Un tercio de los equipos disponibles para radioterapia del c¨¢ncer est¨¢ anticuado
Espa?a no llega a la media de unidades por mill¨®n de habitantes que recomiendan los expertos El uso de maquinaria antigua aumenta las molestias para los pacientes
La radioterapia necesita actualizarse. El parque de equipos de Espa?a se queda viejo, y la crisis hace que no se renueven, advierte Alfredo Ramos, presidente de la Sociedad Espa?ola de Oncolog¨ªa Radioter¨¢pica (SEOR). En concreto, la SEOR calcula que de las 236 m¨¢quinas que hay en Espa?a, unas 55 tienen m¨¢s de 10 a?os, lo que las convierte en obsoletas. A ellas hay que a?adir 22 unidades de cobalto, que son a¨²n m¨¢s antiguas. En total, 77 m¨¢quinas que habr¨ªa que remplazar casi de manera inmediata, el 33% del total. Eso no quiere decir que sean peligrosas, pero s¨ª que pueden ser manifiestamente mejorables. ¡°Las unidades de cobalto se siguen usando. No sabemos cu¨¢ntas de ellas exactamente pero s¨ª, siguen en funcionamiento¡±, indica Ramos.
Al descolgarse de las novedades se pierden oportunidades terap¨¦uticas. Todav¨ªa Ramos cree que la situaci¨®n no es muy grave, pero la radioterapia ¡ªcomo la oncolog¨ªa en general¡ª evoluciona muy deprisa. Si en el mundo de la medicaci¨®n la tendencia son las mol¨¦culas biol¨®gicas que permiten una atenci¨®n cada vez m¨¢s individualizada (mol¨¦culas espec¨ªficas para mutaciones concretas del paciente), en la radioterapia se va en una direcci¨®n similar: tratamientos cada vez m¨¢s localizados, algunos ofrecidos durante la cirug¨ªa, con el fin de evitar bombardear tejidos sanos y minimizar los efectos secundarios. Y eso solo se puede conseguir con m¨¢quinas cada vez m¨¢s precisas.
El m¨¦dico pone como prueba de este estancamiento que a¨²n se usen bombas de cobalto. Por ejemplo, las cuentas de la SEOR indican que quedan siete en Andaluc¨ªa. La Consejer¨ªa de Salud afirma que solo hay una operativa, en el hospital de Ja¨¦n. ¡°Es antigua, pero su uso no es ineficiente. Se utiliza en tratamientos simples¡±, afirma una portavoz. ¡°Y, adem¨¢s, est¨¢ en proceso de sustituci¨®n. Ya se ha construido el b¨²nker para cambiarla por un acelerador de electrones el a?o que viene¡±.
En la Comunidad Valenciana se ha usado una hasta hace poco. Onc¨®logos consultados indican que tiene muy buenos resultados en algunos casos, como el c¨¢ncer de cabeza y cuello, informa Jaime Prats. Otro problema en estas m¨¢quinas es que su uso es m¨¢s caro y generan residuos que hay que gestionar.
Para evitar este tipo de problemas y ante una necesidad importante de este tipo de equipos, la renovaci¨®n es clave. ¡°Dependiendo del tipo de c¨¢ncer, de la extensi¨®n y estadio del mismo, los resultados de curaci¨®n por tratamiento son el 49% de los casos con cirug¨ªa; radioterapia sola o en combinaci¨®n, el 40% de los pacientes y quimioterapia sola o en combinaci¨®n, el 11%¡±.
La tasa de equipos por mill¨®n de habitantes de Espa?a est¨¢, de acuerdo con los datos de SEOR, en poco m¨¢s de cinco. ¡°B¨¦lgica, Alemania, Noruega, Suiza, Francia, Finlandia, B¨¦lgica, Holanda tienen m¨¢s de seis, algunos hasta m¨¢s de nueve¡±, dice Ramos. La sociedad considera que esas seis unidades por mill¨®n de habitantes son el l¨ªmite m¨ªnimo al que se debe tender, ya que es la manera de garantizar que haya equipos para todos. ¡°Evidentemente, si se rompe una unidad o est¨¢ en mantenimiento o reparaci¨®n, se procura el paciente se trate con otra m¨¢quina del propio servicio para evitar la interrupci¨®n del tratamiento. Si no, se suspende el tratamiento durante unos d¨ªas y se retoma una vez reparada o reemplazada¡±, indica el presidente de la SEOR.
La sociedad, que est¨¢ actualizando el libro blanco de la especialidad, recoge tambi¨¦n que hay grandes diferencias entre comunidades. As¨ª, centr¨¢ndose solo en los aceleradores lineales, las m¨¢quinas m¨¢s modernas, en Andaluc¨ªa hay una por cada 264.000 habitantes. En el extremo opuesto, en La Rioja la hay una por cada 158.000, una diferencia del 40%. Sin embargo, esto hay que matizarlo, ya que en ese c¨¢lculo no se mide la modernidad de los equipos, por ejemplo, y hay otros factores, como el hecho de que comunidades m¨¢s pobladas suelen agrupar los servicios.
Ramos afirma que en el caso de la radioterapia no ocurre como con otras t¨¦cnicas o unidades, donde tiene sentido que haya concentraci¨®n en unidades de referencia. El c¨¢ncer en sus distintas variedades est¨¢ tan extendido que hay que tener unidades de estas en todas partes. Se calcula que en 2012 se diagnosticaron unos 185.000 en Espa?a (sin contar los melanomas), unos 75.000 en mujeres y el resto en hombres.
El peligro en estos momentos est¨¢ en que las compras est¨¢n pr¨¢cticamente paralizadas. Ramos cree que se trata de una pol¨ªtica ¡°cortoplacista¡±. ¡°Una m¨¢quina cuesta unos dos millones, pero puede tratar a 400 o 500 personas al a?o¡±, dice. Eso quiere decir que cada persona tratada cuesta unos 5.000 euros el primer a?o, que es mucho menos de lo que se perder¨ªa si esa persona no se cura, y menos tambi¨¦n que los tratamientos farmacol¨®gicos. Y eso haciendo la cuenta solo para un a?o. Como la m¨¢quina se amortiza aproximadamente en una d¨¦cada, el balance econ¨®mico es mucho mejor, dice el onc¨®logo.
La sociedad plantea como objetivo llegar a esas seis unidades ¡°modernas¡± por mill¨®n de habitantes. Eso supondr¨ªa pasar de los 213 aceleradores lineales a 277. Para ello habr¨ªa que adquirir 106 equipos, contando con que habr¨ªa que renovar las 77 antiguas (las de cobalto y las de m¨¢s de 10 a?os) y comprar 29. Ramos admite que se trata de una inversi¨®n importante y que probablemente habr¨¢ que buscar otras f¨®rmulas de financiaci¨®n. Y pone el ejemplo de c¨®mo las fotocopiadoras se extendieron por todas las oficinas de Espa?a hace 30 a?os: las empresas pagaban un alquiler y un canon por copia. Con ello, se evita el desembolso total del precio y el mantenimiento y la modernizaci¨®n queda a cargo del suministrador. ¡°Cuando falta dinero hay que buscar opciones¡±, concluye Ramos.
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