Rajoy no quiere ver al cardenal Rouco
El l¨ªder de los obispos y el Vaticano presionan al PP para forzar la derogaci¨®n de varias leyes del Ejecutivo de Zapatero. La jerarqu¨ªa vuelve a la calle en Madrid contra el desprestigio eclesi¨¢stico
Este ¨²ltimo domingo de 2012 se representa en Madrid un acto m¨¢s de la crisis por la que atraviesa la Iglesia romana en Espa?a, una casa muy dividida. Se trata de la fiesta de las familias, organizada por el cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco con el apoyo estelar del fundador del Camino Neocatecumenal, Kiko Arg¨¹ello, popularmente los Kikos.Tambi¨¦n se mide hoy la temperatura de las relaciones del episcopado con el Gobierno del PP, poblado de ministros que se dicen cat¨®licos practicantes. Entre los discursos que se oir¨¢n toda la ma?ana, al cardenal de Madrid le corresponde la homil¨ªa de la misa. Hay pocas dudas de que Rouco aprovechar¨¢ la ocasi¨®n para desgranar de nuevo su visi¨®n desoladoramente pesimista de la actual sociedad espa?ola.
Transcurrido un a?o en el cargo, el presidente Mariano Rajoy a¨²n no ha recibido al l¨ªder de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), el cardenal Rouco. Es una circunstancia extraordinaria. Nunca se hab¨ªa producido en legislaturas anteriores, ni siquiera con el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, tachado por el Vaticano de ¡°laicista radical¡±. En su ¨²ltimo mandato, Rodr¨ªguez Zapatero recibi¨® a Rouco el 1 de agosto de 2008, cuatro meses despu¨¦s de ganar por segunda vez las elecciones generales. Ambos ¡°constataron sus diferencias en un clima de cordialidad¡±, se escribi¨® entonces, oficialmente.
¡°No hay comentario sobre esas cuestiones", contesta ahora la Oficina de Comunicaci¨®n episcopal sobre posibles reuniones de obispos y ministros. Ni se quiere hablar sobre si el presidente de la CEE tiene solicitada audiencia a Rajoy. El Gobierno tambi¨¦n guarda silencio. En cambio, el PP es un mar de hip¨®tesis e, incluso, de iron¨ªas. ¡°No descarte que quien no haya querido esa entrevista sea Rouco. Su modelo de gobernante cat¨®lico es Esperanza Aguirre¡±, dice un diputado.
Rajoy y el cardenal de Madrid, gallegos los dos, rompieron abruptamente relaciones cuando el PP estaba todav¨ªa en la oposici¨®n y se reunieron para hablar, entre otros temas, de una supuesta campa?a de la cadena de emisoras Cope, propiedad de la Conferencia Episcopal, contra el l¨ªder conservador y en apoyo de Aguirre, siempre seg¨²n la versi¨®n del partido.
Los prelados tienen una visi¨®n tremendista de la sociedad espa?ola
El conflicto, con el periodista Federico Jim¨¦nez Losantos por medio, lleg¨® incluso a Roma y provoc¨® tambi¨¦n un distanciamiento de los cardenales Rouco y Antonio Ca?izares, ya entonces miembro de la Curia romana. ¡°De aquellos polvos vienen estos lodos. Hay dif¨ªcil arreglo¡±, remacha el diputado del PP.
Debilitado tambi¨¦n por la divisi¨®n interna, el sector m¨¢s conservador del episcopado termina este a?o con el mismo des¨¢nimo que le embarg¨® durante los Gobiernos de Aznar (1996-2004). ¡°Deben pensar que llevarse bien con los obispos quita votos¡±, se quej¨® entonces Rouco. La jerarqu¨ªa del catolicismo esper¨® esos a?os, en vano, que el Ejecutivo, que en su segunda legislatura tuvo mayor¨ªa absoluta, derogase o rectificase a fondo algunas de las leyes de los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez (1982-1996). Salvo en materia educativa, sus reclamaciones fracasaron.
