El factor universitario

Hace pocos a?os asist¨ªamos al 25? aniversario de la Constituci¨®n en un ambiente de euf¨®rica autocomplacencia, prestos para abordar vigorosos un siglo XXI prometedor. Hoy la crisis da la excusa para cuestionar los fundamentos mismos del acuerdo constitucional. De sentirnos cerca del objetivo de ser un verdadero Estado Social (art¨ªculo 1), hemos pasado a que la preponderancia de la Econom¨ªa de Mercado (art¨ªculo 38) venga a resultar en propuestas que suponen un progresivo desmantelamiento del llamado Estado de bienestar (Estado de la equidad ser¨ªa un nombre menos gastado), ¡°comprometiendo la justicia¡±, como ha dicho Miguel Herrero.

En el ¨²ltimo a?o, la sociedad espa?ola ha observado una general impugnaci¨®n de todo lo conseguido, con el resultado final de una sensaci¨®n de paralizaci¨®n, orfandad de los intereses generales y olvido de los principios que se entend¨ªan vigentes para el funcionamiento del Estado. Es precisa una concienciaci¨®n general sobre la situaci¨®n del pa¨ªs, el compromiso individual y colectivo, y pasar de los recortes indiscriminados al ahorro concertado, racionalizando el ahorro para no comprometer el futuro. Toca, en definitiva, llamar al sentido de Estado y de sociedad civil.

Las universidades p¨²blicas no somos ajenas a la situaci¨®n. La Constituci¨®n y sucesivas leyes org¨¢nicas, han establecido que prestamos el servicio de educaci¨®n superior e investigaci¨®n con autonom¨ªa e independencia. Nuestras universidades, con estas premisas, y con medios adecuados, han alcanzado niveles de excelencia no conseguidos anteriormente y el reconocimiento social.

A pesar de ello, como la sociedad espa?ola, hemos visto cuestionados nuestros logros, ninguneadas nuestras capacidades y finalmente declaradas difuntas en la pr¨¢ctica, por lo que resultaba imprescindible nuestra refundaci¨®n unilateral. Ante este posicionamiento, que entra dentro de la legitimidad del Gobierno, se hace imprescindible una alternativa formalizada, para no caer en este, como en otros asuntos, en la ¡°inexorabilidad¡± del cambio de modelo, cuyo principal riesgo es la descapitalizaci¨®n humana: de estudiantes, de profesores e investigadores, de empleados.

La universidad p¨²blica debe ser activa en las propuestas de ideas para continuar su camino de mejora, excelencia y servicio p¨²blico, y hacerlo recordando los principios esenciales que han sustentado nuestro modelo, cuya reconsideraci¨®n deber¨ªa suscitar un amplio consenso, de tipo constituyente. La apuesta por el futuro pasa necesariamente por poner en valor y apoyar activamente al sistema p¨²blico universitario, como factor imprescindible.

Antonio Ram¨ªrez de Arellano es rector de la Universidad de Sevilla.