Los cormoranes del Vicente Calder¨®n
A ver aves lleva a los chavales de los colegios a descubrir las aves de su entorno En Madrid se pueden observar cormoranes, gaviotas, halcones, ¨¢nades, petirrojos, mirlos, estorninos, entre otras muchas especies
Ojo avizor y armada con prism¨¢ticos, una peque?a multitud de chicos y chicas se agolpa en un extremo del Puente de Toledo, en Madrid. Observan absortos y con mucha atenci¨®n la superficie del r¨ªo Manzanares, el cielo y toda la extensi¨®n que se despliega a sus pies. ¡°Mira, mira, all¨ª, al lado de la escalera del r¨ªo ?qu¨¦ es eso?¡°, se oye, entre las cabezas. ¡°Una gallineta com¨²n y si mir¨¢is al estadio Vicente Calder¨®n pod¨¦is ver a varios cormoranes posados¡±, responde Javier Rico, periodista medioambiental, colaborador de El Pa¨ªs y responsable de la empresa A ver aves, una iniciativa que pretende descubrir a los escolares las especies de p¨¢jaros que habitan en su entorno m¨¢s pr¨®ximo.
Hoy, un soleado d¨ªa de San Valent¨ªn, Mar¨ªa, Gerard, Miguel y sus compa?eros de 1? de la ESO del Instituto San Isidro van a conocer las aves que habitan o est¨¢n de paso en el parque Lineal del Manzanares y que, hasta este momento, les hab¨ªan pasado totalmente desapercibidos, ¡°como al 95% de los viandantes¡±, puntualiza Rico, explorador jefe de la ¡°clase-safari¡±. El paseo finaliza en el Puente de Praga, ¡°con la intenci¨®n de incluir la arboleda que a¨²n se mantiene en pie del parque de Arganzuela¡±. Les acompa?an Flora Espinosa, profesora de Lengua y Yago Carrera, encargado de Naturales y M¨²sica en el Instituto San Isidro. La experiencia no se va a quedar en la salida. ¡°Vamos a aplicar lo aprendido en un proyecto interdisciplinar que abarcar¨¢ desde el estudio de las onomatopeyas procedentes del mundo animal, hasta los cantos de los p¨¢jaros en el mundo musical pasando por el estudio de los h¨¢bitats¡±, explican.
El paseo exploratorio cumple con creces las expectativas: la visita se salda con 23 especies vistas u o¨ªdas. En el r¨ªo, gaviotas sombr¨ªas, cabecinegras y reidoras junto con alguna pareja de ¨¢nades azulones, cormoranes secando su negro plumaje al sol, alguna cig¨¹e?a cruzando el cielo y, como no, el inevitable ¨¢guila de acero (un avi¨®n en lenguaje com¨²n). Si se tiene suerte y se est¨¢ muy atento, pueden aparecer rapaces como el cern¨ªcalo vulgar y el halc¨®n peregrino. El camino contin¨²a hacia el parque de Arganzuela, h¨¢bitat de especies habituadas a picotear en las praderas y pasar el tiempo entre ¨¢rboles y arbustos. Es el lugar de estorninos, mirlos, palomas, lavanderas, cotorras argentinas, gorriones, petirrojos, pitos reales, verdecillos o carboneros comunes.
Primera parada. Alguien descubre un p¨¢jaro diferente. Es una lavandera blanca que investiga por el suelo a la b¨²squeda de alg¨²n rico manjar. Le acompa?a en su deambular una paloma, unos metros m¨¢s all¨¢. ¡°Pero es diferente de las que vemos normalmente", advierte Rico. ¡°?Qui¨¦n me puede decir por qu¨¦?¡±, pregunta. ¡°Es m¨¢s grande y oscura¡±, contestan. ¡°Muy bien, ?algo m¨¢s?¡±. ¡°Tiene algo blanco en el cuello¡±, advierte otro chaval. ¡°Muy bien, en el cuello tiene un collar¨ªn blanco y si echara a volar ver¨ªamos que sus dos alas est¨¢n adornadas con dos franjas blancas. Se trata de una paloma torcaz¡±, desvela. Mientras, Rico pide silencio porque acaba de detectar el canto de un petirrojo en un seto, su escondite preferido.
El descubrimiento de una cotorra argentina posada en un ¨¢rbol se convierte en la excusa perfecta para hablar de las especies invasoras y los problemas que provocan. Los habituales gorriones, que a pesar de ser abundantes est¨¢n empezando a tener problemas, centran la conversaci¨®n sobre la desaparici¨®n de las especies y el papel que juega el ser humano en ello. Y as¨ª, paso a paso, pregunta a pregunta, los escolares llegan al final del camino, pregunt¨¢ndose c¨®mo ha podido ser tan corto y con la certeza compartida de que ¡°esto es mucho mejor que una clase de Naturales¡±.
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