?Periodismo o espect¨¢culo?
Una suplantaci¨®n de identidad que deriv¨® en suicidio y las fotos de un hombre atropellado por el metro desatan la pol¨¦mica. La audiencia no lo justifica todo
El 27 de julio de 1994, el fot¨®grafo surafricano Kevin Carter fue encontrado asfixiado dentro de su autom¨®vil. Ten¨ªa 33 a?os y dos meses antes hab¨ªa ganado un Pulitzer por una imagen tomada en Sud¨¢n en la que un buitre aguardaba la muerte de una ni?a fam¨¦lica. Aquel momento, captado cerca de un campo de refugiados en marzo de 1993, no dej¨® darle vueltas en la cabeza. Hasta que se quit¨® la vida. Nadie pudo evitar tampoco el suicido, a principios de este mes, de la enfermera que transfiri¨® una llamada telef¨®nica de dos locutores de una emisora australiana que se hicieron pasar por la reina Isabel II y el pr¨ªncipe Carlos. Los radiofonistas pretend¨ªan obtener informaci¨®n sobre el embarazo de la duquesa de Cambridge, ingresada en el hospital.
Otro episodio reciente, de naturaleza muy distinta, ha desatado una intensa pol¨¦mica. El diario estadounidense New York Post public¨® a toda p¨¢gina la fotograf¨ªa de uno de sus colaboradores, Umar Abassi, que muestra a un hombre segundos antes de morir aplastado por un metro en Nueva York. El hombre intentaba acceder al and¨¦n justo despu¨¦s de haber sido empujado a las v¨ªas. Pero nadie le ayud¨®. Ni el fot¨®grafo, ni ning¨²n otro viajero.
El autor de la instant¨¢nea asegur¨® que no podr¨ªa haber hecho nada por evitar el atropello, que intent¨® alertar al conductor con el flash de la c¨¢mara y que los viajeros que se encontraban en el and¨¦n m¨¢s cerca del hombre que intentaba encaramarse tampoco se movieron.
Ambos sucesos han reabierto el debate sobre el papel que los medios de comunicaci¨®n deben desempe?ar en situaciones cr¨ªticas y cu¨¢les son las barreras deontol¨®gicas que los profesionales no pueden traspasar al ejercer su labor. ?Debe involucrarse el periodista para intentar salvar una vida o su trabajo se debe limitar a observar la realidad y transmitirla? ?Es ¨¦tico suplantar la identidad de otra persona para obtener una informaci¨®n?
¡°El periodista no es un h¨¦roe como Superman¡±, se?ala Juan Luis Manfredi
¡°El periodista no es un h¨¦roe, no es como Superman. Su funci¨®n es denunciar los hechos para que las personas que pueden tomar decisiones las tomen¡±, apunta Juan Luis Manfredi, profesor de Periodismo de la Universidad de Castilla-La Mancha. En su opini¨®n, el periodista es un ciudadano que administra el derecho a la informaci¨®n pero su funci¨®n no es ir a una guerra y ponerse del lado de uno de los bandos. ¡°Hay que tomar partido, pero no liderar las causas o abanderarlas. Su misi¨®n es denunciar, contar y explicar los hechos¡±.
Manfredi cita el caso del fot¨®grafo que puso el foco ante la hambruna del ?frica negra. A la postre, sus impactantes im¨¢genes contribuyeron tambi¨¦n a la condena mundial del apartheid. Carter fue el primero que retrat¨® una ejecuci¨®n mediante el sistema del collar, un anillo de gasolina alrededor del cuello de la persona a la que se prend¨ªa fuego. ¡°Lloraba desconsolado por ser un surafricano blanco que siempre fotografiaba a personas negras muertas¡±, dec¨ªa uno de sus amigos.
Dif¨ªcilmente el periodista puede permanecer ajeno a lo que ocurre a su alrededor, pero no puede perder la perspectiva decant¨¢ndose de un lado o de otro. Manfredi considera que los profesionales tienen que involucrarse en la sociedad y abordar historias de inter¨¦s p¨²blico, es decir, que beneficien el progreso.
Pero el periodista tampoco debe tener privilegios, al margen de derechos espec¨ªficamente reconocidos en todo el mundo desarrollado como el secreto profesional o la cl¨¢usula de conciencia. ¡°Como cualquier otro ciudadano, deben estar sujetos a la legislaci¨®n vigente¡±, enfatiza el asesor de comunicaci¨®n y consultor pol¨ªtico Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª. Pero observa que ¡°no es lo mismo un reportero de guerra (que puede ser v¨ªctima de las mismas balas que los protagonistas de sus fotograf¨ªas, o un reportero en una manifestaci¨®n o frente a la violencia extrema de las fuerzas de seguridad, por ejemplo) que alguien que no auxilia (activa o pasivamente) a una persona en peligro¡±. En el caso del fot¨®grafo del metro de Nueva York, entiende que deber¨ªa haber soltado la c¨¢mara y acudir en su auxilio.
