanimidad, diciendo que ¡°se ve en el deber de recordar¡± su doctrina matrimonial a causa de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional declarando plenamente legal la legalizaci¨®n por el Gobierno Zapatero de los matrimonios gais, en 2005. Dicen: ¡°Es una legislaci¨®n gravemente injusta porque no reconoce netamente la instituci¨®n del matrimonio en su especificidad, y no protege el derecho de los contrayentes a ser reconocidos en el ordenamiento jur¨ªdico como esposo y esposa; ni garantiza el derecho de los ni?os y de los j¨®venes a ser educados como esposos y esposas del futuro; ni el derecho de los ni?os a disfrutar de un padre y de una madre en el seno de una familia estable¡±.
¡°No son leyes justas las que no reconocen ni protegen estos derechos tan b¨¢sicos sin restricci¨®n alguna. Por eso, es urgente la reforma de nuestra legislaci¨®n sobre el matrimonio¡±, a?aden los prelados, cit¨¢ndose a s¨ª mismos en un documento del verano pasado que titularon La verdad del amor humano. ¡°Asistimos a la destrucci¨®n del matrimonio por v¨ªa legal, por lo que, convencidos de las consecuencias negativas que esa destrucci¨®n conlleva para el bien com¨²n, alzamos nuestra voz en pro del matrimonio y de su reconocimiento jur¨ªdico. Recordamos adem¨¢s que todos, desde el lugar que ocupamos en la sociedad, hemos de defender y promover el matrimonio y su adecuado tratamiento por las leyes¡±, a?aden.
La reclamaci¨®n a los pol¨ªticos ¡°para que asuman su responsabilidad¡± la hacen apelando a ¡°la recta raz¨®n¡±. Afirman: ¡°En esta materia tan decisiva se exige que todos act¨²en de acuerdo con su conciencia, m¨¢s all¨¢ de cualquier disciplina de partido. Nadie puede refrendar con su voto leyes que da?an tan gravemente las estructuras b¨¢sicas de la sociedad. Los cat¨®licos, en particular, deben tener presente que, como servidores del bien com¨²n, han de ser tambi¨¦n coherentes con su fe¡±.
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