No hay ciencia aplicada sin ciencia b¨¢sica
Dada la importancia de la ciencia, sorprende que el Gobierno arrincone la ciencia en la estructura del Estado, los grandes recortes en I+D y la situaci¨®n precaria de los puestos y ayudas a la investigaci¨®n
Una de las diferencias entre los humanos y el resto de los seres vivos es la elevada conciencia que tenemos de nosotros mismos y de nuestro entorno. Los humanos hemos sido capaces de enmarcar espacial y temporalmente nuestra existencia en el universo, y eso ha sido gracias a los avances en el conocimiento que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra historia (el saber). A ese avanzar en el conocimiento es a lo que llamamos ciencia. La Real Academia Espa?ola define ciencia, de manera muy similar a como ya lo hac¨ªa Arist¨®teles, como ¡°el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observaci¨®n y el razonamiento, sistem¨¢ticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales¡±. La ciencia es la base desde la cual la humanidad progresa, el avance del conocimiento en un sentido amplio, general y sin l¨ªmites. A la ciencia a menudo la llamamos ciencia b¨¢sica o ciencia fundamental no orientada, en contraste con la ciencia aplicada.
La ciencia aplicada es un producto de la ciencia y se refiere a la aplicaci¨®n del conocimiento cient¨ªfico b¨¢sico a necesidades humanas y al desarrollo tecnol¨®gico. La ciencia aplicada bebe de la ciencia b¨¢sica, y no aspira a generar conocimiento para el desarrollo de la humanidad, sino a aplicar los principios de la ciencia para el desarrollo de nuevos productos, m¨¦todos o tecnolog¨ªas concretas (medicamentos, herramientas, m¨¢quinas, estrategias, etc¨¦tera). La ciencia aplicada es necesaria en nuestras sociedades pero nunca puede sustituir ni dirigir los objetivos de la ciencia b¨¢sica, que tiene una visi¨®n m¨¢s profunda, ilimitada y a largo plazo. Actualmente la ciencia se realiza principalmente por cient¨ªficos especializados en materias concretas, y se difunde a la sociedad mediante las universidades, los medios de comunicaci¨®n, los museos o los textos de divulgaci¨®n cient¨ªfica. Por su car¨¢cter general, por su dificultad y ambici¨®n en sus objetivos, y por su gran valor (conocimiento), la ciencia b¨¢sica se desarrolla principalmente en organismos p¨²blicos (CSIC, Universidades) de manera que procura ser independiente de las din¨¢micas sociales y econ¨®micas. La ciencia aplicada, que tiene una visi¨®n a m¨¢s corto plazo (incluyendo la posibilidad de obtener r¨¦dito econ¨®mico casi inmediato), se realiza tanto en organismos p¨²blicos como en privados.
Un pa¨ªs que limite la ciencia b¨¢sica dif¨ªcilmente podr¨¢ aplicar la ciencia para el desarrollo tecnol¨®gico; a lo sumo podr¨¢ copiar tecnolog¨ªas de otros pa¨ªses, y por supuesto, no contribuir¨¢ al desarrollo humano. En palabras de B. Houssay, Premio Nobel de Medicina, ¡°no hay ciencia aplicada sin ciencia que aplicar¡±. La inversi¨®n en ciencia b¨¢sica es inversi¨®n en conocimiento que repercute en toda la sociedad, contribuye al progreso de la humanidad y posibilita la realizaci¨®n de ciencia aplicada. Todo ello justifica ese lema tan de moda actualmente: Sin ciencia no hay futuro. Es m¨¢s, sin ciencia tampoco hay pasado, ya que la ciencia nos permite conocer el origen y evoluci¨®n de la materia, de la vida y de las culturas.
Dada la importancia de la ciencia, sorprende que el actual Gobierno de Espa?a arrinconase la ciencia en la estructura del Estado, de tal manera que ya no hay un ministerio que tenga como objetivo principal el potenciarla. Pero m¨¢s sorprendentes han sido los grandes recortes en investigaci¨®n que se est¨¢n realizando actualmente y la situaci¨®n precaria de los puestos y ayudas a la investigaci¨®n. Se hace dif¨ªcil explicar que los recortes en I+D sean, por ejemplo, mucho mayores que los recortes en armamento y defensa. Tambi¨¦n llaman la atenci¨®n las nuevas formas de selecci¨®n de los j¨®venes investigadores candidatos a contratos para realizar una actividad cient¨ªfica en Espa?a (programas Juan de la Cierva y Ram¨®n y Cajal); el actual sistema, aparte de a?adir algunas trabas administrativas, permite que la selecci¨®n final de ese personal se realice por no cient¨ªficos y considere m¨¦ritos no cient¨ªficos, comprometiendo la consolidaci¨®n del talento actualmente acumulado por nuestros j¨®venes investigadores.
De la misma manera cuesta entender el nuevo Plan Estatal de Investigaci¨®n, Desarrollo e Innovaci¨®n (I+D+i), que no menciona la investigaci¨®n b¨¢sica, propone un trasvase potencialmente grande de dinero p¨²blico al sector privado y no resuelve aspectos clave de la carrera investigadora (ver Un plan sin plan, F. Valladares, El Pa¨ªs, 8/1/2013). Los recortes en conocimiento no parecen limitarse al ¨¢mbito de los investigadores. La nueva ley educativa en tr¨¢mite (LOMCE) reduce las ense?anzas del conocimiento b¨¢sico en el bachillerato y permite que se llegue a la universidad sin haber cursado ninguna asignatura que tenga contenido cient¨ªfico. Es m¨¢s, permite que los interesados en realizar carreras de ciencias puedan llegar a la Universidad sin haber cursado asignaturas relacionadas con las ciencias naturales.
La mayor¨ªa de estos cambios no se justifican por la crisis y se han realizado a espaldas de la comunidad cient¨ªfica (y del resto de ciudadanos). Adem¨¢s, inevitablemente, estos cambios van a reducir el potencial de nuestro pa¨ªs y la capacidad de salir de la crisis, desperdiciando los recursos invertidos en ciencia durante los ¨²ltimos a?os (como ejemplo, la llamada fuga de cerebros). Realmente parece que el Gobierno no entienda que la ciencia b¨¢sica es b¨¢sica para el desarrollo de la sociedad y haya decidido que nuestro pa¨ªs no debe contribuir a la generaci¨®n de conocimiento y desarrollo humano. Un desprop¨®sito.
?Juli G. Pausas es investigador del CSIC en el Centro de Investigaciones sobre Desertificaci¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.