Esta vez podr¨ªa ocurrir otro tanto. Pese a no ser peque?a la cosecha ya recogida (la promesa oficial de que la ense?anza de religi¨®n y moral cat¨®licas tendr¨¢ en las escuelas p¨²blicas el mismo rango que otras materias curriculares, a costa de los Presupuestos del Estado), los prelados recelan de que el Gobierno cumpla pronto con lo que, seg¨²n ellos, ¡°cabe esperar de personas que militan en un partido que se proclama democristiano¡±: es decir, la total derogaci¨®n de la ley del aborto; suavizar la ley del divorcio; eliminar el matrimonio entre personas del mismo sexo; que el Ministerio de Educaci¨®n urja a las Administraciones regionales a que paguen los atrasos de los conciertos educativos, que est¨¢n ahogando a miles de escuelas cristianas; y la eliminaci¨®n de ra¨ªz, no solo de la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, como les ha prometido el ministro Jos¨¦ Ignacio Wert, sino de cualquier otra materia que compita con el a?orado monopolio eclesi¨¢stico en materia de moral.
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, tambi¨¦n est¨¢ decidido a atenerse a lo que prometi¨® cuando asumi¨® el cargo. Reformar¨¢ a la baja la llamada ley del aborto, pero est¨¢ muy lejos de derogarla como le reclaman a su derecha (tampoco es seguro que cumpla la palabra, por divergencias dentro del PP; en todo caso, nada ser¨¢ suficiente para quienes, sin rubor, califican de asesinato cualquier despenalizaci¨®n). Y ha zanjado con contundencia el debate del matrimonio gay. Prometi¨® que se atendr¨ªa a lo que dijese el Tribunal Constitucional, y este ha cerrado la disputa. As¨ª que no hay caso, pese a las presiones a que est¨¢ siendo sometido tambi¨¦n dentro del Ejecutivo.
La jerarqu¨ªa quer¨ªa que el PP derogase la ley del aborto y del matrimonio gay
Dicen ahora los prelados que nunca se hicieron muchas ilusiones. Para ello, recuerdan que la vicepresidenta, S¨¢enz de Santamar¨ªa, est¨¢ casada solo por lo civil, y que la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, es madre soltera grcias a la reproducci¨®n asistida, y divorciada y vuelta a casar con un divorciado.
Antes del triunfo electoral de la derecha, los obispos imaginaron una situaci¨®n en la que el poder pol¨ªtico les ayudar¨ªa a aplacar la corriente de opini¨®n, muy creciente, contra el para¨ªso fiscal en que vive la Iglesia cat¨®lica. Han perdido la esperanza, tambi¨¦n. Cuando el Gobierno present¨® su proyecto de Presupuestos para 2012 corri¨® este chiste: ¡°Recortes en ciencia y sanidad: 600 millones de euros. Recortes a la Iglesia cat¨®lica: 0 euros. Cuando tengas un c¨¢ncer, no faltar¨¢ un ensotanado para darte la extremaunci¨®n¡±. El PP no reaccion¨® y los obispos se disgustaron.
Se dice que el dinero es muy cat¨®lico, as¨ª que, pese a tener resueltos a su favor todos los temas pendientes en ese campo, los prelados se sienten maltratados por la opini¨®n p¨²blica y publicada. La presi¨®n ahora es para que paguen el IBI, como en Italia, y por la reforma de la ley que les permite inmatricular bienes que son del pueblo. Est¨¢ en marcha una masiva recepci¨®n de firmas promovida por Europa Laica y un centenar de organizaciones sociales, muchas de ellas cat¨®licas.
Adem¨¢s, est¨¢ el estado general de la religi¨®n cat¨®lica, al margen de ayudas o zancadillas del poder terrenal. ¡°Los tiempos son recios¡±, reconocen los obispos recurriendo al famoso suspiro de Teresa de ?vila. La Iglesia romana est¨¢ en franca retirada y los jerarcas no encuentran la manera de frenar el declive. ¡°Una vi?a devastada por jabal¨ªes¡±, defini¨® la situaci¨®n Benedicto XVI hace cuatro a?os. En palabras de Rouco, 2013 ser¨¢ ¡°un a?o de misi¨®n¡± para recuperar Espa?a para el catolicismo.
