¡°Viv¨ªa obsesionado por que no me detuvieran¡±
El economista espera un visado definitivo de protecci¨®n internacional en Espa?a
¡°Si te detienen, tienes dos opciones: que te maten o que te torturen para sacarte informaci¨®n¡±, relata Omar Alkhani, un disidente sirio que ha solicitado asilo en Espa?a. Consigui¨® escapar de la guerra en diciembre del a?o pasado, cuando lleg¨® a Granada, invitado por un amigo. ¡°Incluso ah¨ª, un d¨ªa estaba en la calle, tranquilo, y un polic¨ªa mir¨® hacia donde yo estaba, y me dio un salto el coraz¨®n. Viv¨ªa obsesionado porque no me detuvieran¡±.
Alkhani (Hama, 1973), economista, viv¨ªa en Damasco y colaboraba como tesorero con la oposici¨®n al r¨¦gimen de Bachar el Asad. ¡°Sirios instalados en todo el mundo me mandaban dinero para apoyar su revoluci¨®n¡±, explica, a¨²n nervioso, el opositor que empez¨® donando comida y medicamentos para los heridos y los refugiados que se hab¨ªan quedado sin hogar y que cada vez se fue involucrando m¨¢s con los rebeldes. Sin embargo, asegura que nunca ha empu?ado un arma: ¡°Un d¨ªa, un grupo del Ej¨¦rcito Libre Sirio me dio un fusil y me dijo: 'No dejes que te cojan', pero lo ¨²nico que pude hacer fue correr¡±.
¡°No sab¨ªamos qu¨¦ pasaba en el subsuelo¡±, exclama refiri¨¦ndose a la c¨¢rcel y cuenta que los que salen de ah¨ª est¨¢n viajando en todo el pa¨ªs para que no les vuelvan a arrestar. Alkhani tiene primos refugiados en Egipto, Turqu¨ªa y Francia y un hermano en Arabia Saud¨ª. Es la imagen del ¨¦xodo sirio despu¨¦s de m¨¢s de dos a?os de guerra. Desde que ha llegado intenta que su mujer, con la que se cas¨® hace un a?o, pueda unirse a ¨¦l en Madrid, donde vive ahora. ¡°Hace poco me llam¨® y me dijo que hab¨ªa ca¨ªdo una bomba encima de mi coche. Todav¨ªa me persiguen. Ella tiene que vivir con su familia porque nuestra casa es demasiado peligrosa¡±, lamenta. Adem¨¢s, tiene muchos amigos movi¨¦ndose entre ciudades en Siria para que la polic¨ªa secreta no pueda detectarlos, algunos de ellos han muerto en uno de esos viajes.
Para este hombre, Siria era un volc¨¢n dormido durante las cuatro d¨¦cadas de dictadura: ¡°Cuando empez¨® la primavera ¨¢rabe, no pudimos detenernos¡±. Alkhani ten¨ªa nueve a?os cuando Hafez el Asad, padre del actual presidente, machac¨® su ciudad natal en 1982. Murieron entre 10.000 y 40.000 personas en 18 d¨ªas. ¡°Ve¨ªa los bombardeos desde el colegio¡±, recuerda. Cuando acab¨® la guerra hab¨ªa perdido a un hermano de 17 a?os y dos t¨ªos, adem¨¢s de otra veintena de familiares m¨¢s lejanos. Su familia se mud¨® a Damasco. "Desde entonces, tenemos una marca negra, porque somos de Hama y todo el mundo sabe que [El Asad] no nos gusta¡±. Durante esa ofensiva, ¡°solo te entregaban el cuerpo de tus parientes si la familia firmaba un papel que dec¨ªa que hab¨ªan muerto de forma natural. Nosotros siempre quisimos saber qui¨¦n hab¨ªa matado a mi hermano¡±, aclama: ¡°Ahora hacen lo mismo. Por eso, seg¨²n datos p¨²blicos, hay unos 70.000 muertos, pero cuando acabe la guerra veremos que han sido muchos m¨¢s¡±.
Antes de llegar a Espa?a era promotor inmobiliario. ¡°El negocio funcionaba porque la gente no quiere guardarse el dinero en tiempos de guerra. Prefieren invertir en terrenos porque son un valor m¨¢s seguro¡±, afirma. Pidi¨® protecci¨®n internacional en cuanto lleg¨® y, de momento, tiene un permiso temporal de seis meses con el que no puede trabajar y espera el definitivo. Los que se enteraron de que hab¨ªa encontrado una manera de irse le ped¨ªan ayuda, pero reconoce que su posici¨®n social le ha ayudado a huir: ¡°A m¨ª me aceptaron la solicitud [de asilo] porque tengo dinero¡±.
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