El informador no puede permanecer ajeno ni tampoco tomar partido
La prensa se ha llevado otro gran varapalo a cuenta de la real broma. Seg¨²n explica Guti¨¦rrez-Rub¨ª, si suplantar a una persona es falta o delito, lo es tambi¨¦n para el periodista. E igualmente si se atenta contra el derecho a la intimidad. ¡°Indagar en informaci¨®n de car¨¢cter reservado y suplantar una identidad para sacar un beneficio est¨¢ penado en el C¨®digo Penal. Y los periodistas no pueden dotarse de impunidad adicional¡±, explica.
Hacerse pasar por otra persona para obtener una informaci¨®n, no es ¨¦tico ni legal. Es lo que hicieron dos locutores de la emisora de radio australiana 2DayyFM. Los autores de la llamada falsa adujeron que se trataba de una broma y pidieron perd¨®n la familia de Jacintha Saldanha, la enfermera que se suicid¨®. La cadena, que cancel¨® r¨¢pidamente el programa (Hot 30), se declar¨® apenada por el ¡°imprevisto y tr¨¢gico¡± desenlace de lo que en principio se plante¨® como una broma. Pero parece obvio que algo fall¨®. La emisora no supo explicar por qu¨¦ sali¨® al aire esa llamada. S¨ª asegur¨® que trat¨® de contactar con el hospital en el que estaba ingresada Kate Middleton antes de que la falsa llamada saliera en antena, pero no aclar¨® los motivos por los que se emiti¨® la grabaci¨®n sin contar con autorizaci¨®n de los afectados.
Esa es la clave. Guti¨¦rrez-Rub¨ª reconoce que suplantar identidades ¡°es parte de las bromas radiof¨®nicas m¨¢s frecuentes... pero al final se desvela el truco, el enga?o¡±. Porque ¡°enga?ar y no desvelar el truco otorga una intencionalidad inaceptable¡±.
Bromas han existido desde que se invent¨® la radio, aunque no siempre se han emitido. Hace casi dos a?os, un locutor de Catalunya Radio logr¨® hablar con el Rey haci¨¦ndose pasar por un representante del presidente de la Generalitat, Artur Mas. Dijo llamar en nombre del se?or Mas (en realidad se refer¨ªa a Pere Mas, director del programa Tot ¨¦s molt conf¨²s, Todo es muy confuso). El imitador y el Rey hablaron amigablemente, pero la cadena decidi¨® omitir la grabaci¨®n. Catalunya Radio, de car¨¢cter p¨²blico, aleg¨® motivos deontol¨®gicos porque su libro de estilo proh¨ªbe expresamente difundir este tipo de bromas si el afectado no est¨¢ de acuerdo. Aunque finalmente, una filtraci¨®n hizo que el audio se propagara hasta el infinito a trav¨¦s de YouTube.
Mentir y hacerse pasar por otro no son armas leg¨ªtimas para informar
Menos contemplaciones tuvo la Cope cuando en 2005 emiti¨® una conversaci¨®n en la que un falso Zapatero (entonces presidente del Gobierno) llamaba a Evo Morales, mandatario electo de Bolivia. La embajada de ese pa¨ªs present¨® una queja formal ante la Cope por considerar que la llamada sobrepasaba los l¨ªmites de la broma para convertirse en una ofensa al pueblo boliviano. Aquella grabaci¨®n del impostor de Zapatero (un humorista del llamado Grupo Risa) a punto estuvo de generar un conflicto diplom¨¢tico.
Pero hay bromas pesadas y bromas light. Xavi Rodr¨ªguez, director del programa Anda ya! (Cadena 40), se distancia del caso de los locutores australianos, ¡°que persegu¨ªan obtener una informaci¨®n que por otros medios no pod¨ªan conseguir¡±. En Anda ya! hay siempre un gancho. ¡°Generalmente es un familiar de la v¨ªctima quien nos pide que pongamos contra las cuerdas a esa persona, pero al final siempre se le dice que es una broma y se le pide permiso para emitirla¡±. Y si no hay autorizaci¨®n expresa, no hay difusi¨®n.