El fundador de los ¡®Kikos¡¯, figura estelar hoy, en la jornada de las familias
El obispo de San Sebasti¨¢n, Jos¨¦ Ignacio Munilla, percibe as¨ª la situaci¨®n: ¡°Llevamos una buena temporada empalmando chaparrones, uno detr¨¢s de otro. ?Qu¨¦ actitud deber¨ªamos tener? ?Repetir el dicho err¨®neamente atribuido al Quijote de Cervantes: ¡®Ladran, luego cabalgamos¡¯?¡ ?O, tal vez, hacer nuestro el pensamiento de Kierkegaard: ¡®Toma consejo de tu enemigo¡¯?¡±. Como ¡°la respuesta correcta no habr¨¢ de ser simplista¡±, el prelado advierte, inmediatamente, que ¡°no hay que confundir una actitud humilde con el miedo a expresarnos sin complejos, ni con la pretensi¨®n de dar por bueno el asfixiante clima anticlerical en el que estamos inmersos¡±.
Seg¨²n Munilla (¡°a los hechos me remito¡±) en Espa?a existe ¡°estrangulamiento de la escuela cat¨®lica; imposici¨®n de un proyecto ideol¨®gico anticristiano; linchamiento de los obispos y trato vejatorio hacia la Iglesia; acusaciones de robar al pueblo por el simple hecho de inscribir bienes eclesiales en el registro de la propiedad; manipulaci¨®n de datos fiscales hasta el punto de presentar a la Iglesia como heredera de unos privilegios franquistas¡¡±.
El recuento es demoledor, si fuese cierto. Munilla tambi¨¦n mira hacia dentro. ¡°Espa?a necesita ser misionada. El 50% de los j¨®venes no cree en Dios¡±. Ocurre pese a que millones de chicos y chicas estudian cada a?o religi¨®n y moral cat¨®licas bajo vigilancia episcopal, con profesores (30.000) pagados por el Estado pero seleccionados por cada obispo como si fuesen catequistas. Este a?o lo hacen 1.434.524 alumnos en 2.620 escuelas cristianas, y otros 3.261.823 en los centros p¨²blicos.
Pero lo peor de todo es la divisi¨®n interna, el cisma cada vez m¨¢s visible en que se desarrolla la vida eclesial. Hoy es un ejemplo. Despu¨¦s de dos jornadas de adoraci¨®n eucar¨ªstica en una carpa instalada en los Jardines del Descubrimiento, la ma?ana se abre en la plaza de Col¨®n con la gran ceremonia de las familias. Es su s¨¦ptima edici¨®n, las anteriores muy cr¨ªticas con el Gobierno de Zapatero. Esta vez, las diatribas se centran en las pol¨ªticas de familia, con la esperanza, todav¨ªa, de torcer el brazo del Gobierno de Rajoy para que derogue leyes que ¡°promueven el asesinato¡± (en referencia al aborto) y ¡°acaban con la familia¡±, con la mirada puesta en el matrimonio entre personas del mismo sexo. Al menos la mitad de los eclesi¨¢sticos no comparte ese diagn¨®stico tremendista sobre la sociedad espa?ola. Es la Iglesia de base que hoy no acude a la plaza de Col¨®n.
Los prelados se sienten maltratados por la opini¨®n p¨²blica y publicada
La jornada de las familias se abre con la intervenci¨®n estelar de Kiko Arg¨¹ello, el fundador del Camino Neocatecumenal, ultraconservador, con una visi¨®n apocal¨ªptica de los tiempos modernos. ?l har¨¢ el anuncio del kerygma (del griego, ¡°proclamar como un emisario¡±), seg¨²n el programa. En realidad, se trata, sobre todo, de la presentaci¨®n de su ¨²ltimo libro, El Kerigma, en las chabolas con los pobres, editado por BuenasLetras.
Su sonada presencia, jaleado por el cardenal Rouco, ahonda la divisi¨®n del catolicismo. Ninguna iglesia de base, ni el foro de Curas de Madrid, ni los te¨®logos de la Asociaci¨®n Juan XXIII, ni, lo que es m¨¢s llamativo, la inmensa mayor¨ªa de los obispos espa?oles estar¨¢n en la plaza de Col¨®n. Rouco concita hoy m¨¢s presencia de jerarqu¨ªas del resto de Europa, entre otros varios prelados de la Curia vaticana.
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