¡°Me fum¨¦ el ¨²ltimo cigarro 10 d¨ªas despu¨¦s de dejarlo¡±
El escritor ha hecho una incursi¨®n en la autoayuda tras 24 a?os como editor
En India, Vietnam, las Torres Gemelas, la parte trasera de un rickshaw (carruaje tirado por una persona en bicicleta), aviones e incluso en el hospital en el que le acababan de operar. El escritor, editor y traductor Ricardo Artola (Salamanca, 1962) fum¨® ¡°cigarros maravillosos¡± en todos esos sitios y muchos m¨¢s. Y el pasado 15 de febrero, un d¨ªa despu¨¦s de celebrar su 50? cumplea?os, dej¨® el tabaco, empez¨® a nadar para no engordar ¡ª¡°porque coger 10 kilos no tiene gracia¡±¡ª y decidi¨® escribir su libro Y un d¨ªa dej¨¦ de fumar (La Esfera de los Libros).
No recuerda su primer cigarro a los 18 a?os, pero s¨ª el ¨²ltimo, que guardaba en la nevera para mantenerlo ¡°fresco¡±. ¡°Me lo fum¨¦ 10 d¨ªas despu¨¦s de dejar de fumar y lo cuento en un cap¨ªtulo calada a calada¡±. Artola se despidi¨® del tabaco en su casa, a solas con el vicio, que acompa?¨® con una copa de whisky. M¨¢s que un adi¨®s, fue un ritual para desmontar emp¨ªricamente el mito de que unas caladas siempre llevan a la reca¨ªda. ¡°Si despu¨¦s sigues sin fumar, ya est¨¢. Estar¨¢s en paz con el asunto, sin culpabilidades¡±, explica. Aun as¨ª, reconoce que la primera vez que sali¨® con amigos a comer d¨ªas despu¨¦s fue un momento cr¨ªtico.
¡°Legalmente, para los seguros, hasta despu¨¦s de un a?o no eres exfumador, pero yo tengo claro que no voy a volver¡±, sentencia. Todav¨ªa le faltan cuatro meses para esa anualidad oficial sin nicotina, pero Artola sabe que esta vez es distinta a las otras en las que intent¨® romper con el tabaco. ¡°La diferencia es que ahora estoy convencido¡±. Ese es, seg¨²n dice, el ¨²nico requisito esencial para dejarlo. ¡°No tiene nada que ver con la voluntad y la autoestima como aseguran otros libros¡±, opina. ¡°Si no quieres es imposible¡±, zanja.
Precisamente, leer unos 30 manuales sobre el tema tras dejar de fumar ¡°fue lo m¨¢s dif¨ªcil del proceso; por el aburrimiento, no por el mono¡±. ¡°Me preguntaba cu¨¢ntos de los autores hab¨ªan sido adictos como yo¡±. Artola cuenta con humor su experiencia en primera persona y comparte algunos consejos que a ¨¦l le ayudaron despu¨¦s de apagar el ¨²ltimo pitillo. ?Un ejemplo? ¡°Inund¨¦ mi vicio en agua, beb¨ªa mucho¡±. Para acompa?ar su merluza pide, sin embargo, un vino al que invita la casa porque ¡°don Ricardo¡±, as¨ª le llaman los camareros, es cliente habitual. Tras meter la nariz en la copa para dar su conformidad al tinto, reconoce que ha ganado olfato ¡°para todo; tambi¨¦n para lo malo¡±, r¨ªe.
Poco m¨¢s de un mes despu¨¦s de la publicaci¨®n del libro, Artola ya sabe que su m¨¦todo funciona. Su mujer, la primera a quien regal¨® un ejemplar, no fuma desde hace unas semanas, tras haberlo le¨ªdo. ¡°Decir que has ayudado a alguien a dejar el tabaco es lo m¨¢s¡±. Es una gratificaci¨®n que compensa el sufrimiento de los ¨²ltimos meses. No por dejar de fumar, que le result¨® ¡°demasiado f¨¢cil¡±, asegura, sino por tener que escribir un texto largo y llenar las 150 p¨¢ginas que le pidi¨® su editora. ¡°No soy de enrollarme. ?Cont¨¦ la II Guerra Mundial en la misma extensi¨®n!¡±.
Pese a su incursi¨®n literaria en la autoayuda, se gana la vida traduciendo libros de historia. ¡°Es lo m¨ªo¡±, y dedica gran parte de la conversaci¨®n a hablar de su pasi¨®n por el pasado reciente. El suyo incluye 24 a?os de trabajo como editor y varios t¨ªtulos como autor en el mercado. Y muchos cigarros.
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