¡°Los locutores australianos han ido m¨¢s all¨¢ de la broma¡±, admite Rodr¨ªguez. ¡°Pero no haberle dicho a la enfermera que era una broma es no jugar limpio. No creo que sean responsables de su muerte, pero no han actuado correctamente¡±. En su opini¨®n, no hace falta ¡°ir tan lejos¡± para que el oyente se lo pase bien. ¡°Una broma tiene que ser simp¨¢tica. Se puede poner a las v¨ªctimas contra las cuerdas, pero sin pasarse. Hay que usar el sentido com¨²n¡±. Su programa suplanta a menudo a Eduard Punset para vacilar a las v¨ªctimas con teor¨ªas absurdas. ¡°Las bromas llevan toda la vida en la radio. Han dado grandes momentos. Son divertidas, pero no podemos hacer que el espect¨¢culo pase por encima de la persona¡±. De hecho, alrededor del 15% de las personas objeto de mofa radiof¨®nica en el programa de Cadena 40 vetan su emisi¨®n.
A menudo, se tiende a confundir entre periodismo y entretenimiento, alerta el profesor Manfredi. ¡°Cuando un tipo que hace una llamada telef¨®nica desde un programa de radio para mofarse de alguien, eso no es periodismo, es espect¨¢culo¡±. En la misma l¨ªnea, el profesor de la Universidad de Navarra Francisco P¨¦rez-Latre sostiene que hay que preservar la reflexi¨®n y la responsabilidad social, evitando ¡°la presi¨®n por incrementar el n¨²mero de entradas en la web o las audiencias¡±. Adem¨¢s cree que ¡°hay que pensar sobre los efectos de los mensajes en las personas... Y eso es parte de la gesti¨®n en los medios¡±. ¡°Es dif¨ªcil hacerlo si solo se buscan los contenidos m¨¢s sensacionales¡±, explica.
Los c¨®digos indican que las bromas solo pueden emitirse con consentimiento
La supeditaci¨®n de la ¨¦tica a la dictadura de la audiencia conduce a menudo a la inmoralidad y la ilegalidad, como ha demostrado en el Reino Unido el caso del News of the World, asegura el vicepresiente de la FAPE, Aurelio Mart¨ªn. As¨ª lo especifica el manifiesto por la defensa del periodismo de la FAPE (la Federaci¨®n de Asociaciones de la Prensa Espa?olas), una entidad que refuerza los objetivos de la Comisi¨®n de Quejas, Arbitraje y Deontolog¨ªa, convertida en fundaci¨®n. ¡°Se trata de cumplir con la m¨¢xima ¨¦tica y el m¨ªnimo jur¨ªdico, desde el autocontrol, en el que siempre insiste el presidente de este organismo y catedr¨¢tico de Derecho de la Informaci¨®n, Manuel N¨²?ez Encabo, autor del C¨®digo Deontol¨®gico de la FAPE, inspirado en el C¨®digo Europeo de Deontolog¨ªa del Periodismo¡± se?ala Mart¨ªn.
Pero el problema es que los c¨®digos deontol¨®gicos se convierten a menudo en papel mojado. ¡°Son meras directrices¡±, reconoce Emilio Guichot, profesor de Derecho Administrativo y Derecho a la Informaci¨®n de la Universidad de Sevilla, que ve el periodismo como una funci¨®n ¡°absolutamente esencial para la democracia¡±. Aunque en el caso de conflicto, est¨¢ claro que debe prevalecer la protecci¨®n de la vida y la integridad de las personas sobre el derecho a la informaci¨®n. Incluso si la persona estuviera muerta. Guichot recuerda la sentencia del Tribunal Supremo que en el caso de las im¨¢genes sobre la cogida mortal del torero Paquirri determin¨® que esos momentos pertenecen al reducto de la intimidad de las personas. ¡°Es la ¨²ltima esfera de su intimidad y debe quedar salvaguardada¡±, dice.
Distinto fue el caso de la ni?a Omayra S¨¢nchez, que permaneci¨® durante tres d¨ªas atrapada entre piedras y palos con el cuerpo anchado en el fango y el agua hasta el borde la boca. Fot¨®grafos y equipos de televisi¨®n registraban segundo a segundo los trabajos del Ej¨¦rcito para intentar liberarla. Pero enmudecieron al llegar el fatal desenlace.
Los colegios de periodistas se afanan en reforzar el compromiso ¨¦tico de la profesi¨®n con llamadas de atenci¨®n sobre asuntos controvertidos. Por ejemplo, la Asociaci¨®n de la Periodistas de Valladolid (APV) ha mostrado su preocupaci¨®n por el aumento de la presencia de informaci¨®n sobre suicidios en los medios de comunicaci¨®n. Reconoce que la crisis est¨¢ provocando situaciones desesperadas en muchas personas y que han aumentado los casos de suicidio por motivos econ¨®micos. Unas muertes que, seg¨²n la APV, se convierten en noticia por el contexto y las causas que las producen, pero que en su opini¨®n deben ser tratadas con especial responsabilidad por los medios de comunicaci¨®n. Los l¨ªmites a veces son difusos, pero nadie cuestiona que tratar una noticia con rigor, exactitud y delicadeza puede salvar vidas.
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