Una semana tr¨¢gica
Un d¨ªa se adjudica un rescate millonario a la banca y al siguiente se recortan las pensiones y las ayudas a los dependientes
Es tal el descaro con el que los dirigentes adoptan hoy sus decisiones en esta nueva carrera por aumentar la desigualdad que ni siquiera se toman la molestia de cuidar un poco las formas. La semana pasada ha sido, en este sentido, un ejemplo palmario; y escandaloso. Ha sido una semana tr¨¢gica. El mi¨¦rcoles se produjo una gran lluvia de dinero. Gobierno espa?ol y Comisi¨®n Europea acordaron el montante del rescate para la banca. En total, 37.000 millones de euros que ir¨¢n a parar, fundamentalmente, a Bankia (17.960), Catalunya Banc (9.080), NCG Banco (5.425) y Banco de Valencia (4.500).
Independientemente de los juegos malabares que se hagan despu¨¦s para que compute o no en el d¨¦ficit, lo cierto es que esos 37.000 millones es una deuda que acabamos de contraer todos los espa?oles, eso s¨ª, a un bajo inter¨¦s del 1%, y ni siquiera est¨¢ garantizado que esas entidades sean capaces de devolver el dinero a las arcas p¨²blicas. De momento, adem¨¢s, habr¨¢ que pagar el subsidio de paro a otros miles de ciudadanos que ahora trabajan en esas entidades y que deber¨¢n ser despedidos, seg¨²n mandan los c¨¢nones de esta nueva pol¨ªtica sin alma.
Lo ocurrido en Espa?a durante los dos d¨ªas siguientes ¡ªjueves y viernes¡ª viene a confirmar una de las tesis que sostiene Joseph E. Stiglitz en su ¨²ltima obra El precio de la desigualdad. En ella, el premio Nobel de Econom¨ªa afirma que la pol¨ªtica ha condicionado el mercado ¡°de forma que favorezca a los de arriba a expensas de los dem¨¢s¡±. Seg¨²n Stiglitz, hoy pr¨¢cticamente todas y cada una de las decisiones que toman los pol¨ªticos tienden a abrir a¨²n m¨¢s la brecha entre ese 1% de gente que manda ¡ªbanqueros y grandes empresarios fundamentalmente¡ª y el 99% restante.
El Gobierno de Rajoy parece decidido a cumplir con tal premisa como alumno aventajado porque 24 horas despu¨¦s de asignar 37.000 millones a la banca decid¨ªa no tocar la Ley Hipotecaria, una norma que permite el abuso por parte de las entidades crediticias y que ha provocado la ruina y el desahucio de miles de familias y dejaba a 145.000 cuidadores familiares de dependientes sin Seguridad Social. Al d¨ªa siguiente, de nuevo dando un paso atr¨¢s en sus promesas, ha limitado la actualizaci¨®n de las pensiones, lo que va a reducir el poder adquisitivo de casi nueve millones de jubilados.
Este Gobierno se permite, para colmo, el lujo de argumentar la misma cosa y la contraria seg¨²n toque. De manera que el mismo Ejecutivo que se autoproclama tan valiente y reformador, dice ahora que lo de la ley hipotecaria no conviene porque ¡°no se pueden adoptar medidas que alteren el dise?o general del sistema normativo¡±. Ellos que han dado un vuelco a los derechos laborales o que han metido la tijera en la sanidad y la educaci¨®n ¡ªesencial, por cierto, para el crecimiento econ¨®mico¡ª, no se atreven a tocar un poquito a la banca a la que acaban de transferir tanto dinero. Son los mismos que hablan de pedir ¡°un mayor esfuerzo¡± a los pensionistas que ganan m¨¢s de mil euros como si su nuevo recorte fuera voluntario.
En fin, hay dinero para la banca, pero no para los pensionistas y cuidadores de dependientes. ?Acaso hay alguna opci¨®n de escapar a tanta iniquidad? El escritor Benjam¨ªn Prado cree ver en la dr¨¢stica reducci¨®n del consumo una forma de protesta. Seg¨²n su art¨ªculo Ahorro ideol¨®gico publicado el jueves en este peri¨®dico, consumir menos, adem¨¢s de una necesidad, puede ser otra forma de defenderse. ¡°Nuestras tijeras contra las suyas¡±, proclama. Es verdad que estamos inermes frente al expolio, frente a una pol¨ªtica entregada a los poderosos, que somos los nuevos vasallos del siglo XXI, pero hay motivos para la esperanza.
Esta misma semana ha habido tambi¨¦n un movimiento extremadamente prometedor: los jueces han vuelto a manifestarse. Lo hicieron contra la Ley Hipotecaria. Esta vez lo han hecho contra los indultos gubernamentales. Y si hay un estamento con cierto poder para empezar a cambiar el rumbo de las cosas, ese es el judicial. Es el que determinar¨¢ las responsabilidades habidas en la gesti¨®n de Bankia, por ejemplo, ya que los grandes partidos pol¨ªticos se han negado a hacerlo. Son los que, en definitiva, tienen que aplicar todas y cada una de esas leyes con las que se pretende seguir erosionando los derechos sociales. Como dir¨ªa Miguel ?ngel Aguilar: ?Atentos!
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