?C¨®mo se dice en maya el mundo no se acaba ma?ana?
Los nativos de Yucat¨¢n no se inmutan en la v¨ªspera del cacareado apocalipsis
La siguiente conversaci¨®n tuvo lugar esta ma?ana a las afueras de M¨¦rida, capital de Yucat¨¢n, entre dos ind¨ªgenas yucatecos.
¨CMa?ana se acaba el mundo, ya lo sabes ¨Cle dijo un vecino a la se?ora Silvia Pech, una maya sonriente con los dientes frontales enmarcados por bordes de chapa dorada.
¡°Y yo le dije, no lo creo¡±, relata ella unas horas despu¨¦s.
¨CLo han dicho, se va a quedar todo oscuro y las sillas y las mesas de tu casa te van a comer ¨Ccontinu¨® el vecino atormentado.
La se?ora Pech, con su bebita Daniela Zulema en brazos, se vuelve a re¨ªr y se pregunta ¨Ccomo le pregunt¨® a su vecino¨C que c¨®mo demonios van a vivir las sillas y las mesas y a¨²n encima te van a comer.
¡°Y le dije, yo no lo creo¡±.
Esta conversaci¨®n ins¨®lita tuvo lugar en lengua maya. ¡°Es que en espa?ol no sabemos decir todas las cosas¡±, explica Silvia Pech vestida con un huipil, el camis¨®n blanco con bordados de flores que se han puesto las mujeres mayas toda la vida.
La se?ora Pech est¨¢ a las tres de la tarde en la plaza del pueblo de Acanceh con su beb¨¦ y con su otra hija Ana. Ana Pech. Pech en maya quiere decir garrapata, seg¨²n traduce encantada su madre ense?ando sus paletas adornadas de oro. Permiten que se les tome una fotograf¨ªa. Para que la vean, tal vez su hija Ana pueda entrar en la p¨¢gina web de EL PA?S y ense?¨¢rsela a su madre.
¨CNo s¨¦ Internet ¨Cdice Ana, de 21 a?os, vestida con una blusa rosa y una falda de tela vaquera. A Ana Pech no le gusta la ropa t¨ªpica de su madre y de sus antepasados.
¨C?Nunca has entrado en Internet?
¨CNo.
¨C?Y no tienes computadora?
¨CNo.
La familia Garrapata, que no tiene un ordenador para verse en la foto, no cree en el fin del mundo.
Hoy medio planeta mira a Yucat¨¢n en la v¨ªspera del tan cacareado fin del mundo ¨Cque los esot¨¦ricos apocal¨ªpticos han identificado con un cambio de era fijado en el calendario maya para ma?ana, viernes 21 de diciembre¨C, pero los mayas de Yucat¨¢n hacen su vida diaria sin pensar en el apocalipsis.
En un lado de la plaza de Acanceh, un espacio p¨²blico polvoriento y torrado por el sol en el que suena m¨²sica norte?a mexicana que sale de los bares, est¨¢ la pir¨¢mide de Los Mascarones de Estuco. As¨ª la presenta su vigilante, don Agust¨ªn Fajardo, por encima de los 50 a?os, con gafas de sol, un poco triste por la falta de turistas a la que est¨¢ acostumbrado en su ruina arqueol¨®gica. Dice que algunos d¨ªas aparecen ¡°dos o tres¡± y que otros d¨ªas no aparece ninguno. ?l aguarda a los visitantes en una caseta de metal de cuatro metros cuadrados que tiene una pared decorada de forma curiosa: de puntas clavadas en la superficie cuelgan un rollo de papel higi¨¦nico, un retrovisor de autom¨®vil que hace de espejo, un abrelatas y una visera del Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia.
¨C?Y entonces usted qu¨¦ opina de lo del fin del mundo?
¨CAlguien disemin¨® esas versiones y eso ha causado esceptismo ¨Cdice el guardi¨¢n de la pir¨¢mide¨C. Pero ma?ana todo ser¨¢ igual, y la gente se levantar¨¢ y saldr¨¢ a hacer sus diligencias como siempre.
En el bus de vuelta a M¨¦rida, otra mujer maya, llamada Mar¨ªa Dolores Marim cuenta que sus hijas de 15 y 12 a?os le dijeron en el desayuno que un amiguito suyo de ocho a?os anda llorando porque en la radio dicen que se va acabar el mundo. ¡°Y ¨¦l dice que est¨¢ muy peque?o para que se le acabe el mundo¡±, comenta la se?ora Marim en los asientos de atr¨¢s de la traqueteante furgoneta. Ella y sus hijas desayunaron lo mismo que todos los d¨ªas: huevos revueltos y un vaso de leche.
M¨¦rida festeja en calma con actividades p¨²blicas y conferencias de expertos la llegada del viernes 21 de diciembre, anunciado en el calendario astron¨®mico maya como el decimotercer b¡¯akt¨²n, una fecha que cierra un ciclo que comenz¨® en el a?o 3.114 antes de Cristo. En la prensa del d¨ªa los problemas cotidianos no tienen nada que ver con una supuesta hecatombe planetaria. En la secci¨®n Voces del P¨²blico del Diario de Yucat¨¢n, los lectores expresan preocupaciones mundanas.
Hace seis d¨ªas que no tengo energ¨ªa, a pesar de que pagu¨¦ mi recibo el¨¦ctrico.
En nuestro pa¨ªs existe una inflaci¨®n real que abarca todos los aspectos de la econom¨ªa.
En la calle 21 entre 20 y 22 de Itzimn¨¢ hay una pantalla gigante que por las noches es muy luminosa y deslumbra a los conductores.
El pron¨®stico meteorol¨®gico para el viernes dice que la temperatura m¨¢xima ser¨¢ de 26 grados y la m¨ªnima de 18. En los anuncios se ofrece el kilo de uva globo a 42,95 pesos el kilo y el de manzana golden a 21,95. El Diario de Yucat¨¢n informa en su secci¨®n local que habr¨¢ dos d¨ªas sin recolecci¨®n de basura y que en una zona de la ciudad se va a construir ¡°una moderna cancha de f¨²tbol¡±. En la portada aparece una referencia al fen¨®meno apocal¨ªptico.
Cerca el fin de las dudas.
La noticia est¨¢ ilustrada con la foto de un tipo holand¨¦s de barba rab¨ªnica y anteojos que sale de un b¨²nker levantando la tapa con una sonrisa.
En M¨¦rida se espera el fin del mundo como si el mundo fuera a seguir rodando otros 13 b¡¯aktunes. En el hotel donde se aloja el periodista hay un encargado maya que se ocupa de llevar a los clientes a las habitaciones. William Medrano es un hombre de mediana edad con un parecido sui generis al actor estadounidense Harvey Keitel, el se?or Lobo de Pulp Fiction, el se?or Blanco de Resevoir Dogs. El se?or William es maya y habla su lengua nativa.
¨C?Usted sabe c¨®mo se dice en maya que ma?ana no se acaba el mundo?
El gu¨ªa de habitaciones responde sin dudarlo.
Le ka¡¯ana¡¯ ma¡¯tu ja¡¯abal behla¡¯e¡¯.
William Medrano habla maya pero no sabe escribirlo. Le ha pedido a un cliente que lo transcriba. El cliente es un jubilado h¨²ngaro que se llama Janus Budev¨¢ri, y a la hora de comer estaba tom¨¢ndose una sopa de lima con su enclenque tronco cubierto por una camisa de tiras. Budev¨¢ri es doctor en Econom¨ªa en una universidad de su pa¨ªs y ha sido consejero agr¨ªcola del Banco de M¨¦xico. Lleva d¨¦cadas yendo y viniendo de Europa a M¨¦xico.
Sabe hablar maya.
Y mexicano.
¡°Eso del fin del mundo es una enorme pendejada¡±.
Janus Budev¨¢ri se ha terminado su cerveza Corona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.